viernes, marzo 29

Coronavirus en Argentina: “Siempre nos quedará Suecia”, la historia de espanto entre Axel y Horacio

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Nota extraída de Clarín por Pablo Sigal

La reacción de Axel Kicillof a la intención porteña de aflojar el aislamiento el 17 de julio fue decir que Horacio Rodríguez Larreta tiene más contagios. El Presidente había usado el mismo recurso con los muertos de Suecia para defender la cuarentena.

Coronavirus en Argentina: “Siempre nos quedará Suecia”, la historia de espanto entre Axel y Horacio

“Siempre nos quedará Suecia”, como a Ingrid Bergman y Humphrey Bogart les quedará París. Pero en el caso de Axel Kicillof y Horacio Rodríguez Larreta no es una historia de amor, sino de espanto. Suecia se ha convertido, en la pandemia argentina, en aquello que no deberíamos querer ser. Y el recurso de enfrentarnos con ese espejo que devuelve una mala imagen sigue siendo la estrategia kirchnerista ante la amenaza disruptiva. ¿Por qué? Lo que a comienzos de mayo significó el país nórdico para que el Presidente diera sus lecciones de cuarentena, ahora lo es la Ciudad para el gobernador bonaerense cuando interpreta las aspiraciones porteñas de “libertad”.

Al advertir los primeros movimientos independentistas entre los funcionarios de Juntos por el Cambio, la reacción inmediata de Kicillof fue argumentar que la Ciudad tiene más contagios que el GBA. Lo mismo que había hecho Alberto Fernández para mostrar lo que le podía pasar a la Argentina si seguía la receta del país escandinavo. Muertes y más muertes.

Nadie puede negar hoy que el destino argentino en la pandemia ha sido mucho más amable que el sueco: allá suman ahora más de 5.400 muertos, con menos cantidad de infectados registrados. Y la tasa de letalidad se ubica por encima del 8 por ciento contra la argentina que está por debajo del 2.

Esa diferencia no se dio por casualidad, sino porque aquí se hizo la cuarentena más larga del mundo. Pero ahora que el búnker del encierro es un recurso que empieza a tambalear, la estrategia kirchnerista de volver a focalizar el problema en esa Suecia mental -que en este caso sería la Capital Federal- no parece el camino más conducente.

Para volver a disparar sobre la Ciudad, el gobernador se ampara en el hecho de que la densidad de contagios en el GBA es menor. Y el argumento tiene su verdad. Por la sencilla obviedad de que con el cuádruple de población registran sólo un 25 por ciento más de casos. La relación hoy da que por cada 3 Covid positivos en la Ciudad hay 4 en la Provincia (el 95 por ciento en el Conurbano).

Sin embargo (y más allá de los constantes subregistros de contagios), lo que hay que mirar en este caso no es la película entera que comenzó el 3 de marzo en la Argentina, sino más bien la parte de las últimas semanas en que los números de la Ciudad se estabilizaron por debajo de los mil casos diarios, mientras que los de la Provincia escalaron por encima de los 1.800, con un promedio cotidiano superior a los 1.500.

Esto tiene que ver con que los porteños lograron bajar su índice de contagiosidad apenas por encima de 1 (con un R0 por debajo de 1 la curva de casos empieza a descender), mientras que en el GBA esta marca aún no se ha podido domar. En consecuencia, los contagiados en la Provincia actualmente contagian a más gente que los contagiados en la Ciudad. Es ahí donde el jefe de Gobierno Rodríguez Larreta busca levantar vuelo propio, algo que le ha comunicado personalmente al Presidente.

La primera reacción desde la Provincia, como se ha dicho, fue recurrir de nuevo a “Suecia” como estigma y representación del rumbo censurable. Recurso que por otra parte había quedado flotando en el aire durante el affaire con los runners y el argumento for dummies de que mover el esqueleto al aire libre es epidemiológicamente peligroso. La Ciudad se tragó ese sapo, pero ahora ahora no parece dispuesta a caer otra vez en la telaraña bonaerense.

En menos de dos semanas, el viernes 17 de julio, será el momento de tomar la que seguramente será la decisión más trascendente sobre esta cuarentena tan respetada como discutida. Kicillof por ahora ha preferido defenderse como contador de casos de Covid ajenos antes que dar mayores precisiones sobre cómo hará para morigerar los contagios propios y ponerse a tiro de la Ciudad.

La mayor incógnita, que pronto tendrá su respuesta, es qué papel tomará Alberto Fernández en este “hogar para dos” llamado AMBA, en el que el enduido colocado hace cuatro meses ha empezado a resquebrajarse. Una de las opciones que asoma en el horizonte sería aplacar el “síntoma Suecia” y organizar una salida ordenada y racional de la cuarentena, sin dramatismos, ya sea de forma conjunta o separada. La otra, echar mano al repertorio clásico, ponerse en la piel del mítico Sam y simplemente “tocarla de nuevo”.