viernes, abril 19

Cómo era la durísima (y breve) vida de la gente común en la Edad Media

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Nota extraída de La Nación por Victor Soares

Hambrunas, pestes y la inexistencia de medicamentos hacían difíciles los días de los hombres y mujeres medievales

Detalle del óleo El triunfo de la muerte, de Pieter Brueghel, de 1562
Detalle del óleo El triunfo de la muerte, de Pieter Brueghel, de 1562

Al pensar en la Edad Media, solemos fantasear con la vida de reyes y reinas, con los caballeros que partían a las Cruzadas o participaban en torneos con sus armaduras tratando de derribar al rival con su lanza. Pero qué poco sabemos de los hombres y mujeres comunes, que debían trabajar duramente en el campo para poder sobrevivir.

“La vida del hombre era breve y la de la mujer solía serlo más aún”, señala el especialista español Rubén Andrés Martín, profesor de Historia en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y en la Universidad Anáhuac.

En su libro La vida cotidiana en la Edad Media (Shackleton Books), Martín (doctor en Historia de la UNAM) sostiene que “en cuanto culminaba el tiempo de máximo vigor, comenzaba una vertiginosa decadencia de los cuerpos que hacía que llegar a los cincuenta años fuese relativamente poco frecuente”.

“Desgastes en los huesos, lesiones mal curadas, desnutrición y raquitismo eran problemas realmente frecuentes. Además, el ser humano se hallaba totalmente a merced del medio físico: el frío, el calor, la lluvia, la sequía, todos estos eran factores que el ser humano no podía controlar”, afirma el historiador.

Durante la Edad Media fueron frecuentes las hambrunas y pestes, lo que sumado a la ausencia de los medicamentos que conocemos hoy día, provocaban una baja expectativa de vida, que se hacía todavía peor en las mujeres debido a la altísima mortandad materna en los partos por las infecciones (1 de cada 10 mujeres moría en el parto y entre un 25 y 30% de los niños fallecía al nacer).

Las mujeres quedaban embarazadas durante su matrimonio aproximadamente cada 18 meses, unas diez veces a lo largo de su vida fértil, ya que los niños eran considerados futura mano de obra y la mortalidad infantil también era enorme.

Entrevista

– Por lo que cuenta en su libro, más que vivir, el común de la gente sobrevivía en la Edad Media.

– Ha sido algo que ha caracterizado al ser humano hasta tiempos muy recientes, hasta bien avanzado el siglo XX la mortalidad infantil y el hambre eran endémicos y la Edad Media no es la excepción. La fecha media de fallecimiento en el mundo romano era aún más baja, porque vivían en ciudades, que eran menos sanas que las aldeas medievales.

– ¿Cuál era la expectativa de vida?

– Dependía de muchos factores. Podía rondar los 40 años, 60 si uno pertenecía a grupos humanos de vida más cómoda. El parto era una actividad de riesgo, había una mortalidad muy alta. Cualquier infección o problema médico que hoy se resuelve con una pastilla era un riesgo alto. El umbral femenino era más bajo. Las mujeres estaban continuamente embarazadas hasta que llegaba el fin de la fertilidad o morían. No obstante, no solemos encontrarnos con familias con muchos hijos, porque la mortalidad infantil era tan alta que los especialistas no encontraban niños pequeños en las necrópolis, hasta que descubrieron que se enterraban en el hogar. Esta costumbre se mantuvo en el entorno rural del País Vasco.

– ¿Por qué tenían tantos hijos?

– La mortalidad favorecía el hecho de que se intentase mucho, tampoco había muchos anticonceptivos, aunque existían prácticas abortivas.También los hijos eran mano de obra útil para el trabajo.

Los partos eran muy riesgosos en la Edad Media
Los partos eran muy riesgosos en la Edad Media

– ¿Cuáles eran los métodos anticonceptivos?

Se untaban con plantas o usaban tripas de animales, métodos rudimentarios y poco efectivos.

– ¿Era la Edad Media una época más igualitaria que la actual? Parecería que nobles y reyes pasaban por las mismas dificultades y tampoco tenían demasiados artículos que comprar.

