jueves, marzo 28

Cayó chatarra espacial en un salar de la Puna salteña

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20 DE Diciembre 2019 – La cápsula esférica se desprendió de una sonda aparentemente rusa. Descartaron radiactividad.

Tras seis décadas de carrera espacial, los restos de cientos de misiones vagan sin control por el cosmos y caen inexorablemente sobre la Tierra.

La Puna salteña, que de tanto en tanto asombra al mundo con su caja de Pandora, volvió a sorprender ahora con una cápsula esférica que se precipitó desde el espacio sobre las estribaciones de Inca Viejo, en la zona del Salar de Diablillos, cerca del borde fronterizo del departamento Los Andes con territorio catamarqueño.

Por años científicos señalaron a la región como una ventana propensa a la basura cósmica, pero pocos en el mundo tuvieron el privilegio de ver y tocar algún componente de las naves, sondas y satélites con los que la Unión Soviética y Estados Unidos disputaron desde 1957 la conquista del espacio.

Ricardo Alonso, quien acaba de asumir como nuevo secretario de Minería y Energía de la Provincia, se sumó a la corta lista días atrás luego de que técnicos del organismo le acercaran un “extraño objeto” encontrado cerca de Diablillos. Apenas lo vio supo que estaba ante una singular retazo de la historia de la conquista del cosmos.

“Es un hecho insólito”, remarcó ante el El Tribuno, tras aclarar que el mérito del hallazgo fue de técnicos del organismo que inspeccionaban la zona y se dieron con el artefacto esférico, de aproximadamente 40 centímetros de diámetro y seis kilos de peso, que dejó un pequeño cráter en una ladera y rodó hasta las orillas del salar.

Apenas tomó conocimiento del hallazgo, Alonso se comunicó con expertos de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) quienes, con dispositivos de medición específicos, descartaron radiactividad en el objeto.

Este, a simple vista, muestra indubitables indicios de las extremas fricciones y temperaturas que soportó durante el reingreso a la atmósfera terrestre. El contenedor esférico, que conserva su numero de serie, una típica válvula de gases y una rosca de alta presión en su cabezal de conexión, también muestra las secuelas del meteórico impacto que la abolló y abrió, pese a la inusual dureza de la aleación con que fue concebida probablemente en los setenta u ochenta.

En ese estado la encontró el geógrafo Flavio Abán a orillas del salar donde inspeccionaba proyectos mineros junto a otros técnicos del organismo provincial. “En esa acción quedó reflejada la eficacia que se pretende potenciar en los equipos de inspección y fiscalización de la Secretaría, frente a los procesos de exploración y explotación de minerales, pero también ante lo que acontece en el ambiente y en el desarrollo comunitario que nos compete controlar, proteger y potenciar”, remarcó Alonso, quien se excusó de aventurar el origen del satélite -o sonda espacial- del que formó parte el dispositivo esférico.

La basura de la conquista

Alrededor de 29 mil objetos del tamaño de una pelota y piezas de hasta varios miles de kilos vagan en el espacio, abandonados por los países responsables de lanzamientos y misiones que se remontan a los años 70 y más atrás, inclusive.
Es el caso de la sonda rusa Cosmos 482, lanzada el 31 de marzo de 1972 desde Baikonur (Kazajistán). Su destino era Venus, pero un fallo técnico la dejó anclada a una órbita elíptica en torno a nuestro planeta. Sus componentes caerían en la Tierra en los primeros meses de 2020.
Entre sus piezas resaltan cuatro tanques esféricos de gas, que formaban parte del sistema de propulsión. Fueron concebidos en titanio, con 38 centímetros de diámetro. Su parecido con el artefacto hallado en el departamento Los Andes es asombroso.

Un final rodeado de misterio

En enero de 1999, con un informe que tuvo gran repercusión, El Tribuno advirtió que los restos de una sonda rusa, lanzada rumbo a Marte, se estrelló en la Puna con cinco cápsulas con plutonio 239. La Mars 96 tenía esferas casi idénticas a la que cayó en Diablillos.

f: El Tribuno