jueves, abril 18

Descartable y para el boliche: cómo es el peligroso cigarrillo electrónico de moda entre los jóvenes

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En la Argentina están prohibidos, pero se consiguen igual. Especialistas alertan de sus riesgos.

Es como los celulares, que todo el tiempo tienen algún cambio nuevo”, define Fernando. En 2021, con solo 18 años, vio en el mercado de los cigarrillos electrónicos descartables la oportunidad de hacerse unos pesos y, aunque la venta de estos vapeadores es ilegal en la Argentina, no tuvo problema en traerlos desde el exterior para revender en el país.

El chico, que pide no dar su nombre real, cuenta que desde entonces una sola vez perdió la mercadería por un operativo de control, pero que no le ocasionó mayores problemas. “Hay empresas que se encargan del tema de la importación. Las contratás y listo”, dice.

Los cigarrillos electrónicos están prohibidos desde hace más de diez años en el país, pero se consiguen en decenas de páginas de Instagram. Hay de color fresa, sabor caramelo, formas variadas y hasta un formato descartable, que se impuso en los últimos años entre los adolescentes y jóvenes.

El cigarrillo electrónico desechable. Foto Shutterstock

El cigarrillo electrónico desechable. Foto Shutterstock

Este vapeador o cigarrillo electrónico desechable que se ve en boliches y recitales es ofrecido como un “permitido” o un producto para un solo uso: cuando se termina el líquido vapeable no se puede recargar y hay que tirarlo a la basura.

El tema es que muchos de quienes lo prueban terminan consumiendo segundas y terceras veces. O peor, según los especialistas, se convierte en “puerta de entrada” para el consumo frecuente de cigarrillo industrial o los vapeadores recargables.

“Fuma como si te fueran a echar por fumar”

La frase es de la canción “Beso”, con la que Rosalía y el colombiano Raw Alejandro anunciaron su boda en marzo. En el videoclip, la artista española aparece dando una pitada a un cigarrillo en medio de lo que parece un editado de los mejores momentos de la pareja. Las tomas rebozan de sonrisas y el estribillo repite “lo mejor que tengo es el amor que me das, huele a tabaco y melón, y a domingo en la ciudad”.

Las publicidades de tabaco están prohibidas en gran parte del mundo, aunque esas restricciones se aplican de formas distintas. Nada impide que famosos como Leonardo di Caprio se haya mostrado vapeando en una entrega de los Oscars (2016) o que Belinda pose con un cigarrillo electrónico en su cuenta de Instagram (2019).

Belinda posa con un vapeador en una foto casual. Foto: @belindapop

Belinda posa con un vapeador en una foto casual. Foto: @belindapop

En los papeles al menos, 182 países se comprometieron a impedir los anuncios de cigarrillos, a través de la adhesión al Convenio Marco de la OMS para el Control del Tabaco de 2003.

Según el organismo de Naciones Unidas, el tabaquismo es la primera causa de muerte prevenible en los países desarrollados, y también la causa más importante de años de vida perdidos y/o vividos con discapacidad. En la Argentina, se calcula que provoca 40.000 muertes cada año.

En nuestro país, esta prohibición rige desde una resolución de la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT) de 2011, que fue ratificada ese mismo año con la sanción de la Ley 26.687.

Con el cigarrillo electrónico desechable las tabacaleras apuntan a los jóvenes, Foto Shutterstock

Con el cigarrillo electrónico desechable las tabacaleras apuntan a los jóvenes, Foto Shutterstock

Aplica a los espacios tradicionales como radio y televisión, así como los anuncios en Internet y la vía pública, pero contempla como excepción la publicidad dentro de los puntos de venta, como los quioscos, lo que implica una deuda pendiente para organizaciones de médicos que luchan contra el tabaquismo.

Una parada técnica. Por si alguien de la Generación Z no lo recuerda, en la Argentina hasta la sanción de esa ley, en 2011, se podía fumar sin problemas un atado entero en el aula, el restaurante y el colectivo. La ceniza supo esparcirse debajo de los escritorios y los ceniceros no faltaban al lado del salero en la mayoría de los bares.

En los locales bailables, la prohibición del cigarrillo quedó a discreción de punteros laser e inspecciones municipales, pero con los años también se volvieron espacios “libres de humo”. El boliche dejó de ser esa cita obligada de las prendas que se usan a la noche con el lavarropas a la mañana siguiente.

