jueves, marzo 28

Un solo dólar, acumular reservas y bajar la inflación: las tres exigencias del FMI a la Argentina

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Un solo dólar, acumular reservas y bajar la inflación: las tres exigencias del FMI a la Argentina

Un acuerdo con el FMI requiere de un planeamiento de variables muy sensibles, tanto en el plano fiscal como monetario. Los entretelones de la negociación

Si la intención del gobierno tal como ha manifestado el presidente Alberto Fernández es profundizar los esfuerzos por llegar a un acuerdo sustentable con el FMI, que es el escollo más importante que enfrentamos, deberíamos hacernos varias preguntas.

¿El proyecto de ley que explicite un programa económico plurianual para el desarrollo sustentable y que contemple los mejores entendimientos que nuestro gobierno haya alcanzado con el staff del FMI será el Proyecto de Presupuesto del 2022 cuya mayoría de las estimaciones no están en regla con la actual situación económica?

Al respecto el economista Marcos Buscaglia sostiene que «es muy difícil, casi diría imposible, que el programa plurianual que el Gobierno pretende enviar al Congreso a inicios de diciembre contenga algún entendimiento con el FMI». El economista explica que negociar un programa no es tarea sencilla y que al contrario de lo que piensan los economistas del oficialismo, en la economía todas las variables están interconectadas. Un acuerdo con el FMI requiere un preciso planeamiento de como las variables fiscales, monetarias, de crédito, del sector externo y de crecimiento e inflación interactúan entre sí.

¿Considerando como fue la negociación de la deuda con el sector privado, como será un futuro acuerdo con el FMI veremos una negociación parecida a la de los bonistas privados corriéndoles el arco todo el tiempo?

Lo que ocurrió con la renegociación de la deuda con los inversores privados privada en realidad fue una sucesión de presentaciones que hizo el ministro de Hacienda Martin Guzmán a los bonistas y a medida que los acreedores rechazaban las propuestas, el titular de Economía volvía a mejorar la oferta.

El Gobierno terminó ganando por cansancio, pero es probable que esto con el FMI no pueda ocurrir. El principal objetivo de la renegociación era ganar la confianza de los acreedores y reabrir el mercado de deuda para el Gobierno y para las empresas, pero el resultado de haber dilatado tanto la negociación género que los títulos en la deuda canjeados cayeran un 40 por ciento desde septiembre del 2020 que se cerró el acuerdo.

Los desafíos que debe enfrentar Argentina

El ministro de Hacienda continúa con la renegociación de la deuda

En relación a un futuro acuerdo con el FMI, el ex presidente del BCRA Martin Redrado, en una disertación en un evento de real estate este fin de semana en Mar del Plata, sostuvo que «Argentina le va a pagar al FMI, pese a que aún no está cerrado el acuerdo con el que el Gobierno busca reestructurar alrededor de 44.200 millones de dólares. No veo en la coalición gobernante una voluntad de romper con el FMI».

Y agrega: «El primer desafío que tiene Argentina es lograr el acuerdo. Creo que se llegará a un acuerdo liviano que va a permitir llevar las cosas hacia adelante pero antes el avión va a atravesar unos pozos de aire». Redrado propuso que el acuerdo debe contener un programa simultáneo que estabilice el valor del dólar, baje la tasa de inflación y promueva el crecimiento de la economía para que ingresen dólares para aumentar las reservas internacionales del BCRA.

«Es muy probable que más que un entendimiento con el FMI, el programa plurianual contenga el plan que el Gobierno pretende firmar con el FMI. Y es probable también que, igual que los presupuestos que presentó esta gestión ante el Congreso, el plan plurianual sea solo una expresión de deseos, muy distantes de la realidad que se avecina», explica Buscaglia.

La mayoría de los economistas opina que el principal escollo para el Gobierno no es el préstamo con el FMI, como dice el Presidente, sino una parte de la sociedad argentina que no creo en este tipo de acuerdos.

¿Qué hará el Gobierno para cumplir con las principales demandas del FMI entre las que se encuentran unificar el mercado cambiario, aumentar las reservas internacionales, bajar la inflación?

Al parecer el BCRA luego de las elecciones mostró continuidades y cambios en el manejo de la política cambiaria, que es uno de los problemas más difíciles que tiene que resolver el Gobierno en los próximos meses. Por un lado, mantuvo la suave depreciación del peso diaria de los meses anteriores a las elecciones, contrariamente a las expectativas de que aceleraría el paso. Es más, en los posteriores a las elecciones, el Central desaceleró el ritmo de devaluación diaria. Otra continuidad fue la introducción de nuevas regulaciones cambiarias, para cerrar canillas por donde el mercado eludía el cepo cambiario.

Pero también hubo cambios con respecto a lo que venía haciendo hasta el domingo anterior a las elecciones: dejó de intervenir en algunos mercados para contener la brecha, por lo que el dólar MEP sufrió una fuerte apreciación.

