Cargnello:“La pobreza en nuestra patria no es fruto de la sequía, sino de la corrupción y la mentira”

0
347

En tiempos de protesta social y de un Gobierno provincial deshumanizado e indiferente, la autoridad eclasiástica salteña pidió por “el diálogo” durante su alocución en la tradicional festividad de Sumalao.

En días convulsionados en la provincia, con protestas de trabajadores y reclamos legítimos por salarios mejores, ante un Gobierno provincial que opta por el destrato y por la imposición a las cámaras legislativas de una ley que avasallará contra los derechos de cualquier salteño que intente realizar un reclamo, y en días donde los salarios de los mismos funcionarios públicos están en objeto de debate por el alevoso contraste con el de los trabajadores, la autoridad eclasiástica de Salta apuntó con dureza contra “la corrupción” como causa de los males de la pobreza, y contra la clase política.

Así lo hizo saber el Arzobispo de Salta Mario Cargnello durante su homilía con motivo de las tradicionales festividades de Sumalao en nuestra provincia, y se expresó ante cientos de personas en la concentración religiosa, donde muchos pieles se congregaron y marcharon en largas peregrinaciones pedrestes pidiendo por trabajo, dignidad, salud y bienestar, como suele ocurrir todos los años.

Enfatizó que en Salta “la pobreza es fruto de la corrupción. No puede ser que haya hambre, que haya un 50 por ciento casi de pobres en la tierra bendita del pan. Algo anda mal. La pobreza de nuestra patria no es fruto principalmente de la sequía, es fruto de la corrupción y de la mentira. Del robo de la injusticia”.

“Por eso le decimos al señor, conviértenos y perdona nuestro pecado. Que nos demos cuenta, no solo en el ámbito de la familia, sino también en el espacio de nuestro ejercicio de ciudadanos, que cada uno es responsable, no solo de exigir, sino también de dar trabajo, dar mi trabajo, dar mi trabajo responsable, dar mi incluso mi generosa entrega por una Nación mejor”, continuó moneñor Cargnello.

“Conviértenos para que se haga un pueblo digno de tantos regalos como los que nos hacés. Una tierra prodiga, generosa, en el campo, en las aguas, en la gente buena que hay mucha en nuestro país, que encontremos caminos de diálogo. Fraternidad. Debemos sentirnos hermanos, no enemigos. De optar por hacer el bien y no por ampararnos en ideologías falsas y deshumanizadora”, clamó a Dios el Arzobispo de Salta.

“Que el Señor de la creación, el padre de la humanidad, que él nos mira, nos perdone, nos fortalezca, nos dé luz para tomar decisiones correctas como ciudadanos, y nos dé fuerzas para comprometernos en favor de una Nación mejor para nuestros hijos. El Señor nos dice anímense unos a otros, ayúdense a caminar, sean una familia. El día de la Trinidad Santísima, de Dios, del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, tenemos que experimentar la fuerza que nos une. Que nos haga mirar la familia como un regalo de Dios, mirar a nuestros hijos, decirles que los queremos”, concluyó.