jueves, marzo 28

Cómo afecta a los adolescentes argentinos levantarse temprano para ir al colegio

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Una investigación llevada a cabo por el CONICET y publicado en “Nature Human Behaviour” reveló que el horario de ingreso a la escuela afecta directamente al rendimiento.Todas aquellas personas que alguna vez viajaron entre países con zonas horarias muy diferentes algunas vez sufrieron de ese cansancio o confusión conocido como jet lag. Sin embargo, es posible no haber estado nunca en un avión y padecer lo que se conoce como jet lag social, característico hoy en día de los adolescentes argentinos.

Este tipo de padecimiento se produce cuando hay grandes diferencias entre el horario de sueño del fin de semana (o de los días libres) y el horario de los días de semana.

Un equipo de investigadores del CONICET comprobó que los adolescentes argentinos que concurren en el turno mañana a la escuela tienen menor rendimiento académico y padecen hasta cuatro horas de jet lag social, lo que puede resultar nocivo para su proceso de aprendizaje.

El trabajo, que se publicó en la revista Nature Human Behaviour, se llevó a cabo en el 2015 e involucró a 753 estudiantes argentinos de la Escuela Superior de Comercio Carlos Pellegrini. Esa muestra incluyó a treinta comisiones en total: quince comisiones de primer año -cinco del turno mañana, cinco del turno tarde y cinco del turno vespertino-; quince de quinto año- -también cinco del turno mañana, que comienza a las 7:45, cinco del turno tarde, que inicia a las 12:40, y cinco del turno vespertino, que arranca a las 17:20-.

 

 

Andrea Goldín, investigadora del CONICET, explicó que un cronotipo es una característica genética que se va modificando con el ambiente: “Todos los mamíferos tienen un cronotipo más nocturno durante la adolescencia y después comienza a bajar. El argentino comparado con el resto del mundo es más nocturno pero el horario escolar empieza a la misma hora que en el resto del mundo”.

En el cuestionario que le brindaron a los estudiantes, los científicos indagaron en cuestiones como qué horarios de sueño manejan los adolescentes en días hábiles, a qué hora se acuestan, a qué hora se levantan o cuánto tardan en dormirse. Con esos datos, lograron construir fundamentalmente cuatro variables o indicadores de su sueño. En primer lugar, obtuvieron el cronotipo de cada adolescente.

Para conocer el cronotipo, utilizaron el punto medio del sueño en los días libres de los adolescentes, ya que en los días libres es cuando el sueño se adecua al horario interno y no depende de factores sociales. La segunda variable que obtuvieron fue la cantidad total de horas de sueño. La tercera variable fue el jet lag social, es decir, la diferencia entre el horario del dormir en los días libres y en los días hábiles de escuela. Y la cuarta variable, fue la proporción y duración de las siestas, que les permitió conocer la cantidad total de horas total que duermen cada día.

Al entrecruzar los datos obtenidos con las calificaciones de cada estudiante (provistas por la escuela) se arribaron a diversas conclusiones: los adolescentes que asisten al turno mañana duermen muy poco y tienen niveles altísimos de jet lag social, especialmente los alumnos de quinto año. Por otro lado comprobaron que los adolescentes de cronotipo más matutino tenían mejor rendimiento al concurrir por la mañana. Sin embargo, esto no permite discernir si los matutinos, en general, tenían alguna ventaja cognitiva respecto de los más vespertinos o nocturnos.