Del “olor a pucho” al aliento a vainilla y tabaco

Fernando vio por primera vez los cigarrillos electrónicos descartables en un viaje a Miami, en 2019: “Todo el mundo los usaba allá. Gente de mi edad hasta personas de 70 años”, cuenta y los datos lo avalan. La FDA, la agencia del Gobierno estadounidense que se encarga de proteger la salud de la población en relación a medicamentos, alimentos y otros productos de consumo masivo, advertía ya por ese entonces que el consumo de cigarrillo electrónico había alcanzado una “proporción epidémica” entre los adolescentes.

En la Argentina, este tipo de vapeadores no se veían. “Me pareció que tenía muchos beneficios, como que no necesitan de fuego y se pueden usar en lugares cerrados porque no son invasivos. A los dos meses, arranqué a venderlos acá. Puse un número de WhatsApp y por el boca en boca me empezaron a comprar”, cuenta.

Los vapeadores descartables se consiguen en distintos modelos.

Los vapeadores descartables se consiguen en distintos modelos.

Los mensajes llegaban sin cesar y la pregunta más típica: “Hola, quería saber de qué sabores tenés. Tampoco es que pregunten mucho más”. Los cigarrillos electrónicos descartables contienen un líquido que puede o no tener nicotina, viene en distintos sabores incluido el de tabaco y también incluye otras sustancias como propilenglicol y/o glicerina vegetal.

Fernando cuenta que aproximadamente vende 50% y 50% entre cigarrillos con y sin nicotina. Sin embargo, un estudio realizado el Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) en Estados Unidos, determinó que el 99% de los cigarrillos electrónicos vendidos en ese país contenían nicotina. Incluso algunos cuyas etiquetas no revelaban que contenían nicotina y algunas líquidos etiquetados como “0% de nicotina”.

Los dispositivos desechables son más pequeños que los electrónicos recargables. Pueden tener distintos “tamaños”. Lo más bajo que vendía Fernando era para 800 pitadas, que equivaldría a 40 cigarrillos. Y lo más grande, para 7.000 inhalaciones.

Fernando dice que en edades había de todo y que pudo identificar básicamente dos perfiles: “Está el que fuma cigarrillo regularmente y usa estos descartables como un complemento. Capaz están en el auto y no quieren prender uno común para que no se les llene el auto de humo. A esos son a los que más les vendo” .

Después, sigue el joven, están los que no solían fumar. “Para esos, en general, es algo cool. Están en el boliche y es como que llama la atención, porque hace una lucecita de color y larga un olor rico. Pasa por ahí”, asegura.

“Empecé a tener mucha tos”

Jaqueline (46), de Barracas, había dejado de fumar cigarrillo hacía muchos años y no quería volver al hábito por motivos de salud y porque ya no le gustaba el olor que dejaba el tabaco. “En un momento, una amiga empezó a venderlos y me dio por probar, creo que hay una cuestión de estrés que todavía me da deseo de fumar socialmente”, cuenta a Clarín.

A los meses. empezó a notar que tenía mucha tos y decidió dejarlo. “Si salía por ahí estaba tres horas fumando de corrido. A veces, usaba los que tenían nicotina y otras no. Ahora veo que se consumen mucho en los boliches, porque como no te dejan fumar en el interior de los lugares, la gente usa estos que no hacen humo, pero a su vez me parece que es algo que se puso de moda”.

Pueden tener o no nicotina, y vienen en sabor tabaco, vainilla, frutal y otros.

Pueden tener o no nicotina, y vienen en sabor tabaco, vainilla, frutal y otros.

Florencia, de 29 años, lo vio por primera vez en recitales y buscó distintas opciones por Instagram. Jamás había fumado antes. “No estoy segura de si tiene o no nicotina”, comenta a este diario y explica que solo quiso saber cómo eran, pero que no tiene planes de continuar.

Los adolescentes, el target de las tabacaleras

La OMS viene señalando el riesgo del consumo entre adolescentes de tabaco, en sus distintos formatos. En la Argentina, según la última Encuesta Nacional de Factores de Riesgo (2018), el 7,1% de los adolescentes de 13 a 15 años dijo utilizarlo, y el 14,4%, haber vapeado alguna vez, a pesar de que es ilegal.

En Estados Unidos han advertido que su uso es creciente. En un solo año, entre 2017 y 2018, el uso de cigarrillos electrónicos subió del 11,7% al 20,8%.

Un estudio realizado por investigadores alemanes advirtió que el “vapeo” puede causar daños en en el cerebro, el corazón, los vasos sanguíneos y los pulmones, y apuntan especialmente al peligro que representa su masificación entre los más jóvenes: «El vapeo, que inicialmente estaba destinado a ayudar a los fumadores a dejar el tabaco, se convirtió en un moda entre los jóvenes de Estados Unidos y conduce a la adicción a la nicotina, incluso entre aquellos que no habían fumado antes”.

