viernes, marzo 29

Coronavirus: “Las infecciones por aerosoles constituyen la única forma de contagio significativa”

0
280

Entrevista a José Luis Jiménez, el científico español que anticipó la clave de ventilar

Es el científico que convenció a la OMS de que no había que perder tiempo y dinero en desinfectar superficies y que los esfuerzos debían concentrarse en el aire. En diálogo con Página 12 describe qué son los contagios por aerosoles, explica cómo combatirlos y reflexiona sobre la presencialidad en las escuelas.

José Luis Jiménez es doctor en Ingeniería por el MIT y catedrático en la Universidad de Colorado.
José Luis Jiménez es doctor en Ingeniería por el MIT y catedrático en la Universidad de Colorado.

“No hay ningún caso documentado de contagio por superficie. Y la realidad es que las infecciones por gotas tampoco se han demostrado para covid. Por el contrario, hay muchísimas evidencias de que el contagio transcurre por el aire; por este motivo afirmamos que las infecciones por aerosoles constituyen la única forma de contagio significativa. Esta es una pandemia de interiores”, afirma José Luis Jiménez, doctor en Ingeniería por el Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT) y catedrático de Química y Ciencias Medioambientales en la Universidad de Colorado (EEUU). Jiménez es un científico español que fue reconocido en la esfera pública por ser uno de los que primero alertó a la OMS que la pandemia transcurría por el aire. “Esto es como un humo invisible del cual hay que aprender a protegerse”, dice. Y luego completa: “Existen 20 veces más posibilidades de infectarse en interiores que en exteriores”. En este diálogo con Página 12 describe qué son los contagios por aerosoles, explica cómo combatirlos y reflexiona sobre la presencialidad en las escuelas.

–¿Qué son los contagios por aerosoles?

–Un virus como el Sars CoV-2 está presente en la saliva y en el fluido que moja todo nuestro sistema respiratorio desde la nariz hasta los alveolos. Para contagiar, debe llegar a las mucosas de otra persona y lo puede hacer de diversas maneras: por contacto directo con un beso, indirecto cuando alguien tose en su mano y otro sujeto toca esa mano o bien a partir de superficies. Pero, también, puede ser a partir de pelotitas de saliva o fluido respiratorio que se expulsan al aire al respirar, cantar, gritar, toser o estornudar. A las grandes se les denomina gotas y a las pequeñas aerosoles.

–¿Cuál es la diferencia entre ambas?

–Una gota es un proyectil, es decir, sale de un individuo y se dirige como una pequeña bola de cañón por el aire y si no le da a nadie cae al suelo. Puede infectar si cae en el interior del ojo, la parte expuesta de las fosas nasales o en la boca. La OMS, de hecho, ha dicho durante todo el año pasado que esa era la vía de contagio dominante y aún en el presente le otorgan un espacio importante. En cambio, la de aerosoles son pelotitas de saliva o de fluido respiratorio más pequeñas que ya no se comportan como un proyectil. Se parecen, más bien, al humo del tabaco, que sale por nuestras vías y se estaciona por la fricción del aire. Se queda flotando, de manera que uno lo respira si está muy cerca de alguien.

–Es una comparación muy clara la del contagio por aerosoles y lo que sucede cuando alguien fuma.

–De la misma manera que si uno se aleja de un fumador respira menos humo, si se aleja de un contagiado respira menos virus. Por eso es que tomar distancia social funciona para evitar la infección. La otra situación se produce al compartir el aire en una habitación: si estás mucho tiempo compartiendo el mismo aire se generan muchos contagios. Todos los casos de supercontagios registrados de covid tienen las mismas características. Se trata de gente compartiendo el aire en interiores durante mucho tiempo.

