jueves, abril 18

Cuál es el riesgo de contagio de COVID-19 en playas y piscinas

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  • 2020-05-13

La Organización Mundial de la Salud basó sus recomendaciones sobre el tema en las evidencias científicas recogidas para otros coronavirus.

Muchas personas se preguntan si el coronavirus puede transmitirse o contagiarse a través del agua, la arena o el pasto que suele rodear a las piscinas. Dado que no existen estudios específicos de la supervivencia del covid-19 en entornos acuáticos, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha basado sus recomendaciones sobre el tema en las evidencias científicas recogidas para otros coronavirus.

«La morfología y la estructura química de este virus es similar a las de otros coronavirus para los cuales si existen datos de supervivencia», dice su informe.

De hecho, el organismo recuerda por ejemplo que se determinó que el virus de la influenza moría solo cinco minutos después de estar en contacto con agua potable con un cloro residual de 0,3 miligramos por litro.

«Aunque la presencia del covid-19 en agua no tratada es posible, no se ha detectado en los suministros de agua potable», le explica a BBC Mundo la Organización Panamericana de la Salud (OPS).

El Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) de España emitió esta semana un informe en el que analiza cuáles son las probabilidades de infección en estos entornos.

En el caso de las piscinas, el cloro que se usa como desinfectante en las piscinas facilita la muerte del coronavirus que causa la covid-19. Su uso es obligatorio en muchos países por normativa sanitaria desde hace años.

«Alrededor de este tema hay muchas incertidumbres», le explica a BBC Mundo Joan Grimalt, investigador del Instituto de Diagnóstico Ambiental y Estudios del Agua de España.

«Una contaminación dentro del agua es improbable, pero es mucho más improbable en agua salada o en agua de piscina», añade. 

El porcentaje de cloro que debería tener una piscina es de al menos de 0,5 miligramos por litro. Aunque normalmente suelen tener entre 1 y 2 miligramos por litro, un nivel que, según las autoridades del sector, sigue siendo seguro para la salud.

«No hace falta más cloro, pero hay que asegurarse de que la piscina siempre tenga el nivel adecuado,independientemente del número de personas que esté nadando», dice el investigador.

Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC, por sus siglas en inglés) coinciden en que «el funcionamiento y mantenimiento adecuados (incluida la desinfección con cloro o bromo) de piscinas, jacuzzis, spas o áreas de juego con agua deberían inactivar el virus».

El CSIC español recomienda lavarse «la cara y las manos con jabón antes de meterse en la piscina» e insiste en que es la aglomeración pública en las piscinas o playas lo que puede poner en riesgo a las personas.

En el caso de las playas «El agua de mar tiene sal y se ha comprobado experimentalmente que este elemento desactiva o destruye la covid-19», afirma Grimalt.

Pero esto es «muy normal», subraya. Pasa con muchos virus. «Hay muchísimos organismos que no pueden vivir en un entorno salino. El agua de mar tiene una ósmosis, una densidad de iones, que mata muchas de las familias de virus».

Lo que sucede en el caso del que provoca covid-19 es que está compuesto por un núcleo de material genético y una cápside de proteínas que lo envuelve y, al igual que otros coronavirus respiratorios, está recubierto por una envoltura lipídica.

Otros virus, como el de la hepatitis A, por ejemplo, carecen de esa envoltura.

«Sorprendentemente eso les hace aguantar más en agua dulce o en agua de mar que la covid-19», que muere más rápido, explica Grimalt.

Sin embargo, la forma en la que el virus podría llegar al mar no es solo a través de un bañista asintomático que esté en la playa. En el caso del covid-19 el principal riesgo son las aguas residuales de ciudades que desembocan en el mar.

Si queremos ir a bañarnos a ríos, lagos y aguas con poca circulación, su uso está más desaconsejado. En estos entornos hay que extremar las medidas de precaución. Estos medios acuáticos son los más desaconsejables para uso recreativo frente a otras alternativas.

El peligro de que el río Amazonas se convierta en la gran ruta de contagio del coronavirus en Sudamérica.

«Estudios centrados en otros coronavirus, con características similares al SARS-CoV-2, han demostrado que los virus siguen siendo temporalmente infecciosos en ambientes naturales de agua dulce», cuenta el informe del CSIC.

«En principio este virus no es infectivo a través del agua, pero puestos a elegir, si uno se quiere asegurarse más vale nadar en sitios donde esté claro que no hay posibilidad de infección y esos son las piscinas y el mar», concluye Grimalt.