martes, abril 16

Dolarización: un debate que se ha transformado en un cambalache político

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Nota extraída de Infobae por Roberto Cachanosky

Citar autores y decir que tienen estudiado el tema no alcanza para demostrar que algo se puede llevar a la práctica. Es solamente impresionar a la gente aparentando saber utilizando expresiones difíciles

Columna publicada originalmente en Infobae

Comienzo esta nota dejando bien en claro que no estoy en contra de la dolarización. Es más, no solo publiqué en Infobae notas mostrando la conveniencia de dolarizar, sino que, además, en Ucema hicimos dos debates con Jorge Ávila y Alejandro Estrada, uno en 2018 y otro en 2019, sobre dolarización, con auditorio completo y habilitando salas adicionales para que la gente pudiera escuchar el debate.

De manera que el tema dolarización hace tiempo que vengo debatiéndolo, pero no hago un tema religioso de la dolarización, ni nadie es más liberal que otro si está a favor de la dolarización o en contra.

Aclarado este punto, la ventaja de la dolarización no es que desaparece el Banco Central, en todo caso se lo cambia. En vez de ser el BCRA se tiene la Reserva Federal como banco central. Se puede argumentar que es de mejor calidad la FED que el BCRA, lo que no se puede decir tan livianamente que no se tiene más banco central. Eso no es cierto.

El punto más fuerte que tiene la dolarización es que le cierra una canilla de financiamiento al tesoro cuando los gobiernos quieren hacer populismo. Pero el contraargumento que surge es que los gobiernos provinciales van a terminar emitiendo Lecops, Bocanfor y todo tipo de cuasimonedas.

Sabemos que Argentina necesita un plan económico que incluya una reforma monetaria por la sencilla razón de que no tenemos moneda. Además de la dolarización, existen otras propuestas como, por ejemplo, sancionar una ley que le otorgue independencia al BCRA del poder político.

Francamente, esa propuesta no me termina de convencer porque en Argentina la mayoría de los políticos se caracterizan por no cumplir con las leyes que ellos mismos sancionan. Por ejemplo, a mediados de 2001 se sancionó la ley de intangibilidad de los depósitos y a los meses estaban aceptando el corralito y luego votando la pesificación asimétrica y el corralón.

Si barrieron con la ley de convertibilidad sin piedad, ignorar la Carta Orgánica del BCRA, que es una ley, es lo más probable por más que la voten por unanimidad en el Congreso.

Me parece un argumento muy débil para contestarle a la dolarización con una ley que le de independencia al BCRA.

Yendo al tema dolarización, veo a mucho “Fidel Pintos” haciendo sanata sobre cómo dolarizar. Cuando se les formula la pregunta concreta sobre cómo implementarían la dolarización, empiezan con una serie de argumentos financieros, se van por las ramas y nunca terminan de explicar dos temas centrales.

El primero es, de dónde salen los dólares para rescatar la base monetaria. De acuerdo al balance del BCRA del 15 de abril, la base monetaria era de $5,2 billones, que al tipo de cambio de $463, serían USD 11.119 millones. En general, dan vueltas para responder a esta pregunta. Uno decía que tenía en el WhatsApp un mensaje en el que le ofrecían esa cifra para rescatar el circulante. Obviamente, nunca mostró. Al poco tiempo empezó a argumentar que su alianza con occidente le permitiría obtener esos fondos. O sea, van sanateando de acuerdo a lo que más les conviene en cada momento.

El segundo problema que se presenta es cómo cancelar la deuda que tiene el BCRA con los bancos y los bancos con los depositantes. Me refiero a los pasivos remunerados. Al tipo de cambio de $463 son USD 28.000 millones.

De acuerdo a lo que sostienen, en el activo del BCRA hay bonos (incluidas las letras intransferibles) del gobierno nacional y Adelantos Transitorios (deuda del tesoro con el BCRA) que al tipo de cambio de $463 da USD 47.000 millones.

Los bonos argentinos tienen un valor de mercado del 20% de su valor nominal, con lo cual cuentan con USD 9.400 millones para rescatar toda la base monetaria y los pasivos remunerados que suman USD 39.119 millones.

Falta explicar de dónde van a sacar casi el equivalente a USD 30.000 millones para poder rescatar los pasivos del BCRA.

Hacer cuentas hoy para ver cómo se dolariza no tiene sentido, en mi opinión es un argumento que demuestra que no se tiene en claro cómo hacerlo. O, mejor dicho, que se tiene el concepto de dolarizar y se muestran sus virtudes, pero para llevarlo a la práctica se les complica y, entonces, se excusan diciendo que esa pregunta no es válida o que las cuentas están mal hechas y empiezan a divagar con fideicomisos, nuevos bonos y demás inventos financieros, pero no le terminan de explicar a la gente cómo dolarizarían. De dónde van a salir los dólares para rescatar la base monetaria y los pasivos remunerados del BCRA.

Citar autores y decir que tienen estudiado el tema no alcanza para demostrar que algo se puede llevar a la práctica. Es solamente impresionar a la gente aparentando saber utilizando expresiones difíciles.

Por eso insisto, tal vez la dolarización sea una solución, pero no para aplicar al comienzo del proceso, sino para implementarla al final del camino de una serie de reformas estructurales.

Se podrá argumentar que si se hacen todas las reformas necesarias, luego no será necesario dolarizar. El contraargumento es que, hechas las reformas, la frutilla del postre puede ser la dolarización que le pone un candado al financiamiento del tesoro vía emisión monetaria.

En síntesis, este debate que estamos dando diferentes economistas a nivel académico desde hace años, se ha transformado en una bandera similar al: salariazo de Menem. O al “síganme que no los voy a defraudar”. Y los fanáticos ciegos, hartos de la decadencia, siguen la dolarización como la pócima mágica que va a resolver todos los problemas y el que no está de acuerdo es un socialista, alguien que recibe valijas o cualquier otra descalificación.

En su momento Menem afirmó que si decía en la campaña electoral lo que iba a hacer, posiblemente no hubiesen votado. No vaya a ser que algún vivo use un debate académico como la dolarización, y diga cosas que sabe que no va a poder implementar si llegara al gobierno. Algo así como: si les dijera lo que vocifero que voy a hacer pero en realidad sé que no lo voy a poder hacer, no me votarían.