Cómo hablar con una persona que padece Alzheimer

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Algunos consejos para interactuar con quienes sufren esta enfermedad

La enfermedad de Alzheimer es la forma más común de demencia, aparece con mayor frecuencia en mayores de 65 años de edad,​ aunque en raros casos puede desarrollarse a partir de los 40 años.

Una de las principales cosas que debemos tener en cuenta a la hora de tratar con una persona que la padece es la manera de comunicarnos con ellas, ya que los lleva a volverse más rígidas, irritables y apáticas, por lo que debemos tener mucho cuidado.

Debemos ponernos bien de frente y hablarles de manera suave y gesticulando lo menos posible ya que si, por ejemplo, les hablamos muy fuerte, pueden llegar a creer que estamos enojados. No debemos hablarles como a niños porque tampoco corresponde.

Ante la perdida de vocabulario de la personas que para pedir un vaso puede llegar a decirnos, “dame eso que sirve para tomar agua”, los especialistas piden empatía. Una vez que la degeneración avanza y llega a una fase moderada, la comunicación debe cuidarse más.

Las frases han de ser aún más sencillas y breves, y hay que tener en cuenta que llegará un punto, antes o después, en el que ni comprendan lo que se les dice ni sepan expresar lo que sienten. Es ahí donde entra en juego más que nunca el lenguaje no verbal, y lo hace en ambas direcciones.

Desde el punto de vista de los enfermos, por ejemplo, si no recuerdan la palabra o apenas pueden expresar un concepto, ¿cómo señalan, por ejemplo, que quieren ir al baño? Hay que aprender nuevos signos. En ese caso hay que ver cómo se levanta, se vuelve más inquieta, quiere abrir una puerta, siente malestar… hay que tener mucho ojo para estas cosas.

Cuando llega la etapa final, en la que los pacientes ya casi no hablan y solo emiten solo sonidos, se le llama mutismo. Es aquí donde se debe tener paciencia y dejar que aflore el cariño, el respeto y recordar que con esto lograremos mucho más que con los nervios. Según los especialistas responden de manera muy favorable a los componentes emocionales, como los abrazos o los besos.

Fuente: Salud 360