De acuerdo a la opinión de Buscaglia, «el objetivo del cambio debe ser dejar de perder reservas para mantener la brecha entre el tipo de cambio oficial y los mercados libres por debajo del 100 por ciento. Hasta septiembre se habrían usado unos u$s2.000 millones de las reservas internacionales para lo que, si fuera el gobierno de Macri, se hubiese llamado financiar la fuga, pero que ahora en palabras de Martín Guzmán se denomina como mantener la brecha cambiaria estable».

Redrado, por su parte, cuestiona la política económica del Gobierno. «Lo que se hace en materia cambiaria no es sostenible, no hay dólares para poder mantener esa radicalización. Argentina tiene hoy un problema de confianza importante. Lo que está distorsionando es la brecha del 100 por ciento en el dólar. Vamos a tener un fuerte desafío cambiario en los próximos tres meses», advirtió. «Los problemas cambiarios que tiene la Argentina no se solucionan con medidas de represión al tipo de cambio», manifestó el ex presidente del BCRA. Ante un futuro acuerdo con el FMI otra de las preguntas que debemos haceros es: ¿qué problemas macro habrá que enfrentar el gobierno para lograr los objetivos que pedirá el FMI?

Una inflación que no da tregua

Lo que se ve a corto plazo es que hay más pesos y menos dólares

En particular, un déficit fiscal muy alto, que se financia con emisión monetaria y que, por lo tanto, ha generado una elevada inflación, al mismo tiempo que existe una presión impositiva insostenible para el sector productivo; pocas reservas internacionales y un tipo de cambio oficial atrasado y al mismo tiempo con una brecha muy grande, una combinación que estimula las importaciones y desestimula las exportaciones. «El problema es que, según expresiones del propio Gobierno y según trascendidos, su objetivo sería reducir el déficit fiscal primario en solo un punto del PBI en 2022, al 3%, en parte sobre la base de subas de impuestos. También, en sus propias palabras, busca evitar una devaluación del peso», señala.

«Esta combinación tiene varios problemas. Un déficit primario de 3% del PBI implicaría, según números del presupuesto, una emisión para financiar el déficit de más de 1,1 billones de pesos en 2022. Esta emisión le seguiría a los 2 billones emitidos en 2020 (7,4% del PBI) y a los cerca de 1,6 billones que terminará emitiendo este año (3,7% del PBI). Más emisión implica más brecha y más inflación. Implica también más emisión de Leliq para esterilizar parte del impacto en precios, alimentando una bola que está carcomiendo el crédito de los bancos al sector privado», explica Buscaglia.

Por su parte, Redrado manifiesta que «el país no puede ingresar en la hiperinflación. Para que haya hiperinflación tiene que haber huida de dinero y todavía eso no se ve». Y agrega: «No hay una salida de pesos porque la economía está encepada. Las empresas que quieran irse a otro tipo de activos no lo pueden hacer. Al no haber una huida de pesos, no tenés un proceso hiperinflacionario. La inflación va subiendo escalón por escalón».

Redrado expresó su preocupación por las distorsiones que tiene la economía y mencionó la inflación, la pobreza y la desigualdad. «El centro de la política económica y social es la lucha contra la desigualdad. América Latina es el continente más desigual del mundo», afirma. «En medio de una inflación que no da tregua hay una gran dispersión de precios. Las tarifas de electricidad aumentaron un 9 por ciento en el AMBA y en el sector de la construcción los precios se dispararon un 87%», compara Redrado.

Para crecer al 3,5% en los próximos 10 años, pidió invertir un 23% del PBI al año, unos 6 puntos porcentuales por encima del promedio observado en los últimos años. «Hay que aumentar nuestras exportaciones para tener más dólares», indica. También afirma que el país necesita «una revolución impositiva y exportadora», y duplicar las exportaciones de bienes y servicios a 10 años, hasta alcanzar los u$s150.000 millones. Para salir de la crisis Redrado plantea la necesidad de un acuerdo entre el oficialismo y la oposición en el Congreso. «Si se ponen de acuerdo y votan cinco leyes en materia económica y fiscal, les aseguro que Argentina tiene 10 años de crecimiento. Esta crisis nos puede permitir generar un país que merezca ser vivido», dice.

Según Redrado, hay una política de represión a la demanda. «Todas las políticas que son represivas siempre generan efectos dañinos sobre la economía. Hoy tenemos más de 15 valores para un mismo producto que es el dólar. Mientras no haya políticas que incentiven la oferta de dólares, está claro que hay una dificultad para poder proyectar. Lo que se ve a corto plazo es que hay más pesos y menos dólares. Necesitamos generar incentivos a la oferta de divisas», manifesta el ex presidente del BCRA.

Lo más probable es que sin una devaluación del peso ni una reducción fuerte de la emisión monetaria, la brecha cambiaria seguirá muy alta y, por lo tanto, las exportaciones no dinamizarán la economía. Además, el sector productivo se vería presionado, por la falta de crédito, por una inflación creciente e incierta y por una mayor presión impositiva.