–La OMS sostenía que no se transmitía por aerosoles sino por superficies y gotas. Esa postura se modificó de manera reciente…

–De hecho, cuando (junto a un grupo de científicos) les decíamos que creíamos que buena parte de las infecciones se producían por aerosoles nos señalaban que generábamos desinformación. La evidencia a la fecha está concentrada en nuestro artículo de The Lancet, donde resumimos muchísimas pruebas y contamos que no hay ningún caso documentado de contagio por superficie. Y la realidad es que las infecciones por gotas tampoco se han demostrado para covid. Por el contrario, hay muchísimas evidencias de que el contagio transcurre por el aire; por este motivo afirmamos que las infecciones por aerosoles constituyen la única forma de contagio significativa. Esta es una pandemia de interiores y de contagio por el aire.

–En julio de 2020, incluso, enviaron una carta al organismo. Un texto firmado por 239 científicos…

–Ante la postura de la OMS, en marzo de 2020, conformamos un grupo internacional de científicos de diferentes especialidades para poder conversar con el organismo. Nos respondieron rápido y nos reunimos con ellos el 3 de abril, pero sostuvieron su posición a favor del contagio por gotas y superficies. A partir de allí intercambiamos varias cartas, una de ellas la escribí yo para señalar los errores que habían comunicado en la reunión. Conseguimos los apoyos de científicos de alto nivel que también firmaron un nuevo texto. La publicamos el 6 de julio y tuvo un gran impacto: tanto The New York Times como otros medios del mundo reportaron nuestro trabajo. Desde entonces hemos seguido luchando con la publicación de artículos, la participación en entrevistas en medios, reuniones con gobiernos y discusiones públicas. Recién el 30 de abril pero de 2021, la OMS escribió un informe en inglés en el que asumió que la transmisión por aerosoles es muy importante. El 7 de mayo la CDC (Centros para el Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos) hizo lo mismo. Todavía continúan las diferencias de cualquier manera, pues para nosotros los aerosoles no solo son importantes sino que constituyen la única vía significativa de contagios. Esto es como un humo invisible del cual hay que aprender a protegerse.

–¿Cómo comprobaron que los aerosoles desempeñan un lugar tan significativo?

–El mejor resumen es nuestro artículo de The Lancet. Allí sintetizamos 10 evidencias científicas que apoyan la transmisión aérea. Existen 20 veces más posibilidades de infectarse en interiores que en exteriores, y ello solo se puede explicar a partir del ejemplo del humo porque si se tratase de un proyectil la gravedad sería equivalente dentro y fuera. Todos los casos de superpropagación se advierten en los sitios con mala ventilación, hay cero casos de superpropagación que apunten a las gotas o a las superficies. El hecho de que haya mucha transmisión a partir de gente asintomática es clave porque se trata de personas que no tosen ni estornudan, la única opción son los aerosoles. Otra prueba es que se ha localizado el virus en el aire. La CDC y la revista Nature informaron que las superficies contagian mínimo, hablan de una probabilidad de 1 en 10 mil.

Cómo combatir los aerosoles

–Si ya se sabe que el aire constituye uno de los principales canales de contagio, ¿cómo hacer para no infectarse?

–Lo más importante es explicarlo: uno se contagia al respirar el aire que sale de otras personas. Sobre todo en dos situaciones, cuando se está muy cerca de alguien conversando y sin distancia y sin barbijo, así como también, cuando se comparte una habitación por bastante tiempo. No todo el mundo contagia igual: existe una enorme variación en la carga viral, tanto en el tiempo y en las personas.

–Eso es lo que explica que, en muchos casos, en una pareja que convive, uno se contagia pero el otro no…

–Exacto. Si hay más gente que niega la ciencia es porque muchas veces no explicamos lo suficientemente bien. Lo más eficaz para evitar infectarse es el aire libre: todas las reuniones que realizamos, ya sean de trabajo, de pareja o de recreación habría que pasarlas a sitios como parques o plazas. Con distancia y barbijo esta situación es muy segura. En los interiores no hay ninguna protección que funcione como talismán, es decir, que sea 100% segura. Hay gente que piensa que por llevar el barbijo ya está en condiciones de liberarse y hacer lo que quiere. No funciona así, de hecho, muchas personas lo usan pero muy mal. Dejan huecos a los costados, por donde pasa el aire sin filtrar. Hay que llevarlas bien ajustadas, si es necesario que dejen alguna marca en la cara.

