El dueño de la verdulería contó que recibió amenazas por WhatsApp, porque no quiso “laburar para la delincuencia”.

La violencia crece a pasos agigantados en Rosario, esta vez fue el turno de un pequeño comerciante local, que por negarse a pagar una extorción de 300 mil pesos vio su negocio consumido por las llamas.

El ataque quedó registrado por las cámaras de seguridad, ahí se ve como durante la madrugada de este martes, un sujeto rocía el local ubicado en Donado al 800 con un líquido combustible para luego prenderlo fuego.

Por su parte, Darío, el dueño de la verdulería, contó que hace 22 años están en el barrio y muchos clientes tienen el número de celular para realizar pedidos, y que en las últimas semanas recibieron amenazas por WhatsApp de un número desconocido.

“Nos advertían que nos iban a caer a cerrar el negocio y que teníamos que pagar una suma de 300 mil pesos si queríamos seguir trabajando, como si fuese una cuota”, relató el comerciante santafesino.

En tanto reveló: “Nos decían que si no pagábamos nos iban a cagar a tiros, que iban a bajar (sic) a uno de los que trabajan acá y que nos iban a prender fuego”. El comerciante explicó que no realizaron la denuncia porque los delincuentes también los amenazaban con que si le decían a la Policía “se iba a pudrir todo”.

Para dejar de recibir intimidaciones, decidieron romper el chip del móvil. Fue entonces cuando los agresores empezaron a dejarles notas por debajo de la puerta con un ultimátum: “Avisamos por última vez”.

Fue así como este martes se encontraron con el local ​en llamas. No hubo heridos pero sí daños materiales en el interior del inmueble. El fuego consumió cajones de madera, frutas y verduras. “Siento bronca, indignación y tristeza. Nosotros simplemente queremos trabajar. Es un negocio familiar, somos cinco familias que dependen del negocio. Con eso, nos mantenemos todos”, expresó Darío en una entrevista radial.

En ese sentido, exclamó, “Nosotros no cedimos a darles la plata porque si se la das una vez, después te siguen pidiendo una y otra vez. Al final, tenés que laburar para la delincuencia”.

Al mismo tiempo el comerciante se quejó de la falta de seguridad que hay en la zona, “Vimos las cámaras durante cinco horas y no pasó ni un patrullero, desde las 22 a las 4. Y así pasa todos los días acá”, sostuvo.

“Nos cortaron las piernas. Ahora hay que volver a empezar de cero. Pero no vamos a bajar los brazos, vamos a seguir adelante. Lo único le pido a las autoridades si nos pueden dar un poquito más de seguridad. Y después que pase lo que tenga que pasar, pero vamos a seguir así siempre laburando”, concluyó ofuscado.