miércoles, abril 24

Argentina yMéxico pidieron la retirada de sus embajadores enNicaragua por las violaciones a losDD.HH. de Ortega

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Un comunicado emitido por Casa Rosada, no por Cancillería, informó la instrucción de ambos gobiernos al embajador argentino Mateo Daniel Capitanich y el mexicano Gustavo Alonso Cabrera Rodríguez

Después de que el presidente de Nicaragua hace 14 años, Daniel Ortega, apresara la semana pasada al quinto candidato opositor detenido por su régimen (sin contar otros políticos), el gobierno de Alberto Fernández y de Andrés Manuel López Obrador (AMLO) ordenaron convocar a sus embajadores en Managua, Mateo Daniel Capitanich por Argentina y Gustavo Alonso Cabrera Rodríguez por México, para mostrar su descontento con la situación.

Ambos, dice el texto, deberán “trasladarse a sus respectivas capitales, con el objetivo de realizar consultas sobre las preocupantes acciones políticas legales realizadas por el gobierno nicaragüense en los últimos días que han puesto en riesgo la integridad y la libertad de diversas figuras de la oposición (incluidos precandidatos presidenciales), activistas y empresarios nicaragüenses”. 

Argentina y México se abstuvieron la semana pasada frente a la dura resolución del Consejo Permanente de la OEA, que llamó a Ortega a liberar a los presos políticos y respetar las instituciones democráticas. Y ante las críticas que generaron sus posiciones, ambos estados decidieron poner manos a la obra.

El comunicado expresa que tanto Argentina como México se “mantendrán ahora atentos a la evolución de los acontecimientos “con la hermana República de Nicaragua”, y seguirán “promoviendo inequívocamente el pleno respeto y promoción de los derechos humanos, las libertades civiles, políticas y de expresión de toda persona”, más allá de su nacionalidad.

En el comunicado ambos gobiernos se ofrecen a promover “el diálogo para que sean las y los propios nicaragüenses quienes superen esta situación por la vía pacífica”. Esta es una clara referencia a la tirria que sienten los dos gobiernos por lo que llaman “injerencia” en los asuntos internos de un país, con la mira puesta en el secretario general de la OEA, Luis Almagro, con quien mantienen fuertes diferencias sobre este punto.