–También hay que ventilar…

–Sí, el aire que está dentro debe salir y a la inversa. La ventilación debe ser continua, cruzada, distribuida y medida. “Continua” es mientras hay gente, no sirve con abrir ventanas antes o después de que lleguen las personas; “cruzada” ya que es mejor abrir varias ventanas un poco que abrir una sola mucho; “distribuida” con el objetivo de crear una circulación de aire; y “medida”, a partir de la medición del CO2, que indica la pauta para saber si se está ventilando bien o mal. Hay unos sensores infrarrojos que funcionan muy bien y que cuestan entre 60 y 100 dólares. En una habitación cerrada, con poca ventilación, el CO2 se va acumulando, de manera que el aire que se respira se convierte en aire de segunda mano que ya ha estado en los pulmones de alguien previamente y si ha salido con virus se convierte en una situación peligrosa. Recomendamos mantener el CO2 por debajo de 700 partes por millón. El manejo del aparato es sencillísimo y permite tomar decisiones en el momento: si está por arriba de esa medida se debe ventilar más y si está por debajo y hace frío pueden cerrarse unos centímetros las ventanas por un momento.

–En Argentina, uno de los grandes impulsores de su postura es el físico Jorge Aliaga. De hecho, él mismo ha elaborado medidores que ya están siendo utilizados.

–Sí, Jorge ha estado trabajando con nosotros. Es una propuesta que es factible, dentro de los miles de millones que cuesta la pandemia, destinar tan solo un poco a diseñar medidores puede ser fundamental. Contar con uno por escuela, por ejemplo, sería clave a un precio irrisorio en relación a lo que se ahorra si la gente se contagia menos. Además podrían dejarse porque hay muchas enfermedades respiratorias que se transmiten por el aire. La ventilación y los medidores son hábitos y tecnologías a las que deberíamos acostumbrarnos.

–¿De qué manera este cambio de paradigma podría modificar el rumbo de la pandemia?

–Una investigación científica escrita en una revista de prestigio puede ser muy bonita pero el asunto es contarle a la población lo que sucede con los aerosoles. Por eso es que la comunicación que nosotros hagamos en medios puede ser muy importante. El gobierno argentino ha sido de los que más ha hecho para difundir lo fundamental que es la ventilación.

Escuelas

–Por último, la presencialidad escolar es un tema que se ha debatido en todo el mundo. ¿Cuál es su postura?

–Es un tema bien complicado. En las escuelas hay contagios, pese a que se ha mentido descaradamente al decir que no había. Además, con las nuevas variantes, los niños que antes se contagiaban menos ahora lo hacen más. En general, no cursan la enfermedad de una manera grave pero pueden contagiar a sus padres o a sus abuelos. Por otro lado, también es válido pensar que muchos padres no pueden trabajar si los niños no asisten a clases, además que la educación presencial en los primeros años es muy importante y que, incluso, muchos comen cuando asisten a estas instituciones.

–Hay buenas razones para abrirlas y buenas razones para cerrarlas…

–Sí, por eso es que implica una decisión sociopolítica. Si hay muchos contagios se recomiendan las clases virtuales y si disminuyen las infecciones se recomiendan las presenciales, pero teniendo en cuenta que habrá contagios y que hay que hacer todo lo posible por disminuirlos. De nuevo, pasar todas las clases que se puedan al aire libre, ventilar de modo correcto si es en interiores, medir el CO2 y recomendar el uso correcto de barbijos.

–¿Sirven las barreras de plexiglás?

–No, porque obstaculizan la ventilación, de hecho, hay algunos estudios que muestran un incremento de los contagios. Están pensadas para parar proyectiles, pero la covid se transmite como el humo. No existen espacios libres de contagio, asegurar eso es mentir. Sin embargo, podemos hacer mucho para disminuirlos. Las herramientas están a la mano.

f:Pagina 12