miércoles, noviembre 13

El doble juego del kirchnerismo que sabotea a Sergio Massa

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Nota extraída de Clarín por Eduardo Van der Kooy

El ministro-candidato busca apoyo en caudillos peronistas provinciales. Su convivencia en campaña con el kirchnerismo es difícil. Grabois tiene ayudas impensadas. ¿Cristina continúa confiando en el líder renovador?

Existe algo que emparenta en el crepúsculo de la campaña a los líderes menguantes. Cristina Kirchner ha comenzado a dudar sobre el verdadero alcance del entendimiento que Sergio Massa, el ministro-candidato, dice haber alcanzado con el Fondo Monetario Internacional (FMI).

Mauricio Macri, de modo algo inopinado, bramó porque María Eugenia Vidal brindó su respaldo a la candidatura de Horacio Rodríguez Larreta. Supone que el jefe de la Ciudad, en caso de triunfar, aceleraría su retiro. Tal vez sobrestima, también, la probidad de Patricia Bullrich. Lo cierto es que a la vicepresidenta y al ex presidente parece desvelarlos un persistente sentimiento de desconfianza.

Desde el Instituto Patria siguieron la última semana económica en estado de alarma. Enorme volatilidad del mercado cambiario. Aceleración inflacionaria. Trabas productivas en sectores esenciales debido a la escasez de dólares. Reservas que están en rojo. La aparición más resonante del ministro-candidato fue para anunciar el pago del vencimiento al FMI, recurriendo a yuanes del swap con China y a dinero de la Corporación Andina de Fomento (CAF). El dato habla de excepcionalidad y gravedad: los fondos de ese organismo son habitualmente para inversiones en obras de infraestructura. Nunca para saldar deudas. Si algo faltaba en el cuadro de indigencia fue otro crédito suplicado a Qatar.

Si así transcurrieron los días inmediatos al trato con el FMI, ¿qué podrá suceder luego de las PASO si Unión por la Patria no realiza una elección convincente? Es el interrogante que repite Cristina en la intimidad. Quizá para apuntalar una teoría que sostiene hace tiempo. El FMI no asegurará ninguna estabilidad con el objeto de perjudicar al Gobierno. Hizo un comunicado formal y salió de vacaciones. De allí que prorrogó para después del próximo domingo el supuesto desembolso de US$ 7.900 millones. Su presunción encaja con el relato, dentro de su lógica, que afirma que el gigantesco endeudamiento que en su momento facilitó a Macri fue solo para que saliera airoso en 2019. Un verdadero fracaso.

Los miedos y las desconfianzas están alimentados por otra realidad. Aquel desembolso anunciado serviría solo para hacer frente a vencimientos. Los que acaban de pasar, cuyos fondos hay que devolver, tres que esperan en octubre y otro en noviembre. ¿Y los fondos adicionales para apaciguar la situación? Eso está en veremos. Coloca en paréntesis peligroso el recorrido entre la mitad de agosto y el 22 de octubre, cuando sean las elecciones generales. Luego, según los resultados, habría que continuar hasta el balotaje de noviembre. Martirizante eternidad.

Aquel estado de cosas en el perturbado universo kirchnerista comienza a tener reflejo en la campaña. Massa se percata que su candidatura de unidad habría resultado un engaño. Su jefe de campaña, Eduardo de Pedro, es apenas un acompañante, a veces, de sus giras. Nunca terminó de digerir el papelón al que fue sometido por el ministro-candidato cuando en 24 horas le hizo archivar la precandidatura presidencial. La Cámpora permanece entre esquiva y ausente. La vicepresidenta también. Axel Kicillof se ocupa en Buenos Aires de su proyecto para la reelección. No lo desvela compartir actividades con Massa.

La soledad forzó al ministro-candidato a rastrear la unión con los viejos caudillos peronistas del Interior. Recorrió ocho provincias en un puñado de días. Convino con su esposa, Malena Galmarini, que interviniera en el campo de batalla. La titular de AySA, antes de hacerlo, corroboró algo que era un secreto a voces. Cristina fue quien pretendió que Julio Zamora, el intendente de Tigre, pudiera participar en las PASO colgado de la boleta de Massa. Se trata del municipio al que aspira Malena. El actual alcalde, por decisión judicial, estará solo en la lista que encabeza Juan Grabois.

Galmarini fue además la única voz oficialista que salió en defensa del primer año de su marido como ministro de Economía. Se cumplió el jueves pasado. Demuestra coraje para enfrentar el desastre. Replicó las durísimas críticas de Juntos por el Cambio. Jorge Ferraresi, el intendente de Avellaneda, prefirió esta vez no hacer alusión a que la llegada de Massa había evitado que el Gobierno tuviera “que irse en helicóptero”. Sigue respetando su fidelidad a Cristina.

Malena no es la única dirigente que sufre. En Buenos Aires, La Cámpora ha planteado pulseadas contra varios intendentes. Es el caso de Juan Zabaleta, de Hurlingham, ex ministro de Desarrollo Social, desafiado feamente por el camporista Damián Selci. Massa no posee tantos postulantes propios en aquel territorio. Está Damián Contreras dispuesto a enfrentar en Moreno a Mariel Fernández, del Movimiento Evita. Pensó que no debía preocuparse.

