A pesar de que las naftas y el gasoil aumentaron un 57% en lo que va del año, el valor del litro está en su valor más bajo de los últimos 10 años.
El congelamiento de precios de combustibles acordado por el Ministerio de Economía hasta finales de octubre ha comenzado a afectar los niveles de abastecimiento, principalmente en áreas del interior del país. La medida ha generado distorsiones en los precios, lo que ha llevado a una mayor demanda y desabastecimiento en algunas estaciones de servicio.
“Se agrava la falta de combustibles en estaciones de servicio de la ciudad”, tituló el sábado pasado La Capital, el principal diario de Mar del Plata. “Se agrava el faltante de combustible: a la escasez de gasoil se suma la nafta”, dijo el mismo día el diario mendocino Los Andes.
A pesar de los incrementos en el costo del petróleo y del gasoil a nivel internacional, el precio actual del litro de nafta se encuentra en su nivel más bajo en al menos una década. Esto ha llevado a un valor promedio de aproximadamente 70 centavos de dólar por litro en la Ciudad de Buenos Aires, en comparación con un precio histórico cercano a un dólar.
En comparación con otros países de la región, el precio de la nafta en Argentina es considerablemente más bajo. Por ejemplo, en Chile el precio es de 1,5 dólares, en Brasil 1,17 dólares, en Paraguay 0,93 dólares y en Uruguay 1,94 dólares. A pesar de que Argentina es un productor de petróleo, el país aún necesita importar alrededor del 15% del consumo de gasoil.
El costo de importar un litro de gasoil es de aproximadamente 1,98 dólares al tipo de cambio promedio, mientras que en el mercado doméstico se vende a 36 centavos considerando el mismo tipo de cambio, o a 80 centavos al valor del dólar oficial. En todos los casos, el precio es significativamente más bajo que en otros países de la región.
Según argumentan las empresas refinadoras, las restricciones para acceder a dólares del Banco Central las han llevado a pagar las importaciones al tipo de cambio del contado con liquidación, que es la cotización legal utilizada para transacciones en divisas. Esta situación, junto con la intervención de la Secretaría de Energía en la fijación de precios, ha generado una doble brecha de precios que distorsiona el mercado.
Mientras en la Argentina el barril de petróleo criollo se comercializa a US$56, por la intervención de la Secretaría de Energía a través de YPF, en el mercado internacional no se consigue a un precio menor a US$70.
Además, se ha creado una tercera brecha de precios entre el sector mayorista y minorista. “El precio en el servicio mayorista debería valer X menos 10%, más barato que el mercado minorista, pero por la intervención del Gobierno cuesta X más 25% o 30%. Esto genera que haya un corrimiento de los clientes mayoristas, que buscan cargar gasoil en las estaciones de servicio, donde el precio está más barato”, explican.
“Mientras las naftas y el gasoil aumentaron solo un 57% en el año, el tipo de cambio oficial subió 98%, la inflación acumuló otro 98% y el índice de precios internos al por mayor (IPIM) llegó al 87%”, manifiestan desde el sector.
Esta situación se agrava en ciudades cercanas a las fronteras, donde la demanda de combustible se incrementa debido a ciudadanos extranjeros que cruzan la frontera para cargar combustible a precios más bajos.