Besos porteños, baldosas flojas y la decoración de los hoteles alojamiento: las 13 curiosas observaciones de una extranjera sobre Buenos Aires

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Besos porteños, baldosas flojas y la decoración de los hoteles alojamiento: las 13 curiosas observaciones de una extranjera sobre Buenos Aires

Dejó Londres y se instaló en el país hace 10 años. Fascinada por la ciudad, conoció todos los rincones. Vanessa Bell, periodista y licenciada en Letras, escribió en su blog su percepción acerca de la ciudad y sus habitantes. Y en sus redes replicó la especial mirada sobre la capital argentina. Su publicación en las redes hizo estallar la polémica y se viralizó 5 de febrero de 2020

Vanessa Bell tiene 39 años, llegó a Buenos Aires con 29.
Vanessa Bell tiene 39 años, llegó a Buenos Aires con 29.

«Por alguna razón desconocida, los porteros de los edificios ‘riegan’ las veredas. El resultado es que las baldosas flojas son el enemigo número uno de los peatones salvo que alguien sea un fanático del agua sucia que salpica hasta las rodillas”, afirma entre otras 13 observaciones sobre Buenos Aires y sus costumbres Vanessa Bell, británica que vive en el país desde hace una década.

La publicación de redes de Vanessa superó los 12 mil me gusta en Twitter
La publicación de redes de Vanessa superó los 12 mil me gusta en Twitter

En 2010, Bell, emigró de Londres a Buenos Aires, “fue una elección personal, lo hice por la magia que tiene, y además por mis raíces: mi madre es argentina. Siempre me pareció una ciudad culturalmente rica, ecléctica, espontánea, donde hay buena calidad de vida, transporte y actividades culturales accesibles”, sostiene.

Al poco tiempo de haber vivido la ciudad, con una visión poco común –ni totalmente la de turista, ni totalmente la de local, quizás ambas a la vez– escribió en su blog personal 14 impresiones sobre los porteños y las curiosidades de nuestra capital. Las publicó en un hilo en Twitter y en su cuenta de Instagram… y hubo debate.

Punto por punto, la mirada de Bell

1. Buenos Aires le hace sombra a Nueva York. Realmente esta es la ciudad que nunca duerme. Llevo cansada 359 días.

2. La escasez de monedas y de billetes de poco valor en esta ciudad resulta un misterio. Existen distintas leyendas urbanas y teorías conspirativas que especulan sobre este curioso hecho.

3. Por alguna razón desconocida, los porteros de los edificios “riegan” las veredas. El resultado es que las baldosas flojas son el enemigo número uno de los peatones salvo que alguien sea un fanático del agua sucia que salpica hasta las rodillas.

4. Los chicos argentinos dan besos como si sus lenguas fueran lavarropas puestos en ciclo de centrifugado rápido y los juegos sexuales previos son algo que necesitan googlear (a menos que una tenga suerte).

5. La mayoría de los kiosqueros y comerciantes preferirían sacarse un riñón que darte cambio de cien pesos cuando compraste algo de veinte.

6. Hacer cola es el pasatiempo oficial de los argentinos. La fila rápida no existe y la muerte por burocracia es algo frecuente.

7. No hay nada parecido a un almuerzo gratis. Prefiero pagar a medias.

8. Los hoteles sexuales (telos) son tan cursis como suenan. Las habitaciones tienen una pantalla LED que cuenta los minutos de intimidad, hay espejos desde las paredes hasta los techos, muebles kitsch, jacuzzis, habitaciones temáticas, juguetes sexuales a la venta y hasta algunos ofrecen tarjetas de fidelidad (no es un chiste). Se suele sentir como si estuvieras en una escenografía de una película pornográfica poco confiable de los setenta.

9. Las demostraciones públicas de afecto son totalmente aceptadas tanto en el asiento del subte, en el banco de una plaza o en un restaurante siempre ruidoso y amontonado.

10. Los porteños no saben nada de especias. Les mencionás la pimienta negra y huyen despavoridos.

En sus tours Vanesa rescata el ADN porteño; como parte de su acercamiento a la cultura, los lleva a comer suprema de pollo con puré de papa en el bar Tayuela
En sus tours Vanesa rescata el ADN porteño; como parte de su acercamiento a la cultura, los lleva a comer suprema de pollo con puré de papa en el bar Tayuela

11. Buenos Aires es el reino de la acelga, aunque reciba un trato injusto y cuando, en su encarnación final, termina siendo cocida, resulta un manto arrugado que dice ser una verdura.

12. No hay una explicación lógica para entender el precio de las cosas acá. Por lo que vale un litro de leche se puede viajar el equivalente de Londres a Brighton dos veces.