Error: Nicolás Russo, el expresidente de Lanús, del Frente Renovador, se presenta como precandidato para esa alcaidía que corresponde ahora al PRO, de Néstor Grindetti y Diego Kravetz. Surgió como duro competidor -entre cuatro listas- Julián Alvarez. El ex secretario de Justicia de Cristina, miembro de La Cámpora. En su campaña vienen participando activamente Máximo Kirchner y De Pedro.

Las críticas que disparó Malena contra Grabois podrían constituir el síntoma elocuente del desasosiego que empezaría a sentir su esposo en la campaña. Cuando lo nominaron candidato de unidad, Massa supuso que la torta estaba cocinada. Nunca imaginó que se ocuparía del dirigente social: de hecho, la envió como correo a su mujer. La afirmación de que “votar a Grabois” sería tirar el voto tampoco pasó desde adentro inadvertida. Ofelia Fernández, legisladora porteña K, que frecuenta al camporismo, respondió filosamente que peor debe haber sido “votar en 2015 a Macri”.

Alicia Kirchner recibió a Juan Grabois en Santa Cruz. Foto gobernación Santa Cruz

Alicia Kirchner recibió a Juan Grabois en Santa Cruz. Foto gobernación Santa Cruz

Ocurre que Grabois ha ganado una visibilidad impensada cuando se formalizaron las candidaturas en julio. Habrá que ver si tiene traducción en los votos. Aquel beneficio, en superficie o de manera subterránea, contaría siempre con la anuencia kirchnerista. Fue recibido por Alicia Kirchner, gobernadora de Santa Cruz. También por Pablo González, titular de YPF. Hasta armó en su oficina de Vicente López un encuentro con el embajador de Estados Unidos, Marc Stanley. Lujo que ahora el ministro-candidato no se podría dar.

Su osadía no concluiría en ese punto. Grabois piensa cerrar su campaña con un acto en La Matanza. Que incluirá una recorrida por varios de sus distritos en una furgoneta. Allí impera un clima espeso por la disputa electoral que en el oficialismo mantienen el intendente, Fernando Espinosa, apoyado por La Cámpora, con la diputada provincial Patricia Cubría. Mujer de Emilio Pérsico, jefe del Movimiento Evita y funcionario en Desarrollo Social.

Massa debió aplazar y recortar la posibilidad de una visita a La Matanza por la hostilidad que genera aquel enfrentamiento entre bandos oficialistas. Un peligro que, según se observa, no correría para Grabois. Extraño. ¿O no será que un candidato es más protegido que el otro? Circuló en los últimos días una anécdota que nadie se anima a vincular de manera directa con los problemas de Massa. Pero sucedió.

Uno de los argumentos que se brindó al ministro-candidato para no exponerse en La Matanza fue la falta adecuada de efectivos policiales para proteger su recorrida. En efecto, ese sábado 29 por la tarde-noche jugó Almirante Brown en su estadio de Gregorio de Laferrére. Se montó el dispositivo de seguridad acostumbrado. Esa vez reforzado por el horario. El equipo de “La Fragata” siempre juega de local en horario diurno. Justamente porque se trata de un territorio plagado de delitos y violencia. Nadie supo explicar el motivo del cambio.

Las conjeturas, después de aquel episodio, empezaron a intoxicar la campaña oficialista. Kicillof asegura estar preocupado por lo que considera una mala estrategia del ministro-candidato. Su apuesta a la reelección debería estar espoleada por la figura de Massa en la boleta. No estaría sucediendo. El gobernador mide más que el ministro-candidato. A una semana de las PASO. Hay dirigentes bonaerenses que subrayan que son varios los intendentes que preferirían tener alejado a Massa. Ironizan con crueldad: “Como hacen con Alberto”, en alusión al Presidente.

En Juntos la tensión tampoco cederá

En el camino hacia las PASO la campaña del ministro-candidato no parece tener a mano alguna solución. Algo similar sucede en Juntos por el Cambio: la tensión entre Rodríguez Larreta y Bullrich no cederá. Tampoco, la desesperación de Macri por otra constatación: está teniendo dificultades con su ego, luego de haberlo doblegado cuando decidió no ser candidato. No se resiste a admitir que las posiciones de privilegio nunca duran para siempre.

Mauricio Macri y Jorge Macri recorrieron el barrio de Belgrano, donde dialogaron con vecinos y comerciantes

Mauricio Macri y Jorge Macri recorrieron el barrio de Belgrano, donde dialogaron con vecinos y comerciantes

El ingeniero se fastidió por varias maniobras de Larreta. La principal: haber abierto la disputa de la Ciudad a Martín Lousteau para que compita con su primo, Jorge Macri. La explosión que tuvo por el respaldo de Vidal al actual jefe porteño pareció una válvula de escape. Bullrich aprovecha ese malestar para mantener al ex presidente de su lado. Pero quizá, si llegara a convertirse en presidenta, tal condescendencia se iría reduciendo. “Mauricio deberá entender cuál será su nuevo lugar”, comenta en situaciones de debate interno.

En ambos campamentos están convencidos que se terminarán imponiendo en las PASO. Nadie arriesga con qué margen. Una elección apretada, a lo mejor, alentaría el clima de confrontación y dificultaría un trabajo conjunto hasta octubre. La única señal de módica conciliación entre las partes surgió en Chubut, cuando los precandidatos convergieron para celebrar la victoria del senador Ignacio Torres como nuevo gobernador. Apenas un resuello para una interna opositora que se tornó sofocante.