jueves, marzo 28

Avanza la virtualidad en la economía argentina

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Inserto en una tendencia global de innovaciones, el jueves pasado el Financial Times publicó un artículo del emprendedor argentino P. Barbieri titulado Digital services are the new growth model Latin America urgently needs («Los servicios digitales son el nuevo modelo de crecimiento que Latinoamérica necesita con urgencia»). La edición de esta semana de The Economist contiene una detallada referencia en el mismo sentido.

La Argentina ocupa un lugar destacado en ese proceso de modernización. Este se va dando concurrentemente con una virtualidad que crece en facetas variadas no solo en lo asociado a desarrollos digitales sino también una particular interpretación de la economía en general tendiente a distorsionar los hechos. Aún enfrentando serias restricciones, lo digital es un factor de dinamismo de actividades, generador de ingresos y ocupaciones y mayor eficiencia. Conviviendo con importantes sectores más tradicionales, se inserta y aporta a nuestra economía. Se da simultáneamente en un contexto en que surgen determinadas lecturas de una realidad en contraste con su sostenibilidad para el conjunto cuando sigue pidiendo una estrategia que mejore las perspectivas de sus habitantes.

Hubo una fuerte recuperación en los meses recientes, pero que, en estos días, tenemos el dilema entre evitar decisiones políticamente más costosas y corregir desequilibrios que se acumulan a la vez de tener una importante restricción externa. Además, para su diagnóstico correcto, percibimos que las estadísticas de las cuentas externas no incorporan cabalmente la realidad de las tendencias de la virtualidad que se incorpora crecientemente al proceso económico.

Desde esa perspectiva, delineamos las siguientes reflexiones sobre la situación actual y las cuestiones para superar las dificultades:

1) Una golondrina no hace verano. Quisiéramos pensar que contamos con el poder y somos efectivos en alterar positivamente la realidad menospreciando el esfuerzo que conlleva que una transformación sea duradera. La notable tasa de crecimiento del PBI de 2021 vino a continuación de una caída superior del año precedente. Hubo movimientos asociados a la pandemia, pero no son los únicos.

Durante períodos previos ya se venía arrastrando y acumulando un significativo deterioro. Es arriesgado extrapolar, a partir del dato del último año, un cambio sostenido de tendencia en esa línea, particularmente cuando se notan desequilibrios que llevan a exacerbaciones de demanda sin correlatos en el espectro de oferta competitiva a mediano y largo plazo.

2) El paso del tiempo nos puede llevar por delante. A veces se quisiera aceptar una representación distinta de la situación para no enfrentarse con la realidad. Los desequilibrios existentes no parecen ir solucionándose con el correr del tiempo. Por el contrario, varios tienden a aumentar, como ser el volumen y la distribución de ingresos y las oportunidades para las personas o, en otro plano, los precios vigentes en la economía en relación con costos de producción (particularmente en servicios públicos). Como sus correcciones conllevan esfuerzos mayores, los decisores de política prefieren evitarlos y no alterar el humor social. Para ello tienen que procurarse recursos, sea por financiamiento o redireccionamiento de los existentes dentro de su jurisdicción. En paralelo, los potenciales aportantes de recursos no sienten que tienen motivos para hacerlo en un juego donde queden expuestos a riesgos o pérdidas evitables.

3) Filtros a la mirada nos ocultan elementos de la realidad. Estamos creando una virtualidad alejándonos de la realidad. Las estadísticas sobre las cuentas externas de Argentina (BCRA e INDEC) están fundamentalmente basadas en registros oficiales, sea del conocido como Mercado Único y Libre de Cambios (MULC), Aduana, etcétera. Sin embargo, están fuera de esos circuitos actividades florecientes, como es la venta de ciertos servicios digitales y conexos al exterior, casos como el turismo receptivo y otros. Estimaciones de cálculo preliminares nos permitirían inferir que se trata de varios miles de millones de dólares anuales, en un proceso que viene creciendo de manera sostenida. En el flujo de fondos también aparecerían otros ingresos, incluyendo los de capital, y su correlato sería fundamentalmente una «Formación de Activos Externos» por no residentes no reflejada en las estadísticas difundidas. Estos se agregan a otros flujos por movimientos de fondos que no pasan por el MULC.

4) Una de cal y otra de arena, pero mejor hacer una buena mezcla. Lo digital y lo virtual mejoran la realidad, aunque también generan dificultades posteriores. Un contexto donde hay diferenciación creciente entre las posibilidades futuras para individuos y las reglas de juego aplicables a distintos segmentos de la sociedad, es propicio a conflictividad entre sus integrantes.Sin embargo, la existencia de ingresos competitivos, como ser los de servicios digitales, aunque informales, actúa como paliativo parcial al derramar hacia otros que proveen a los productores en esas actividades. Los mecanismos son variados ya que no solo están en las compras directas hechas por estos últimos, sino también en el hecho que generan oferta en el mercado no oficial de cambios, aliviando parcialmente efectos inflacionarios, entre otros.

5. «Como siempre: lo urgente no deja tiempo para lo importante» (como nos enseñó Quino con Mafalda). Además, y teniendo en cuenta los elementos previos, estamos propensos a caer en urgencias porque, incluso cuando tuvimos momentos propicios, hemos desatendido lo importante. Cuando surgen complicaciones resulta funcional pivotear la representación de los inconvenientes alrededor de un actor externo. A veces eso se justifica, pero no tendría que ir en desmedro de la responsabilidad indelegable de generar las condiciones de prosperidad a los integrantes de la sociedad. Ello no es resultado solo de la fortuna (magia para algunos). Es que lo virtual esté en contexto de lo real de forma que se apunte a superar los inconvenientes. La evolución de la discusión con el FMI es una prueba de lo que tenemos por delante.

Así es como tenemos que elaborar e implementar una solución concreta a una situación crecientemente compleja. Del pasado corresponde tomar las lecciones que funcionaron y descartar las que no lo hicieron, explicando claramente las causas de lo uno y lo otro. El futuro ya empezó.