jueves, marzo 28

3 trastornos alimenticios severos: cómo darse cuenta cuando alguien los padece y qué hacer

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La bulimia, la anorexia nerviosa y el trastorno alimentario no especificado son las afecciones más comunes y pueden tener graves consecuencias

3 trastornos alimenticios severos: cómo darse cuenta cuando alguien los padece y qué hacer

05.09.2019 •

Tener un trastorno de la alimentación es mucho más que el impacto nutricional del problema. Las afecciones que se engloban dentro de esta categoría implican severas consecuencias en la salud de la persona, tanto desde el punto de vista físico como psicológico. A su vez, esos efectos negativos se profundizan a medida que el tiempo pasa y el paciente no recibe tratamiento. Por eso, resulta fundamental conocer cuáles son las características de los trastornos más frecuentes, aprender a reconocerlo y saber qué hacer para tratarlo.

La anorexia nerviosa es una de las patologías relacionadas a la alimentación más conocidas actualmente, a pesar de que fue descripta por primera vez hace ya más de un siglo. Las personas que la padecen «sienten un intenso temor a la obesidad, se ven gordas constantemente, suelen hacer actividad física en exceso y tienen una fuerte restricción alimentaria», afirma la Lic. Fernanda Barros, especialista del staff de Medicus.

Otro de los trastornos que se ubica dentro de este gran grupo es la bulimia. Se trata de una afección que se manifiesta a través de «atracones seguidos de sentimiento de culpa, generalmente en forma secreta, conductas purgativas como el vómito autoinducido, y la toma de laxantes o diuréticos», señala la experta. En estos pacientes también es común ver que practican ejercicio físico de manera exagerada.

Existe, además, un trastorno conocido como no especificado, que se caracteriza por una conducta desordenada al momento de comer. Las personas que lo padecen suelen tener atracones recurrentes, suelen consumir algún alimento entre comidas -snacks, galletitas, o algo que esté al alcance de la mano-, y hacer lo que se conoce como «asaltos a la heladera». Esto significa que la abren constantemente en busca de algo para comer, que no necesariamente es un antojo puntual, sino que es algo que calme el hambre y la ansiedad que sienten.

Es importante tener en cuenta que en la mayoría de las ocasiones los tres trastornos mencionados afectan más a las mujeres que a los hombres. Además, «es más común que aparezcan en adolescentes o en adultos jóvenes que en personas de más edad», indica la Lic. Barros.

Las causas que llevan a que una persona padezca alguna de las tres afecciones son diversas, incluso todavía se está investigando en el área. No obstante, hasta el momento es posible afirmar que, en líneas generales, los principales problemas son «que son pacientes a quienes no les gusta su cuerpo, son muy críticos de sí mismo, tienen conflictos familiares o en su entorno de pertenencia», aclara la especialista de Medicus.

En relación a los factores que intervienen, se suelen relacionar con la decisión de comenzar un régimen para adelgazar que acaba por transformarse en una obsesión querer cambiar la apariencia de su cuerpo.

Esto no le quita participación a los factores socioculturales -como los medios de comunicación, por ejemplo, u hoy en día las redes sociales- que tienen un gran papel en la formación del pensamiento de las personas.

Asimismo, los factores familiares, los antecedentes de estos trastornos, o incluso de obesidad, pueden actuar en favor del desarrollo de un trastorno de la conducta alimentaria.

Aunque la persona que padece la enfermedad es la más importante al momento de tomar la decisión de comenzar un tratamiento, lo cierto es que su entorno puede ser de gran ayuda para la detección y la posterior terapia.

¿Cuáles son las principales señales de alerta?

«Si se ve que alguien piensa constantemente en la comida, se preocupa mucho por el peso o habla mucho de dietas, o si compara permanentemente su cuerpo con la silueta de los demás, es posible empezar a pensar que padece un trastorno de estas características», menciona la Lic. Barros. Al mismo tiempo, si se enoja ante cualquier comentario sobre su apariencia, si se aísla de sus amigos o entorno, si hace actividad física en exceso y, por último, si está triste, irritado o agresivo, puede ser que su salud se encuentre en peligro. Es por eso que resulta clave prestar atención a la conducta del otro, dado que quizá sea posible ayudarlo.

