Ciberpatrullaje y fuerza bruta: las herramienta k para censurar a las redes sociales

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Luego del ataque esta semana a las cuentas del diario digital Periodismo y Punto y a sus directores, los periodistas del medio quitaron el velo al modus operandi de los trolls oficialistas

El control de las redes sociales se ha convertido en una obsesión para los gobiernos del mundo y en particular del oficialismo argentino. Sobre todo de el sector k, que cuenta tanto con bunkers preparados para responder y atacar como de los fanáticos que organicamente ayudan a perpetrar la censura en redes.

Vale la pena recordar que una de las primeras medidas que tomó el gobierno de Alberto Fernández fue apurar la reglamentación del ciberpatrullaje, creando una dirección con un holgado presupuesto para monitorear lo que sucede en las redes sociales. Tal como lo cuenta en su portal Periodismo y Punto, desde allí comenzaron a darse casos preocupantes en materia de derechos humanos. Como la detención de un músico por criticar en Facebook al gobernador santiagueño Gerardo Zamora, o la visita de Gendermería a un periodista en Chaco por informar sobre el avance del Covid-19.

Ahora bien ¿cómo operan en la realidad para “tumbar” cuentas opositoras?

Según especialistas consultados por Periodismo y Punto, las granjas de trolls se valen de programas como Digimind, un software de escucha en redes sociales e inteligencia competitiva, que transforma los datos sociales y online en información procesable, con la que detectan a sus blancos; y Medusa, para «atacar a nivel de fuerza bruta.

El ataque de fuerza bruta consiste en probar múltiples combinaciones de contraseñas en las cuentas que quieren censurarse, con el objetivo de que Twitter detecte actividad inusual en la cuenta de la víctima y proceda a su restricción. Muchas veces la posibilidad de recuperar la contraseña mediante un código de seguridad resulta imposible, y el usuario termina suspendido.