miércoles, abril 24

El calvario de una periodista que denunció por violencia de género a un líder de La Cámpora

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Diego Escobedo es concejal camporista del conurbano y amigo de Máximo Kirchner. Fue denunciado por acoso y por incitar a dos compañeras militantes a tener relaciones sexuales con dirigentes de otros partidos a cambio de información

Gisela es periodista en un medio local de General Rodríguez, y allí se solidarizó con dos mujeres militantes de La Cámpora que acudieron a ella para que con sus recursos le diera visibilidad a la pesadilla que les estaba haciendo vivir el concejal de su mismo partido, Diego Escobedo, amigo del presidente del bloque oficialista, Máximo Kirchner.

“Si una mujer me pide ayuda, desde mi espacio trato de estar. Es así que cubrí la situación, sobre todo porque estaban siendo hostigadas hasta en sus propias casas”, explicó Gisela a REALPOLITIK.

“Soy una mujer que trabaja en medios de comunicación desde hace unos siete años en General Rodríguez, y llegué a ser una de las más escuchadas en el distrito”, explicó la razón por la que las dos víctimas buscaron su ayuda. “Las ayudé porque sé lo que es vivir a diario de este modo. Es horrible. Pensar que en algún momento te van a matar, y no sabés si será cuando dormís o cuando estás haciendo las compras. Te sangra el alma todos los días”, declaró.

Entretanto Gisela continuaba la cobertura, Escobedo era denunciado en la UFI Nro. 9, dependencia judicial encargada de la violencia familiar y de género, por hostigamiento y maltratos.

Pero enseguida el caso alcanzó una repercusión inédita y la víctima del acoso empezó a ser también Gisela. “Comenzaron con el reparto de mi número personal. Me llegaban mensajes desde números que desconocía. Los bloqueaba y aparecían más. Me enviaban notas de otros medios periodísticos en los que Escobedo aseguraba que las víctimas mentían. Como no les respondí, comenzaron las amenazas por mensajes”.

Así comenzaba su calvario, que se intensificó con el correr de los días. “Después se sumaron las llamadas telefónicas a todas horas. Yo no las atendía, y se multiplicaban, todas desde números desconocidos. Tengo reiteradas llamadas hasta la madrugada. Instalé aplicaciones bloqueadoras de llamadas, hice lo que pude. Fue una verdadera tortura”, graficó la comunicadora.