El presidente de la Nación, Alberto Fernández, mostró su descontento con los prinicipales responsables del desborde de esta mañana de jubilados y beneficiarios de la AUH, que se agolparon en largas filas en las puertas de los bancos.
Según comentó el periodista Roman Lejtman de Infobae, Fernández se comunicó esta mañana temprano con el titular del Central, Miguel Ángel Pesce, a quien, después de ver lo que ocurría por televisión, habría insultado. “El Presidente no es de insultar -dice Lejtman- pero estaba -según le dijeron desde Rosada- ‘con un nivel de calentura nunca visto’”.
Inmediatamente, Pesce cortó la comunicación y redactó una resolución para que los bancos abran mañana y pasado en su horario habitual. La idea, como se pudo ver, es distender las largas filas y continuar con el cumplimiento de la cuarentena.
Luego, Pesce se comunicó con Palazzo quien durante días se negó a que abrieran las sucursales en medio de la pandemia.
“Vamos a abrir los bancos los fines de semana, ya está decidido”, informó Pesce a Palazzo. Y cortó.
La posición gremial de Palazzo era muy cuestionada en la Casa Rosada y Olivos, y finamente tuvo que ceder cuando comprobó las colas infinitas en los bancos de todo el país y escuchó a Alberto Fernández al otro lado de la línea. El Presidente no es amigo de Palazzo, estaba enfurecido y lo hizo responsable por el maltrato a los jubilados, pensionados y beneficiarios de los planes sociales que pasaron la noche sin dormir frente a la puerta vidriada de una entidad bancaria.
Ahora sí, dos semanas más tarde, Palazzo aceptó que se abrieran los bancos para que todos pudieran cobrar sus jubilaciones y la ayuda del Estado.
Desde la mirada presidencial, frente al escándalo de miles de jubilados pasando frío y haciendo cola para cobrar, Alejandro Vanoli es el mayor responsable político y administrativo. Ya se sabía que más de 11 millones de personas se habían inscripto para cobrar el Ingreso Familiar de Emergencia (IFE), y el titular de la Administración Nacional de la Seguridad Social (ANSES) hizo muy poco para resolver una crisis que estaba anunciada.
Desde el Palacio de Hacienda y la Secretaría de Asuntos Estratégicos se sugirió a Vanoli que adoptara medidas de urgencia para lograr la adhesión de empresas fintech que permiten cobrar los beneficios sin concurrir a las sucursales bancarias, pero el titular de la ANSES giró el tema durante días y nada sucedió.
El Presidente también habló con Vanoli para exigirle explicaciones por la situación humanitaria de los jubilados. A esa hora, los canales de televisión, las radios y las redes sociales describían las colas en los bancos y cuestionaban el liderazgo de Alberto Fernández frente a la crisis del coronavirus y sus consecuencias económicas.
Vanoli escuchó casi en silencio las sucesivas críticas del jefe de Estado, e inició un raid por los medios de comunicación para atenuar su anomia administrativa en la opinión pública.
El Presidente ajustó cuentas con Pesce, Palazzo y Vanoli ante una situación humanitaria que no estaba en sus cálculos. Sin embargo, esta crisis política y social aún no terminó. Por eso, Alberto Fernández exigió soluciones inmediatas ante una coyuntura que se extenderá en el tiempo: las empresas necesitan que los bancos estén abiertos, miles de beneficiarios de los planes sociales no están bancarizados, y el IFE (con 11 millones de inscriptos) también se otorgará en mayo y junio.
En un contexto social que incluye nueve días más de cuarentena y la incertidumbre frente a las consecuencias del pico máximo de la pandemia que aún no sucedió.
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