Crecen la sospechas contra grupos K por rotura de silobolsas, quema de campos y ataques a chacareros

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Dirigentes agropecuarios fundan sus dudas en que, excepto el ministro de Agricultura, desde el gobierno no condenaron los ataques. Así mismo, los hechos rememoran el discurso de Hebe Bonafini cuando incitó a la población a quemar los campos.Durante los tres meses que transcurrieron desde el inicio de la cuarentena se sucedieron diversos hechos delictivos, como la rotura de silobolsas, la quema de campos y ataques a chacareros, en lo que se puede calificar como una atentado contra el campo. Distintos dirigentes agropecuarios advierten que podría tratarse de una avanzada de grupos K, fundando sus sospechas en el silencio del gobierno nacional frente a los acontecimientos.

Entre las víctimas de éstos delitos se encuentra el campo de los De Raedemaeker, en Oliva, Córdoba, que durante la semana del 25 de mayo se vio envuelto en un incendio. Alrededor de las dos y media de la tarde, una persona había entrado por un camino de tierra, no cercano a la ruta 9, y ya dentro del lote, había encendido una mecha que a esa altura eran llamaradas esparcidas por el viento.

Se quemaron 5 hectáreas de trigo y 30 de maíz. Gabriel De Raedemaeker, vicepresidente de la Confederación Rurales Argentinas (CRA) y dueño del campo, terminó de apagarlo todo, con ayuda de sus amigos que viven lo más cerca posible, y de los bomberos, pasadas las once de la noche.

El funcionario agropecuario denunció de inmediato que ese incendió, que jamás pasó en más de cien años en los que sus ancestros y él mismo se ganan la vida con la agricultura, fue intencional: “Lo hicieron a propósito. Se metieron dentro de mi campo, prendieron el fuego. Fue un atentado. Lo tomé con cierto humor, pero es grave. No solo por las pérdidas económicas. Fue un atentado contra la propiedad privada. Como si a un taxista le rayaran el auto. Como si alguien te tajeara las ruedas de una camioneta”, se quejó ante Clarín el dirigente rural.

Otro caso similar se dio el pasado viernes en la zona cercana a la localidad de Armstrong, Santa Fe: “Miren, feliz día de la bandera, esta es la democracia que quieren los peronistas“, se enojó uno de los chacareros dueño del silobolsa destruido mientras filmaba el atentado, dando a entender que sus atacantes pertenecen a alguno de los sectores políticos del oficialismo.

Desde el gobierno nacional no hubo pronunciación al respecto, salvo por las palabras de Juan Schiaretti, Omar Perotti y Gustavo Bordet. Así mismo, el ministro de Agricultura de la Nación, Luis Basterra, sacó un comunicado oficial de repudio cuando el fuego consumió al campo de los De Raedemaeker.

Los hechos se acumulan en el tiempo que ha transcurrido, no sólo del aislamiento preventivo, social y obligatorio, sino desde comienzo de año:

  • El 31 de enero se prendió fuego la camioneta de un ruralista que había protestado contra el Gobierno en la provincia de Chaco.
  • En marzo hubo roturas a los silobolsas de campos en Egusquiza, Santa Fe, y Capilla Fassi. A su vez: se robaron semillas en campos de Salto Grande, también en Santa Fe; y se volvió a tajear de modo adrede a silobolsas en otra localidad de esa provincia llamada Cañada Rosquin. En Alcira Grandes, Córdoba, otro hombre del campo denunció un ataque similar a su cosecha que creía guardada.
  • En abril, se rompieron silobolsas en Santa Teresa y varias localidades más del sur santafesino.
  • En mayo, más roturas de silobolsas asolaron a productores del agro en Francisco Madero, Buenos Aires. En Jerónimo Sud, Santa Fe, no solo se rompieron más silobolsas si no que también se robaron cereales de campos de la zona. En los alrededores de la ciudad de Las Parejas, en Santa Fe, hubo robos diversos pero raros a productores del lugar.

Delitos de este tipo rememoran las polémicas palabras pronunciadas por Hebe De Bonafini en enero del 2019: “Si tenemos coraje, hay que acompañar a la gente, quemarles los campos. Cuando estén por sacar la soja, se los quemen, que no puedan recoger nada, que recojan cenizas. Vamos a ver, cuando quememos unos cuantos campos, si van a seguir tirando glifosato”.

Daniel Pelegrina, presidente de la Sociedad Rural Argentina, dio su opinión al respecto y advirtió que éste fenómeno se encuentra en crecimiento exponencial. Así mismo, relató la situación por la que atraviesan muchas familias del agro: “muchas veces los productores y las familias se endeudan para producir, y es con esos granos almacenados en los silobolsas que se destruyen, con lo que cubren y saldan esas deudas, y deben vivir y hacer frente a salarios, inversiones e impuestos a lo largo de año hasta la próxima cosecha”.

En esa misma línea consideró que “es inevitable pensar que no es solo vandalismo sino que hay un componente ideológico de odio y resentimiento, alimentado por una visión prejuiciosa del productor agropecuario. No vemos una condena explícita y firme de este tipo de ataques, que son necesarias además de mayor patrullaje rural”, reclamó.