– La respuesta es compleja. Es cierto que no existía la diferencia de hoy, con gente viviendo en la calle en las grandes ciudades por un lado y megamillonarios como Elon Musk, por el otro. La calidad de vida y la alimentación de un personaje de la nobleza era peor que la de alguien de clase media de la actualidad. Consumían mucha carne. No tenían variedad de comida, las casas eran desangeladas, con pocos objetos, ropa. Una persona de clase media hoy tiene un armario mejor surtido que un rey de esa época.

Era una sociedad rígida, pero no tanto como algunos pueden pensar: había vías de escape, como el clero. Un pobre podía convertirse en obispo, que tenía un buen nivel de vida. La alta Edad Media se caracteriza por el ruralismo. Y ahí sí a los nobles los caracterizaríamos como pobres. El poder no era tan absoluto, cabía oponerse al rey, conforme se van desarrollando las asambleas. Los parlamentos les van poniendo frenos. Hay menos volumen de dinero, en ese sentido sí era una sociedad más igualitaria que la de hoy, pero las trabas eran más rotundas.

– ¿Cómo eran las comidas de los aldeanos y de los nobles?

– Con mucha frecuencia el número de comidas es reducido y los alimentos no son los actuales. La dieta era muy reducida en carne para los campesinos: comían tocino, carne de puerco que se mata a final de año, ahumada o curada. Consumen principalmente verduras, que se cultivan cerca de la vivienda y cantidades enormes de hidratos de carbono en forma de pan o guisos con cereal aplastado, una pasta no muy bonita. Y la nobleza comía muchísima carne, con preferencia de caza. Eso implica consumir animales salvajes, libres. Incluso se prefiere la carne de las aves. Lo elevado se acerca a la nobleza. Consumir un rábano, que venía de la tierra, era de gente vil, mientras que consumir un faisán cazado por su halcón era considerado lo mejor.

Un campesino ordeña una oveja mientras un niño come sentado a la mesa
Un campesino ordeña una oveja mientras un niño come sentado a la mesa

– ¿Cómo eran los torneos?

– El torneo es un espectáculo técnicamente reservado a la élite. Suelen participar nobles de nivel bajo, medio o alto. Destacar en el torneo puede llevar a una mejora social. Guillermo el Mariscal era el equivalente a Messi de esa época y la masa asistía como espectadora. Sí se sabe de la organización de torneos en el ámbito campesino, sin equipamiento de guerra ni armaduras, que eran caras, sino con lo que podían. El campesino al caballo le saca poco rédito, no tiene capacidad de arrastre, solo sirve para la guerra.

– ¿Existían deportes entre los campesinos?

– Sí, antepasados del vóley, del hockey. Algunos de estos deportes muy antiguos han sobrevivido en el País Vasco y Escocia, son los juegos gaélicos. El propio torneo se puede considerar un deporte. También estaba la justa, en la península ibérica se hacían ejercicios de origen islámico como las escaramuzas. Los juegos de tablero también son muy comunes, el ajedrez, el alquerque, que se encuentran grabados en piedra en muchos lugares. También el “hnefatafl” que jugaban los vikingos. El golpear con el pie una pelota es algo antiguo, en Italia existía el calcio.

El trabajo en el campo era durísimo
El trabajo en el campo era durísimo

– ¿Se trabajaba más o menos que en la actualidad?

– Se trabajaba menos días por las festividades religiosas. Estaba la Navidad, Semana Santa, las festividades de la Virgen, el Corpus Christi, el santoral vinculado al oficio. A eso se añaden fechas que la Iglesia marcaba como festivas, los domingos, la celebración patronal de la ciudad, había muchas. Otro aspecto importante es que la vida se rige por el sol, de tal manera que en verano las jornadas laborales eran largas y durante el invierno eran más cortas. El cambio viene de la mano del reloj mecánico y el desarrollo de la industria. En un obrador se necesita que trabaje las misma horas en verano e invierno.

En el ámbito campesino, en las épocas de mayor volumen de trabajo, el campesino intenta que su horario se desarrolle sobre todo cuando el sol incide menos, se levanta de madrugada. En el ámbito urbano, la salida del sol puede llegar a marcar el horario, no entraban a trabajar a un horario determinado. Al final de la Edad Media empezaron a usar relojes mecánicos o de agua para intentar calibrar el tiempo.