13. En cuanto a la moda en esta ciudad todo se trata de los viejos chochos. En estos días recibo mis consejos sobre estilo de octogenarios.

Vanessa habla de los porteños con conocimiento de causa. Nació en Francia, vivió hasta los 29 en Inglaterra, pero su conexión con la Argentina la lleva en la sangre. Su madre es franco-checo-argentina, y durante su infancia las visitas a su familia en Buenos Aires eran un tiempo esperado con ansiedad.

“Adoraba venir a Buenos Aires. Los veranos con mis padres y hermano en Villa Gesell eran un paraíso, porque me permitía escapar del frío de Londres y Oxford, visitar a parientes… Los días en la casa de mis abuelos en Vicente López, las callecitas tranquilas, la hora de la siesta… ver los almacenes del barrio, las panaderías, las confiterías”; Bell recuerda esa época con ternura y nostalgia. Además, habla con una excelente pronunciación y modismos 100% locales.

1989, Vanessa junto a su madre y hemano en Villa Gesell @cremedelacremeba
1989, Vanessa junto a su madre y hemano en Villa Gesell @cremedelacremeba

Tuvo una crianza multicultural con costumbres típicas londinenses, “como la puntualidad inglesa, el valor de la palabra” combinada con una dosis porteña inconfundible: “El idioma, la comida, la música… aprendí mucho español con las canciones de María Elena Walsh«.

Hizo todo by the book (lo esperado): estudió Estudios Hispánicos en King´s College en Londres, uno de los centros más prestigiosos del Reino Unido, trabajó como periodista en distintos medios especializados en arte y diseño, hasta que un día decidió dejar el Reino Unido para vivir en Buenos Aires “por toda su magia”.

“Me vine sola, aterricé el 3 de febrero de 2010. Desde que llegué no paré de activar».

Ya en su primer hogar se sumergió de lleno en el ADN porteño, se instaló en la habitación de su profesora de inglés –donde hizo un curso para enseñar–, en lo que fue la vieja Hilandera de la calle Salta, en el barrio de Monserrat. En paralelo, su vocación de periodista la llevó a decodificar la ciudad redactando artículos para revistas internacionales especializadas en diseño y arquitectura como Wallpapermag, Monocle Mag y Dwell.

Inquieta, curisosa y observadora, salió a descubrir las calles y todos sus lugares poco explorados. Así nace su proyecto de tours Creme de la CremeBA que sale de lo convencional y es para extranjeros que buscan entender el entramado sociocultural de la ciudad. “No vamos sólo a Recoleta y Puerto Madero. Les muestro Once, Caballito, Versalles… también el Conurbano. Comemos en una cantina, vamos al almacén, inclusive organicé un té con mi abuelo inmigrante de Checoslovaquia de 91 años en su casa de Belgrano”.

Su departamento en el barrio de Congreso con toques de diseño y su perra Luna que rescató de Parque Centenario
Su departamento en el barrio de Congreso con toques de diseño y su perra Luna que rescató de Parque Centenario

Con más de una década viviendo en Buenos Aires, las 13 definiciones que había escrito recién mudada cambiaron un poco. “Quiero actualizar y reformular lo escrito, aunque algunas cosas siguen igual: por ejemplo el gran problema del cambio, las baldosas y que en Buenos Aires podés querer comer una milanesa a las 5 am y vas a conseguir algo abierto, seguro”.

Sus “críticas” se viralizaron y generaron polémica en las redes. Vanessa se sorprendió con la repercusión de sus tuits. Y buscó explicar algunos malentendidos.

Con respecto a las relaciones y hombres argentinos, uno de los puntos que generaron polémica, Bell sostiene: “No quiero novios ingleses, ni expatriados, quiero tener un novio argentino. Mi reflexión es respecto a la técnica del beso en sí y se basa en varias malas experiencias”.

“Todo lo plasmado fue hecho con cariño y apuntando a que sea divertido”, aclara. Frente a las críticas y enojos en las redes, sostiene: «Esa es otra característica porteña: se autoflagelan pero no les gusta cuando alguien de afuera lo hace. Lo que falta a este país es diálogo y tolerancia”.

Con esta publicación, Bell trató de derribar mitos o falsas idealizaciones sobre la vida en Inglaterra. “No todo es tan idílico como se ve desde el exterior. De hecho muchos argentinos no entienden por qué prefiero vivir en su país en vez que en el mío. Con mi trabajo busco mostrar todo el potencial, que puedan valorar y atesorar lo que tienen, y que dejen de mirar para afuera”.