
Por ser el órgano más grande del cuerpo y uno de los más visibles, la piel aporta pistas reveladoras de nuestro estado de salud. Sus mensajes no siempre son claros. Muchos cambios cutáneos pueden obedecer a distintas causas.
Ciertas alteraciones pueden ser signo de algo más serio. Hay que estar alerta ante la aparición de posibles signos de cáncer, como llagas que no cicatrizan y lunares que supuran, sangran o mudan su tamaño, color o forma. A continuación, otros indicios de problemas no tan superficiales.
Dermatitis herpetiforme
Esta afección crónica es típica de la celiaquía. Si a menudo te salen granos o ampollas que causan prurito en codos, antebrazos, rodillas o glúteos, quizás seas intolerante al gluten.
La gente con dermatitis herpetiforme (DH) no suele experimentar las molestias estomacales características de la celiaquía. En caso de presentarse, los síntomas son leves e incluyen diarrea, dolor abdominal y retortijones.
Palmas en tripa
Si la superficie de las palmas se engrosa y adopta un aspecto rugoso (líneas y arrugas que sobresalen), es probable que se trate de palmas de terciopelo, trastorno que debe su nombre a la similitud con la textura de los intestinos). Aunque este es raro, suele ir acompañado de cáncer en 90 por ciento de los casos (por lo general de pulmón o estómago).
Ictericia
La pigmentación amarillenta de la piel y los ojos es frecuente entre recién nacidos ya que su hígado aún no trabaja de modo óptimo. Por otro lado, entre las causas más comunes en adultos se encuentran la hepatopatía (hepatitis o cirrosis, por ejemplo), cálculos biliares o tumores que obstruyen las vías biliares o las lesiones hepáticas asociadas al uso de fármacos o complementos.
Acantosis nigricans
Es un trastorno caracterizado por la presencia de segmentos de piel gruesa, aterciopelada e hiperpigmentada que suelen aparecer en los pliegues cutáneos, como el cuello y las axilas. Algunas lesiones son benignas; otras se asocian al uso de ciertos compuestos (como dosis elevadas de niacina); sin embargo, de ordinario apuntan a una resistencia a la insulina y se corre mayor riesgo de padecer diabetes.
Esta es una de las manifestaciones cutáneas más frecuentes de la diabetes y la prediabetes; no obstante existen otros síntomas: presencia de manchas cafés en los tobillos, bultos amarillentos de tamaño de un garbanzo en el cuerpo o placas de piel gruesa, oleosa y tensa en las manos y los dedos de los pies.
Fuente: Selecciones
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