Causas de tener la panza hinchada después de comer

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Cuáles son los diversos motivos que pueden generar distensión abdominal

La distensión abdominal es el nombre médico que se utiliza para la barriga hinchada. Esto puede ocurrir por numerosas causas, pero lo más común es que se trate de gases que, a su vez, se pueden producir por un mal hábito digestivo, una intolerancia alimentaria o muchas otras situaciones.

En primer lugar, debemos saber que el tiempo que dedicamos a comer influye notablemente en que esto ocurra. No masticar correctamente o hacerlo deprisa hace que, al comer, deglutamos mucho aire que acaba acumulándose en nuestro abdomen.

Del mismo modo, los alimentos que ingerimos también son determinantes. Por ejemplo, algunos tienden a provocar una digestión más lenta o con mayor producción de gases y que provocan la barriga hinchada, como las legumbres. Las personas que presentan una intolerancia o alergia a un alimento también suelen tener la panza hinchada. Esto ocurre porque son incapaces de digerir ese alimento correctamente. La intolerancia a la lactosa es uno de ellos.

Incluso, puede deberse a una retención de líquidos, como ocurre justo antes de la menstruación en muchas mujeres. La forma grave es la situación clínica conocida como ascitis, que, en general, responde a patologías más sistémicas, como la cirrosis, la hipertensión portal o la insuficiencia cardíaca avanzada.

El síndrome del intestino irritable, la enfermedad de Crohn o la colitis ulcerosa son enfermedades que presentan este síntoma. No obstante, simplemente puede tratarse de un caso excepcional de una mala digestión o de haber comido demasiado.

Las personas que presentan alguna de estas enfermedades suelen tener otros síntomas, como diarreas o dolor abdominal. Incluso, aunque es mucho menos frecuente, puede ser signo de cáncer. Sin embargo, en este caso los síntomas suelen ser más agresivos. Puede aparecer sangre en las heces, se pierde el apetito y se tiende a perder peso.

Además, de consultar con un médico, dedicale más tiempo y cuidado a tus comidas. Comé despacio, masticá correctamente y elegí bien los alimentos. Por ejemplo, bebé agua en lugar de bebidas alcohólicas o gaseosas mientras comés.

Por otra parte, lo mejor es que no comas demasiada cantidad y que tampoco te excedas con los alimentos muy ricos en fibra, ya que a veces su digestión tiende a provocar muchos gases.

Fuente: Mejor con salud