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El FMI desempolvó la receta de una vieja conocida de la Argentina: Anne Krueger

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jueves 20 de febrero de 2020 9:57

El organismo vuelve a poner en la mira a los bonistas: son los que deberán ajustarse.


El FMI desempolvó la receta de una vieja conocida de la Argentina: Anne Krueger

Nota extraída de Clarín por Ezequiel Burgo


En noviembre de 2001 la número dos del FMI y representante de Estados Unidos en el organismo, Anne Krueger, planteó en una cena un mecanismo para los países con riesgo de default: que reestructuraran sus deudas porque no había un sistema de quiebras. Krueger propuso precisamente lo que se llamó Mecanismo de Reestructuración de Deudas Soberanas (SDRM según sus siglas en inglés).

El discurso de Krueger fue casi incendiario para la Argentina porque si había algo que no quería Domingo Cavallo, entonces ministro de Economía, es que la Argentina reestructurara su deuda porque ello significaría que sería sinónimo de default y temía por las consecuencias.

Cavallo lanzó un canje (al menos una primera etapa) pero luego el apoyo del FMI terminó en noviembre y la situación se complicó todavía más. Hay que decir que el Fondo no sólo pedía a la Argentina que reestructurar su deuda: también que devaluara.

Pero el planteo de Krueger de 2001 (en realidad de antes porque ya se lo había planteado a José Luis Machinea en 1999) trae de vuelta sobre la mesa un debate conocido en la economía: ¿por qué el FMIy los países que lo integran, deberían salir al rescate de inversores privados? Esto se conoce como teoría del moral hazard, o riesgo moral. Para Krueger, una economista ortodoxa si la hay, es inmoral e injusto que los inversores privados sean rescatados por la arquitectura financiera internacional, cuyos intereses en todo caso están para cuidar la estabilidad de las finanzas globales. Y está claro que si la Argentina defoltea a los bonistas, será más un problema para los bonistas, el país, pero no para la estabilidad económica mundial.

El Fondo Monetario cambió pero no tanto. Se fueron Christine Lagarde y David Lipton y llegó Kristalina Georgieva. Pero el comunicado de ayer del staff sacó del cajón aquella receta del SDRM de Krueger. Y que más acá en el tiempo aplicó a Ucrania y a Grecia. Que paguen los bonistas. De eso modo, el FMI y los países se aseguran cobrar y sin quitas.

En ese sentido, la tesis de Guzmán y Joseph Stiglitz parece encajar a la perfección con la doctrina Krueger-Georgieva: que los países plantean un quita significativa a los privados. Puede ser por motivos morales o porque crean que de ese modo la economía tendrá más chances de recuperación, pero en definitiva lo que el FMIvuelve a recordar es que las variables claves que monitorea es el esfuerzo fiscal y la posición externa. Para ambas son clave despejar el horizonte de vencimientos y que no se atrase el tipo de cambio.

En los próximos días y debates habrá debates y se escucharán posiciones al respecto. El planteo del FMI puede llevar riesgos para la Argentina. ¿Quién va a confiar en el país cuando haga un planteo de una oferta agresiva? “Una contribución apreciable de los acreedores privados”, como dice el FMI. Krueger quiso ganar el Premio Nobel con su propuesta de SDRM en 2001. Stiglitz ya lo tiene. ¿La Argentina es otra vez el laboratorio de una idea académica?