Cinco curiosidades sobre el olfato

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No subestimes el poder de tu nariz

La nariz se trata de un órgano que hace agradable e interesante nuestra experiencia gastronómica. Además nos advierte de la comida podrida, del vino pasado y de los peligros vinculados con el gas o el humo.

También genera fuertes reacciones emocionales, influye en la atracción sexual y puede usarse como un instrumento analítico sensible.

A continuación, cinco curiosidades sobre los olores:

1. Saboreamos con nuestra nariz

Muchas personas creen que toda la degustación es realizada con ayuda de nuestras papilas gustativas, pero en realidad estas solo pueden detectar si algo es dulce, salado, amargo, agrio o umami (agradable, sabroso).

La verdad es que también “saboreamos” con la nariz, los ojos e incluso los oídos. El sabor general que percibimos a medida que degustamos nuestra comida favorita es una combinación de las señales que recibimos de todos nuestros sentidos.

El trabajo del cerebro es interpretar estas señales y decirnos si la comida está a la altura, si las papas están quemadas, si el repollo está demasiado cocido o si la fruta está madura.

Estos aromas son detectados por receptores en la parte posterior de la nariz que transmiten señales al bulbo olfatorio donde son ordenadas y clasificadas. Luego, la información es enviada al cerebro, el cual transmite la calidad e intensidad de los aromas (u olores) que nos rodean y de los alimentos que consumimos. Cuando decimos que no saboreamos la comida, realmente queremos decir que no podemos olerla.

2. No todos podemos oler

Alrededor del 5% de la población mundial es anósmica; es decir, que no puede oler. Este fenómeno puede resultar devastador. Imagínate que tu comida simplemente no sabe a nada, además, no podés detectar el olor de un pan mohoso, ni de la leche agria o la pizza quemada.

Estas ansiedades a menudo conducen a un estilo de vida insular, a la depresión y a un deterioro de la salud mental.

3. Las infecciones virales pueden renovar tu sentido del olfato

El resfriado común es un conocido ladrón de nuestro sentido del olfato, aunque normalmente lo “roban” de forma temporal.

Sin embargo, para algunas personas el sentido del olfato no regresa después de una infección viral como un resfriado común, ni luego de una sinusitis o una inflamación del tracto respiratorio superior. En algunos casos, la recuperación puede llevar varios años y ni siquiera está garantizada.

La mayoría desarrolla parosmia (incapacidad del cerebro para identificar adecuadamente un olor) durante las primeras etapas de la recuperación, en la que regresan algunos olores cotidianos pero resultan distorsionados y repulsivos.

Estos nuevos olores son difíciles de definir, pero los intentos de describirlos a menudo incluyen palabras como quemado, asqueroso, podrido o cloacal.

4. Entrenar el olfato es mejor que hacer sudokus

Un ejercicio que ayuda a los anósmicos a recuperar el sentido del olfato es el entrenamiento del olfato. Los investigadores creen que el ejercicio sistemático de las neuronas olfativas estimula su crecimiento y su reparación, de la misma manera que la fisioterapia promueve la curación de lesiones.

La técnica fue pionera en Alemania y consiste en olfatear activamente (y concentrarse) en diferentes olores al menos dos veces al día durante varios meses.

Un estudio reciente, realizado en personas mayores, demostró que el entrenamiento del olfato mejora la función olfativa, la función verbal y el bienestar general.

Algo a destacar es el hecho de que el grupo de control recibió sudokus para completar dos veces al día durante el experimento, lo que sugiere que el entrenamiento del olfato es más efectivo.

5. Los humanos pueden rastrear olores como los perros

Una investigación hecha en 2017 demostró que, en realidad, sí podemos. Si bien no tenemos la ventaja del flujo de aire optimizado a través de la nariz de un perro, si practicamos un poco y logramos un nivel olfativo de un perro, podemos rastrear efectivamente los aromas de chocolate en un campo.

Fuente: BBC Mundo