Los torneos eran grandes eventos para la nobleza
Los torneos eran grandes eventos para la nobleza

– Hace poco salió una nota en BBC donde se hablaba de la existencia del sueño bifásico (en dos tandas) en la Edad Media. ¿Está de acuerdo?

– Es cierto, es algo que se percibe en el ámbito monástico, donde tienen una ruptura del sueño a mitad de la noche para el rezo y en otros entornos vitales parece que también. La ruptura de la noche se usaba para diversas actividades, no sé si es bueno o malo en términos médicos. El estrés se ha vuelto algo cotidiano para nosotros. No sé cuando nace el estrés, pero lo común para la mayor parte de la sociedad en esta época es que se podía estar preocupado, pero no estresarse. No tenía sentido correr, porque el mundo se movía de acuerdo al ritmo de Dios, y ese ritmo era que en el verano había mucho trabajo pero era un tiempo feliz, porque se recogían los frutos, que significaban una entrada de dinero. Y en el invierno los días se acortaban y estas gentes descansaban. Muchas veces, en las representaciones del calendario, en los meses de invierno no suelen aparecer trabajando, aparecen sentados, comiendo, tranquilos, no hay tanto volumen de trabajo.

– ¿Qué pensaría una persona de la Edad Media, acostumbrada a vivir en comunidad, del individualismo extremo actual?

– El individuo tal y como lo conocemos, para las personas de esa época hubiera sido una pesadilla, porque es como una planta sin raíces, es un ser desarraigado, que no tiene quien lo cuide ni quien lo proteja, por eso se condenaba a la gente al exilio, una pena que hoy no tendría importancia. Uno podía pertenecer a la familia, entendida en forma extensa, no solo padres e hijos, al grupo social, a la nobleza, al clero, al oficio, y esas pertenencias tenían aspectos ritualizados ligados. La iglesia era muy importante como centro de reunión, como articulador de la comunidad. Suelen ser edificios multiusos, porque han invertido mucho dinero y tiempo de trabajo en construirlos.

Hoy en día consideramos, fruto de la Revolución Francesa, a la libertad y los derechos humanos como consustanciales al ser humano, pero no siempre ha sido así. Hay personas que por no pertenecer a un grupo, no tenían derechos, estaban indefensos.

– Se suele hablar de la Edad Media como una época oscura, pero usted dice que no es tan así.

– Hay un periodo de crisis, pero no hay un ruptura voluntaria, un renegar de la cultura clásica. Durante la Antigüedad, el soporte de la escritura era el papiro. En una librería de Roma un legionario podía comprar un libro. Al final de la Antigüedad, se corta el contacto con Egipto y lo sustituyen con el pergamino, que era carísimo. A lo mejor tienen que matar 400 animales para un libro de 400 páginas. Los religiosos copiaban lo que consideraban que tenía que permaneces y ellos elegían el texto religioso. Hicieron lo que pudieron, pero era muy difícil. Y oscuridad física tampoco, porque hubo el óptimo climático medieval, un fenómeno de aumento de temperaturas, con clima cálido, donde incluso en Inglaterra podían cultivar vid.

– ¿Cómo era la educación de los niños?

– No podemos hablar de educación obligatoria y extensiva, pero el volumen de gente que se acercaba a la cultura es más grande de lo que podemos pensar. Había escuelas de villa donde los chicos podían ser educados. No debían ser tan malas escuelas, porque allí se educó la gente del siglo de Oro, entre ellos Cervantes. Y entonces se crearon las universidades, como Oxford, Bolonia, Salamanca, Cambridge o Coimbra, que todavía existen. También aparecen las bases del pensamiento científico, con Guillermo de Ockham. Dios es importante, es el conocimiento que buscan, pero el punto es cómo se llega a conocer a Dios. Muchos pensaban que había que conocerlo a partir de su obra, estudiando a las aves, las rocas o el propio pensamiento. Se podía estudiar lo que uno quisiera, solo que al final del camino estaba Dios. Además, en las universidades había una libertad bastante notable, donde se llegaba a rozar el ateísmo.