El ex funcionario al que le encontraron una lapicera Mont Blanc de oro con rubíes

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Ahora procesado por lavado de activos y negociaciones incompatibles con la función pública, este ex funcionario del Estado mantenía un lujoso nivel de vida que incluía seis empleadas domésticas, tres niñeras y viajes en primera

Seis empleadas domésticas a disposición en su lujosa casa en el country San Jorge, viajes en primera, autos de alta gama y lapiceras de oro macizo con rubíes son sólo algunos de los lujos que se dio Gustavo Gentili, el ex titular de Occovi, el órgano a cargo de controlar las concesiones viales en todo el país, ahora procesado y embargado junto a parte de su familia por el juez federal Sebastián Casanello.

Gentili fue el encargado de ocupar un sillón caliente durante el kirchnerismo, luego que Claudio Uberti, saliera catapultado del Occovi, tras el escándalo provocado por la valija con 800.000 dólares detectada a Antonini Wilson durante el gobierno de Néstor Kirchner. Uberti, además, oficiaba de nexo extraoficial con Venezuela. Muchos lo llamaban el “embajador sin embajada”.

Gentili llegó al organismo contralor de los peajes tras una extensa carrera interna en Vialidad Nacional, donde ingresó en 1992. Finalmente, se quedaría con la titularidad del Occovi y rápidamente puso una regla de oro a quienes desearan ganar una licitación en el organismo de los peajes: nadie ganaría si antes no contrataban a la consultora Consular Consultores Argentinos Asociados para que le diera el aval técnico. ¿Quién estaba detrás de esta consultora? El propio Gentili, junto a parte de su familia.

Tal como recordó en las últimas horas el periodista Hugo Alconada Mon en La Nación, este requisito que impuso a las empresas interesadas en quedarse con la concesión de alguno de los peajes le granjeó millones de dólares.

La Justicia determinó días atrás que si bien los rostros visibles de Consular fueron Jorge Pinto, Jorge Donnini y Ricardo López Naón -aunque luego pasaron por allí José María Gentili –su hermano– y Miguel Ducoté-, el verdadero dueño de todo era Gentili. Sobre este punto, Casanello explicó: “La prueba obrante en autos conduce a afirmar que quien estuvo desde el año 2005 atrás de Consular fue Gentili”. Tras esta definición, el magistrado decidió procesarlo por negociaciones incompatibles con la función pública y lavado de dinero.

Casanello concluyó así el primer tramo de una investigación junto al fiscal federal Federico Delgado, y que ahora buscará determinar cómo y dónde escondió Gentili el dinero corrupto, cuál fue el rol de los empresarios y quiénes fueron sus cómplices.

La lujosa vida de Gentili y su esposa

Laura Andino, esposa de Gentili, también quedó procesada por lavar al menos US$ 1 millón a través de una operatoria offshore destinada a ocultar el dinero de la corrupción y justificar su nivel de vida.

Él y ella trabajaban como funcionarios públicos –él, al frente del Occovi, a cargo de controlar a las concesionarias viales; ella, como la interventora de Ausol-, pero eran capaces de gastar US$ 28.000 en unas breves vacaciones en Punta del Este. O regalarse lapiceras Mont Blanc; entre ellas, una de oro macizo con rubíes.

Tal como expuso el mencionado periodista Alconada Mon, todo el esquema ilícito resultó redituable durante muchos años y les permitió sostener una mansión en un country, 11 hijos, 6 empleadas de limpieza, 3 niñeras, 2 choferes, al menos 2 departamentos en Uruguay y otras posibles propiedades –incluyendo un campo- en Chaco. También, viajes en primera para toda la familia, colegio privado para los más chicos y universidades privadas para los mayores, además de una larguísima lista de actividades extracurriculares. Entre ellas, clases de golf en el Olivos Golf los domingos por la mañana.