La coordinadora de la sección de Tabaquismo de la Asociación Argentina De Medicina Respiratoria (AAMR), Cristina Borrajo, lo define en pocas palabras: “El tabaquismo se volvió una enfermedad pediátrica. La tendencia mundial apunta a una reducción de las edades de inicio del consumo de tabaco. Cada vez más, se empieza a fumar a los 12 y los 13 años”.

Rosalía aparece fumando en el videoclip de "Beso", que lanzó en marzo. Foto: captura de videoclip

Rosalía aparece fumando en el videoclip de «Beso», que lanzó en marzo. Foto: captura de videoclip

No es la primera vez que la industria del tabaco redirecciona su público objetivo, sigue Borrajo. “Primero, intentaron captar a las mujeres y las publicidades decían que el cigarrillo servía para controlar el peso, inventaron el cigarrillo más delgado para las mujeres o usaban el foco del empoderamiento: vos también podés hacer esto que hacen los varones”, explica y resalta que “las primeras olas feministas en el mundo fueron muy explotadas por la industria tabacalera”.

Y continúa: “En las publicidades siempre hubo muchas mujeres. Pero las mujeres llegaron a una especie de meseta respecto a empezar a fumar y se dieron cuenta de que hay que dirigir el esfuerzo a los jóvenes. Mucho más en un momento en que los adultos están dejando de fumar”.

“Se sabe que unas 8 millones de personas mueren por año a raíz de alguna enfermedad provocada por el tabaco. Si vos sos una industria en la que gran cantidad de clientes dejan tu producto por cuestiones de salud, el foco pasa a ser crear nuevos consumidores. Crearon los cigarrillos light o bajos de nicotina y después la trampa del cigarrillo electrónico, que vendían como menos dañino cuando no lo es. Pero sobre todo porque hace que los jóvenes empiecen a fumar creyendo que fuman algo más seguro. Y lo que se sabe es que más de la mitad al año ya cambió por el cigarrillo normal”. explica.

“Sustancias dañinas para la salud”

Cuando el Ministerio de Salud prohibió a fines de marzo los productos de tabaco calentado, que consisten en una barra de tabaco (HeatStick) y un dispositivo de calentamiento de tabaco alimentado por batería, recordó que tanto esos dispositivos como los cigarrillos electrónicos “producen aerosoles con nicotina y otras sustancias químicas como el acetaldehído, la acroleína y el formaldehído, las cuales son dañinas y potencialmente dañinas para la salud”.

Para la presidenta de la Fundación Cardiológica Argentina, Ana Salvati, hay varios motivos por los que el cigarrillo electrónico no es un elemento seguro para la salud. El primero, es que en buena parte de estos hay presencia de nicotina, que es altamente adictiva, cancerígena y tiene efectos nocivos sobre el corazón. Que un vapeador tenga menor porcentaje de nicotina que un cigarrillo industrial no significa que sea inocuo.

Distintos tipos de cigarrillos electrónicos. Foto: AP Photo/Steven Senne, File

Distintos tipos de cigarrillos electrónicos. Foto: AP Photo/Steven Senne, File

El segundo es que los cigarrillos electrónicos, también llamados vapeadores, “no producen vapor sino un aerosol, que en su composición tiene micropartículas que son terriblemente nocivas a nivel del pulmón”.

En tercer lugar, “estos aparatos tienen otros agregados, como por ejemplo propilenglicol y la glicerina, que cuando son inhalados, producen irritación de las vías aéreas de todo el tracto respiratorio y predisponen a las infecciones”, advirtió la cardióloga y agregó que “además contienen metales pesados que se asocian a la aparición de algunos tumores”.

Por último, marcó que “las partículas ultra finas que están en este aerosol que aspiramos cuando se hace el vapeo llegan al final del pulmón y son productoras de daño pulmonar crónico”.

Más allá de eso, advirtió Salvati, que no solo “no se ha demostrado que el cigarrillo electrónico ayude a dejar de fumar, sino que en personas que no tienen hábitos tabáquicos, el uso del cigarrillo electrónico se asocia a mayor probabilidad de posteriormente adquirir el hábito de fumar cigarrillos convencionales”.

El Ministerio de Salud dispone de la línea gratuita 0800-999-3040 para la atención de personas que buscan acompañamiento para dejar de fumar. También se puede consultar la lista de centros de cesación tabáquica en la Argentina en el sitio www.argentina.gob.ar.

AS