La creación del insólito Museo tiene su origen en una noche de tragos que Rino Dubokovic se encontraba disfrutando con sus amigos y donde comenzaron a intercambiar historias y anécdotas sobre las ocasiones en donde se excedieron con el alcohol. De la charla surgió una interesante idea “una especie de colección donde todos estos objetos de historias de borrachos se expondrían junto con sus historias”. “En un futuro queremos que las personas tomen conciencia de las cosas malas relacionadas con el alcohol”, agregó Duborkovic.

El Museo además contará con una tienda de regalos, un juego de mesa al que llamaron “borachera” y actividades lúdicas como dardos. Su fundador es estudiante de computación en Zagreb y explicó, en diálogo con la prestigiosa cadena de noticias de la CNN, que la propuesta no tiene por objeto “glorificar la indulgencia excesiva”, sino representar físicamente las conversaciones con sus amigos, las aventuras que compartieron y por las cuáles continúan unidos.

En un futuro planean expandir las salas y ubicar las obras en un espacio más grande y permanente. Un dato no menor es que en la ciudad de Zabreb, en 2010 se inauguró el Museo de las relaciones rotas, que fue fundado por una expareja que alentó a los curiosos a donar objetos relacionados con fracasos amorosos.