- 2020-01-11
La investigación arrancó hace 22 meses con los jóvenes abusados que vivían en la pensión de Independiente y de otras instituciones.
«La cámara Gesell es como si al chico lo abrieran, le sacaran todo, se lo volvieran a poner y lo cerraran. Desde ese momento comienza la sanación”. La frase que se repite en la fiscalía 4 de Avellaneda y en la pensión de Independiente, en la que todo cambió hace un año y diez meses, es fuerte pero resume el inicio del profundo proceso de reparación que atraviesan los jugadores juveniles abusados sexualmente en encuentros con mayores sucedidos fuera del club después de que el caso estremeciera al fútbol argentino.
Protocolos y controles médicos y judiciales tan invasivos como necesarios. Sentimientos de culpa. Inseguridades. Bromas hirientes de jugadores rivales. Ataques de pánico. Vergüenza. Miedo. Y como si no fuera suficiente, nuevos intentos de contacto de los abusadores. Todo eso vivieron los chicos víctimas de acoso y abuso cuando se destapó una olla en la que también cayeron pibes de otros clubes importantes de Buenos Aires.
En total fueron 16 las víctimas confirmadas, entre menores y mayores de edad. De ellos, 10 se hospedaban en la pensión del club de Avellaneda, el resto en otras entidades del Conurbano. Los hechos imputados suman 42 ya que hay víctimas que padecieron varios hechos con los mismos acusados. Además, según fuentes de la investigación, hay al menos otros 20 nombres de chicos que podrían haber sido abusados, según las declaraciones testimoniales
Se tomaron testimoniales a 189 juveniles de ocho clubes de la Provincia -incluyendo a Independiente- (desde la fiscalía solicitaron preservar los nombres de las demás entidades para no interferir en la causa). De ellos, 99 recibieron alguna propuesta de sexo por plata. Es decir, el 52 por ciento.
Sólo cuatro de los chicos habían quedado hasta fin de año en la pensión de Villa Domínico. De ellos, uno no continuará allí en 2020 por una cuestión de edad y otra podría quedar con el pase en su poder. Pero, más allá del camino que siga cada uno de los pibes (algunos volvieron a su provincia natal, otros fueron a otro club, etc.), se tratará de que sigan recuperándose del daño sufrido.
«¿Sabés lo que es para un pibe contar algo que da tanto pudor? Lo primero fue sacarlos de la culpa, explicarles que ellos no habían hecho nada y que lo que les hicieron es un delito», dice Fernando Langenauer, licenciado en Educación y director de la pensión del Rojo.
Las entrañas de la pensión están vacías en esta época. Los juveniles están de vacaciones y volverán en los próximos días. Sin embargo, no puede haber relajación. «Les estamos encima de manera permanente. Les mando un mensaje para ver cómo están. No queremos que sufran ningún tipo de retroceso en todo lo que han avanzado, son muy valientes», agrega Langenauer, quien en marzo de 2018 descubrió junto al psicólogo Ariel Ruiz y a todo su equipo de trabajo que varios de los pensionados eran contactados a través de las redes sociales para tener relaciones sexuales a cambio de dinero, botines, pasajes o cargas de la tarjeta SUBE. A raíz de esto, la dirigencia de Independiente hizo la denuncia.
A partir de allí todo fue diferente. «Les avisamos que lo que iba a venir no iba a ser fácil. A los compañeros les pedimos que acompañen desde el respeto, la honestidad y los valores. Vi mucha nobleza de parte de muchos chicos», explica Fernando, que asistió y asiste a los futbolistas y a sus familiares. Las entrevistas en cámaras Gesell (un cuarto acondicionado de dos ambientes separado por un vidrio de visión unilateral) fueron duras y extensas, aunque esenciales para iniciar la cicatrización.
«Hubo que enseñarles a salir adelante. Lo primero es hablar, desde que un chico cuenta lo que le pasó puede empezar a sanar. Fue y es un trabajo diario. Había que prepararlos. Pasó que rivales les decían cosas en los partidos y tuvimos que enseñarles a no reaccionar. Lo bueno es que ninguno quiso dejar», remarca el encargado de la pensión, que subraya a las clases de teatro como una herramienta importante: «El pibe de pensión es muy metido para adentro, es hermético. Habla de fútbol, de juegos, pero de sentimientos puro es difícil que largue algo. Por eso el teatro ayuda un montón. Acá todos hicieron clases de teatro».
La asistencia psicológica y pedagógica es otro ítem indispensable para los chicos. «En independiente acompañaron desde el primer momento. Se armó un equipo interdisciplinario. Intervinieron peritos especializados en delitos contra la integridad sexual, la Dirección Provincial de la Niñez y Adolescencia a cargo de Pilar Molina y el Ministerio de Justicia de la Provincia. También intervino Nación consiguiendo pasajes y hasta Madres del Dolor», destaca Soledad Garibaldi, la fiscal al frente de la causa.
Las terapias no son únicamente para los chicos, sino también para sus familiares, todos del Interior. «Los dirigentes Pablo Moyano (vice 1°), Héctor Maldonado (secretario) y Carlos Montaña (vice 2°) fueron muy importantes para conseguir todo esto. Este club hizo la denuncia de algo que no se denuncia nunca, un tema muy delicado, tabú en el mundo del fútbol. Se puso a disposición en todo. Es lo que corresponde. O denunciás o sos cómplice. No hay grises.», sentencia Langenauer.
También desde el club contactaron a juveniles que estuvieron en la pensión hace ya 3 o 4 años y que, por otros testimonios, se enteraron de que habían pasado por situaciones similares. El caso movilizó a muchos. De hecho, uno de los primeros en ofrecer su apoyo apenas salió todo a la luz fue un jugador consagrado que supo vestir la camiseta de varios clubes grandes y que confesó que en su momento lo había vivido en carne propia.
Pero cuando parecía que todo quedaba en el pasado, en los celulares de los juveniles volvían a caer intentos de contactos de los abusadores. «Cuando los imputados empezaron a quedar libres, los chicos comenzaron a recibir otra vez solicitudes de amistad y mensajes en sus redes sociales. Me lo vinieron a contar. Automáticamente llevamos todas las pruebas a la fiscalía. Pasó en tres o cuatro oportunidades. Siguen sueltos y se inventan perfiles de Instagram y Facebook», revela Fernando.
Garibaldi agrega: «Empezamos a recorrer clubes y lo llamativo es que los chicos lo tenían naturalizado como algo normal y habitual. Nos tomamos el trabajo de explicarles que tenían que avisar a un adulto cada vez que les pasaba y que eso no era normal, que ellos tenían que disfrutar el sexo como querían y no hacerlo por necesidad».
«Hoy los chicos que están acá están bien. Hacen vida normal. Estudian y juegan al fútbol», asegura Langenauer. Lo que todos esperan ahora es que la Justicia haga su parte para que el proceso de reparación sea completo.
Todos esperan justicia. Pero la causa avanzó a paso muy lento en 2019 y casi todos los imputados que habían sido detenidos fueron excarcelados, menos Silvio Fleytas, estudiante y empleado de un supermercado.
Hoy todo está en la Cámara de Casación. Cuando se terminen los últimos peritajes se deberá resolver si se da lugar al pedido de la fiscal Soledad Garibaldi de sostener la acusación inicial de abuso sexual después de que la Sala I de la Cámara de Apelaciones y Garantías de Lomas de Zamora descartara el abuso sexual y confirmara la corrupción de menores por sostener que habría existido consentimiento por parte de las víctimas. Hasta que Casación no dicte un fallo sobre esto la causa no podrá ser elevada a juicio oral.