Más allá de la detección y de la ayuda del entorno de la persona, lo cierto es que para iniciar cualquier tratamiento es necesaria la intervención de un especialista. Cuando se habla de especialista no sólo implica un nutricionista, ya que en muchos casos es precisa la intervención de un equipo médico y psicológico que contribuya a la recuperación del paciente.

Tener un trastorno de la alimentación es mucho más que el impacto nutricional del problema. Las afecciones que se engloban dentro de esta categoría implican severas consecuencias en la salud de la persona, tanto desde el punto de vista físico como psicológico. A su vez, esos efectos negativos se profundizan a medida que el tiempo pasa y el paciente no recibe tratamiento. Por eso, resulta fundamental conocer cuáles son las características de los trastornos más frecuentes, aprender a reconocerlo y saber qué hacer para tratarlo.

La anorexia nerviosa es una de las patologías relacionadas a la alimentación más conocidas actualmente, a pesar de que fue descripta por primera vez hace ya más de un siglo. Las personas que la padecen «sienten un intenso temor a la obesidad, se ven gordas constantemente, suelen hacer actividad física en exceso y tienen una fuerte restricción alimentaria», afirma la Lic. Fernanda Barros, especialista del staff de Medicus.

Otro de los trastornos que se ubica dentro de este gran grupo es la bulimia. Se trata de una afección que se manifiesta a través de «atracones seguidos de sentimiento de culpa, generalmente en forma secreta, conductas purgativas como el vómito autoinducido, y la toma de laxantes o diuréticos», señala la experta. En estos pacientes también es común ver que practican ejercicio físico de manera exagerada.

Existe, además, un trastorno conocido como no especificado, que se caracteriza por una conducta desordenada al momento de comer. Las personas que lo padecen suelen tener atracones recurrentes, suelen consumir algún alimento entre comidas -snacks, galletitas, o algo que esté al alcance de la mano-, y hacer lo que se conoce como «asaltos a la heladera». Esto significa que la abren constantemente en busca de algo para comer, que no necesariamente es un antojo puntual, sino que es algo que calme el hambre y la ansiedad que sienten.

Es importante tener en cuenta que en la mayoría de las ocasiones los tres trastornos mencionados afectan más a las mujeres que a los hombres. Además, «es más común que aparezcan en adolescentes o en adultos jóvenes que en personas de más edad», indica la Lic. Barros.

Las causas que llevan a que una persona padezca alguna de las tres afecciones son diversas, incluso todavía se está investigando en el área. No obstante, hasta el momento es posible afirmar que, en líneas generales, los principales problemas son «que son pacientes a quienes no les gusta su cuerpo, son muy críticos de sí mismo, tienen conflictos familiares o en su entorno de pertenencia», aclara la especialista de Medicus.

En relación a los factores que intervienen, se suelen relacionar con la decisión de comenzar un régimen para adelgazar que acaba por transformarse en una obsesión querer cambiar la apariencia de su cuerpo.

Esto no le quita participación a los factores socioculturales -como los medios de comunicación, por ejemplo, u hoy en día las redes sociales- que tienen un gran papel en la formación del pensamiento de las personas.

Asimismo, los factores familiares, los antecedentes de estos trastornos, o incluso de obesidad, pueden actuar en favor del desarrollo de un trastorno de la conducta alimentaria.

Aunque la persona que padece la enfermedad es la más importante al momento de tomar la decisión de comenzar un tratamiento, lo cierto es que su entorno puede ser de gran ayuda para la detección y la posterior terapia.

¿Cuáles son las principales señales de alerta?

«Si se ve que alguien piensa constantemente en la comida, se preocupa mucho por el peso o habla mucho de dietas, o si compara permanentemente su cuerpo con la silueta de los demás, es posible empezar a pensar que padece un trastorno de estas características», menciona la Lic. Barros. Al mismo tiempo, si se enoja ante cualquier comentario sobre su apariencia, si se aísla de sus amigos o entorno, si hace actividad física en exceso y, por último, si está triste, irritado o agresivo, puede ser que su salud se encuentre en peligro. Es por eso que resulta clave prestar atención a la conducta del otro, dado que quizá sea posible ayudarlo.

Más allá de la detección y de la ayuda del entorno de la persona, lo cierto es que para iniciar cualquier tratamiento es necesaria la intervención de un especialista. Cuando se habla de especialista no sólo implica un nutricionista, ya que en muchos casos es precisa la intervención de un equipo médico y psicológico que contribuya a la recuperación del paciente.