jueves, marzo 28

Alberto Fernández y Cristina Kirchner juegan con la salud

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Nota extraída de La Nación por Joaquín Morales Solá

Fernández se definió como un reformador y no como un revolucionario, algunas frases suyas de los últimos días indican que cambió ese paradigma.

Alberto Fernández y Cristina Kirchner juegan con la salud

Ninguna revolución es posible si no se cambia el sistema político y económico. A pesar de que Alberto Fernández se definió siempre como un reformador y no como un revolucionario, algunas frases suyas de los últimos días, ciertas decisiones sobre la libertad de la economía y la repetición de restricciones a la producción privada de bienes, indican que cambió ese paradigma. O podría haberlo cambiado.

Algunos protagonistas de la economía se aferran a una conclusión refrendada por médicos y psicoanalistas. Lo que sucede, dicen, son golpes de poder de Cristina Kirchner, decepcionada porque no puede alcanzar el objetivo de la impunidad judicial.

Esos actos brutales de poder son mensajes cifrados a los jueces para notificarlos de quién tiene el mando de la nación política. Puede ser que consiga por la vía de los hechos, y con jueces atemorizados, lo que no logra con las parapléjicas reformas legales.

El último y asombroso vaivén de la administración fue con un aumento magro de la medicina prepaga. El ministro de Salud, Ginés González García, firmó en la mañana del 31 de diciembre una resolución que autorizaba un incremento del 7 por ciento en las cuotas de las prepagas a partir del primer día de febrero.

Esa resolución se respaldaba en varios y serios argumentos sobre el aumento del costo de la medicina durante 2020, según se leyó en el documento oficial. En la tarde del mismo día 31, González García firmó una resolución que decía todo lo contrario: simplemente derogaba la anterior. El argumento fue uno solo: borraba el incremento por disposición del presidente de la Nación.

Como se supone que el aumento del 7 por ciento fue conversado por el ministro con el Presidente (las tarifas son asuntos muy sensibles para el jefe del Estado), la deducción más frecuente en el universo de la medicina es que fue Cristina la que ordenó ese inexplicable y vergonzoso salto atrás.

«Es la resolución 125 de la salud», se enfureció el director de un conocido sanatorio de la Capital. Los sorprendió, sobre todo, el zigzag de González García; lo conocen desde hace más de 40 años. El ministro no llamó a los prestadores de salud, no les explicó nada y no mandó emisarios. Tal vez no sabía qué decirles. Ni siquiera podía explicarles la influencia del costo de la medicina prepaga en la inflación anual: es de solo el 0,7 por ciento.

Puede ser que aquel retroceso signifique una 125 en sus consecuencias económicas, pero difícilmente lo sea en su repercusión social y política. Al revés de lo que hicieron los productores agropecuarios en 2008, las empresas de medicina prepaga no pueden sublevarse ni parar. Trabajan con la salud. Un muerto como consecuencia de sus rebeldías podría destruir el prestigio que tienen y debilitarlas frente al Gobierno.

«Es la resolución 125 de la salud», se enfureció el director de un conocido sanatorio de la Capital. Los sorprendió, sobre todo, el zigzag de González García; lo conocen desde hace más de 40 años. El ministro no llamó a los prestadores de salud, no les explicó nada y no mandó emisarios. Tal vez no sabía qué decirles. Ni siquiera podía explicarles la influencia del costo de la medicina prepaga en la inflación anual: es de solo el 0,7 por ciento.

Puede ser que aquel retroceso signifique una 125 en sus consecuencias económicas, pero difícilmente lo sea en su repercusión social y política. Al revés de lo que hicieron los productores agropecuarios en 2008, las empresas de medicina prepaga no pueden sublevarse ni parar. Trabajan con la salud. Un muerto como consecuencia de sus rebeldías podría destruir el prestigio que tienen y debilitarlas frente al Gobierno.

«Es la resolución 125 de la salud», se enfureció el director de un conocido sanatorio de la Capital. Los sorprendió, sobre todo, el zigzag de González García; lo conocen desde hace más de 40 años. El ministro no llamó a los prestadores de salud, no les explicó nada y no mandó emisarios. Tal vez no sabía qué decirles. Ni siquiera podía explicarles la influencia del costo de la medicina prepaga en la inflación anual: es de solo el 0,7 por ciento.

Puede ser que aquel retroceso signifique una 125 en sus consecuencias económicas, pero difícilmente lo sea en su repercusión social y política. Al revés de lo que hicieron los productores agropecuarios en 2008, las empresas de medicina prepaga no pueden sublevarse ni parar. Trabajan con la salud. Un muerto como consecuencia de sus rebeldías podría destruir el prestigio que tienen y debilitarlas frente al Gobierno.

«Es la resolución 125 de la salud», se enfureció el director de un conocido sanatorio de la Capital. Los sorprendió, sobre todo, el zigzag de González García; lo conocen desde hace más de 40 años. El ministro no llamó a los prestadores de salud, no les explicó nada y no mandó emisarios. Tal vez no sabía qué decirles. Ni siquiera podía explicarles la influencia del costo de la medicina prepaga en la inflación anual: es de solo el 0,7 por ciento.

Puede ser que aquel retroceso signifique una 125 en sus consecuencias económicas, pero difícilmente lo sea en su repercusión social y política. Al revés de lo que hicieron los productores agropecuarios en 2008, las empresas de medicina prepaga no pueden sublevarse ni parar. Trabajan con la salud. Un muerto como consecuencia de sus rebeldías podría destruir el prestigio que tienen y debilitarlas frente al Gobierno.

«Es la resolución 125 de la salud», se enfureció el director de un conocido sanatorio de la Capital. Los sorprendió, sobre todo, el zigzag de González García; lo conocen desde hace más de 40 años. El ministro no llamó a los prestadores de salud, no les explicó nada y no mandó emisarios. Tal vez no sabía qué decirles. Ni siquiera podía explicarles la influencia del costo de la medicina prepaga en la inflación anual: es de solo el 0,7 por ciento.

Puede ser que aquel retroceso signifique una 125 en sus consecuencias económicas, pero difícilmente lo sea en su repercusión social y política. Al revés de lo que hicieron los productores agropecuarios en 2008, las empresas de medicina prepaga no pueden sublevarse ni parar. Trabajan con la salud. Un muerto como consecuencia de sus rebeldías podría destruir el prestigio que tienen y debilitarlas frente al Gobierno.