viernes, marzo 29

Cómo alimentarte según tu tipo de trabajo

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Qué dieta es más acorde a tu rutina laboral

Cada trabajo va a ocasionar un tipo de desgaste distinto: físico o psicológico, y dependiendo de ello, nuestro aporte calórico y nutricional será diferente. Debemos hacer que nuestra dieta contenga aquellos alimentos que nos van a proporcionar lo que nuestro cuerpo va a necesitar para realizar las distintas funciones laborales al margen de las funciones metabólicas diarias.

Si el trabajo requiere de mucha actividad física, necesitaremos incluir alimentos con alto aporte energético; si, por el contrario, requiere mayor concentración y menor movimiento físico, necesitamos hacer que nuestra dieta no tenga un alto aporte calórico pero sí contenga las vitaminas y minerales que nuestro cerebro va a necesitar.

Algunos pasan 8 horas en un puesto de trabajo sedentario que no requieren ningún esfuerzo físico. Estos necesitan una alimentación más ligera, con bajo contenido en grasas, con los nutrientes necesarios para prevenir o recuperar sobrecargas del sistema nervioso. Los alimentos no deben ser fuertes, ni picantes. Más bien todo lo contrario.

Sin embargo, en los trabajos de gran esfuerzo físico se debe cuidar especialmente el aporte de energía, para no limitar la capacidad laboral. Por el contrario, en los puestos de gran estrés psíquico, la dieta no requiere cantidades suplementarias de energía, pero sí es preciso un aporte suficiente de aquellos nutrientes que tienen que ver con un buen funcionamiento del sistema nervioso. En cuanto al estrés psíquico, nuestro cerebro, a pesar de representar solo un 2-3% de nuestro peso corporal total, es el responsable del consumo de un 20% de la energía que nos proporciona la dieta.

La alimentación en trabajos que requieren esfuerzo físico debe tener aportes de calidad en la ingesta proteica, hidratos de carbono complejos (integrales o de grano entero) y grasas saludables. Cumplimentar entre 5 y 7 raciones de fruta, verduras y hortalizas. Pautar de manera personalizada los recursos de hidratación como un punto de especial relevancia.

Deben llevar una dieta rica en aporte energético pero sin excederse en calorías: legumbres, arroz integral, carne magra, pescados azules, fruta fresca y frutos secos como almendras y nueces; evitando los fritos, los alimentos procesados y envasados y las grasas. Siendo aconsejable cocinarlos al horno, a la plancha, en guisos para que sea más fácil la digestión.

En los que exigen esfuerzo intelectual, incorporar una dieta nutritiva y de fácil digestión. Mantener un buen estado de hidratación a partir de batidos naturales de fruta sin azúcar, agua, gazpacho, café e infusiones.

Se recomienda una dieta que favorezca la circulación sanguínea y un buen funcionamiento del sistema nervioso y del transporte de oxígeno a las células; que sea de fácil digestión y que no se exceda en aporte calórico. Incluir alimentos ricos en vitaminas del grupo B, vitamina E, determinadas sales minerales como potasio, magnesio y zinc, y oligoelementos (selenio, cromo, silicio) que intervienen en la concentración, en el rendimiento intelectual, en el estado anímico de la persona y en la memoria.

En cuanto los que trabajan conduciendo, debido a los horarios a veces tan irregulares, es importante hacer cinco comidas diarias evitando hacer cenas copiosas y los fritos. Llevar a mano agua, infusiones para beber al menos cada hora y ligeros tentempiés como tortitas de maíz/arroz, zanahorias, alguna pieza de fruta que son de fácil digestión y ayudan a no atacar la heladera al llegar. Evitar los alimentos grasos ya que hacen que la digestión sea pesada y aumente el cansancio del conductor.

Fuente: Alimente f: Nexofin