jueves, abril 25

Consejos saludables para freír los alimentos

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Cómo hacer que este método de cocción no dañe tu organismo

Freír es una de las peores opciones a la hora de elegir un método de cocción ya que produce una serie de sustancias de deshecho que pueden perjudicar la salud y el organismo. Además, es una forma de aumentar el contenido calórico de la dieta y la carga de ácidos grasos.

No obstante, existen formas correctas e incorrectas de freír. Hacerlo de una manera adecuada minimiza el daño que este tipo de alimentos pueden ocasionar en el organismo.

Utilizar aceite de oliva

Es importante priorizar el de oliva frente al de girasol. Además, es preferible que sea nuevo, no reutilizarlo. En el caso de tener que volver a usarlo es bueno colarlo previamente. Hay que tener en cuenta que, cuantas más veces se utilice, más probable es que se creen elementos nocivos para la salud.

No todos aguantan el mismo número de frituras, la calidad del producto es un factor clave en este aspecto. Por otra parte, debe de esperarse conseguir una temperatura adecuada antes de sumergir los alimentos. Si se introducen con el aceite frío, se empaparán de este, volviéndose más grasos y menos crujientes.

Sin embargo, la inmersión en aceite muy caliente crea una costra externa que impide que penetre hacia el interior. Es importante introducirlos lo más secos posible y evitar apilar muchos a la vez para evitar que la temperatura del aceite decaiga.

Frituras de pescados

Suele ser recomendable recubrir los pescados de una película de harina para mejorar el dorado y la fritura. Es posible también pasarlos previamente por huevo y pan rallado, ya que se trata de alimentos ricos en agua, cuyo vapor puede ocasionar problemas en el dorado.

Por norma general, los alimentos con gran contenido acuoso deben de freírse entre 160 y 180 ºC. Si se trata de alimentos muy gruesos esta temperatura, incluso, podría descender hasta los 140 ºC, para de este modo evitar que se queden crudos por dentro.

Cuidado con la acrilamida

La fritura es un método de cocción que genera acrilamida, una sustancia cancerígena a medio plazo. Por lo tanto, es un tipo de preparación que no debe de consumirse con frecuencia. Lo óptimo es priorizar la plancha, el horno, la cocción con agua y el vapor como métodos de cocción habituales.

No obstante, es posible consumir fritos y rebozados en alguna ocasión, pero siempre teniendo presente lo que suponen. Los alimentos fritos aumentan su valor calórico y su contenido en ácidos grasos trans.

El aceite de oliva es rico en ácidos mono y poliinsaturados, sin embargo, cuando se someten a altas temperaturas estos grasas se transforman en trans y pueden ser nocivas para la salud. Para minimizar el daño que este método de cocción le puede producir al organismo, es interesante que la dieta tenga la carga de antioxidantes necesaria.

De este modo, se reducirá la producción de radicales libres y los procesos de inflamación que podrían ser nocivos. Las verduras y las frutas han de estar presentes de manera continuada en las preparaciones. Además, el aporte de fibra puede suponer el incremento de la producción de vitamina E y K a nivel intestinal, que también presentan efectos relacionados con la antioxidación.

Fuente: Mejor con salud