El Frente Partido: el gesto de Alberto conKulfas asombró a sus ministros leales

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El exministro de Desarrollo Productivo cuestionó a los funcionarios de La Cámpora de Energía y Cristina Kirchner no se lo perdonó. Pero no es la primera vez que los dirigentes del oficialismo se acusan entre sí. ¿Qué pasó con los dichos de Sergio Berni o Fernanda Vallejos?

El Presidente de la Nación le pidió el sábado la renuncia al ministro de Desarrollo Productivo Matías Kulfas. Fue después de que la Vicepresidenta acusara al funcionario de haber complotado en su contra utilizando un acuerdo con periodistas, el llamado off the record, una garantía que la prensa le asegura a una fuente: se podrán utilizar sus dichos pero no revelar su identidad.

Según la Vicepresidenta, el ministro difundió información falsa respecto a posibles irregularidades cometidas por funcionarios del área de Energía en la confección de la licitación para construir el gasoducto Néstor Kirchner. Es una obra monumental y fundamental para el país. Una vez culminada, se podrá transportar el gas que duerme en el subsuelo del yacimiento de Vaca Muerta, en Neuquén, hacia otras provincias y hacia los puertos, y de ahí a un mundo que tras la invasión de Rusia a Ucrania está desesperada por adquirir ese hidrocarburo.

La vice, enojada, señaló lo que consideró una tropelía vil. Describió en sus redes una expresión de su bronca: “Muy injusto y, sobre todo, muy doloroso que este tipo de ataques lo ejecuten funcionarios del propio gobierno del Frente de Todos”, pegó, y agregó: “Lo peor de todo: sin dar la cara, en off, mintiendo y utilizando periodistas. Con errores y aciertos, siempre hablé y actué de frente”.

Esas palabras fueron acompañadas por un insólito comunicado de la empresa estatal Energía Argentina, en el que se mostró como evidencia un chat enviado a la prensa desde el ministerio de Desarrollo Productivo en el que se aclaraba que la información que se brindaba entraba en la categoría off the record. El ministro aseguraba que las autoridades de la compañía energética “armaron un pliego de licitación a la medida de Techint”, afirmó, y aludiendo a una frase de Cristina señaló que fueron ellos los que “no usaron la lapicera como corresponde”.

Alberto Fernández y Cristina Kirchner, juntos en el acto por los 100 años de YPF (Foto: REUTERS/Agustin Marcarian)
Alberto Fernández y Cristina Kirchner, juntos en el acto por los 100 años de YPF (Foto: REUTERS/Agustin Marcarian)Por: REUTERS

El Presidente consideró que su vice tenía razón y le pidió al ministro, su amigo, que deje su puesto.

Empezaba así una patética comedia -o tragedia- de enredos que terminó demostrando que la alianza entre el Jefe de Estado, su vice, el Gabinete y la agrupación La Cámpora, que tiene bajo control los organismos que administran, entre otros entes, los que regulan las variables energéticas, ya nunca volverán a militar juntos en un mismo frente. La división es total. El gesto del Presidente asombró a sus otros ministros leales. Él les había prometido que ya no tomaría en cuenta las opiniones de la vice para gobernar.

El ministro despedido había dicho lo que dijo, provocando el enojo de sus enemigos poderosos, lo cual le costó el cargo, pero habían sido declaraciones que realizó sin ocultarse en el off the record: las expresó primero en una entrevista radial.

El comunicado de Energía Argentina, único en su tipo, debido a que solo repudiaba lo dicho por el funcionario, se suponía, bajo anonimato, reproducía aquel chat enviado a la prensa con las frases hirientes para los K, pero no pudo dar detalles del avance de la obra del gasoducto.

Kulfas, el ministro despedido, debió dejar el Gobierno. Sus declaraciones habían sido primero públicas. Después en off.

¿Entonces? ¿Esa política es ahora una norma gubernamental? ¿Quién hable en off the record criticando a un aliado de un frente partido deberá dejar su cargo?

El ministro despedido había acusado de impericia, o quizás corrupción, a los funcionarios de La Cámpora de Energía. La vice lo consideraba ineficaz en la gestión.

Antonio Prosato estaba a cargo de la Unidad Ejecutora del Gasoducto Kirchner y renunció sin dar explicaciones (Foto: Twitter/@TGS_energia).
Antonio Prosato estaba a cargo de la Unidad Ejecutora del Gasoducto Kirchner y renunció sin dar explicaciones (Foto: Twitter/@TGS_energia).

El enredo inexplicable había empezado días antes. El lunes 30 de mayo, el funcionario que estaba a cargo de la Unidad Ejecutora del Gasoducto Kirchner, Antonio Prosato, renunció sin dar explicaciones del por qué de esa decisión.

El retraso en el avance administrativo del expediente y las licitaciones necesarias para iniciar de una vez esa obra crucial habrían desencadenado su salida

Cuando esa otra renuncia se efectivizó la empresa Energía Argentina emitió un comunicado muy distinto al que se difundió en contra de Kulfas: solo se explicó en varios párrafos por qué el gasoducto estaba bien encaminado desde el punto de vista burocrático. Pero no se incluyó ni una palabra sobre la renuncia de Prosato.

¿Qué es más relevante para Energía Argentina? ¿La renuncia de uno de sus principales autoridades dedicadas a construir el gasoducto Kirchner? ¿O las supuestas declaraciones de un ministro de la propia gestión?

La comedia K había empezado un día antes de la renuncia del ministro

El viernes pasado, después de tres meses sin hablarse, el Presidente y la Vice se volvieron a ver y hasta compartieron un mismo escenario. Fue noticia un encuentro que en una democracia madura sería un acontecimiento cotidiano.

Se cumplían cien años de la fundación de YPF, la empresa estatal más emblemática del país. El Presidente y la Vicepresidenta convivieron en unos pocos metros cuadrados. Y hablaron.

Primero lo hizo la vice y no pudo con su genio. Le dijo al Presidente que gobierna mal. Fue a su modo. Después de hablar del gasoducto eterno y de pedir que la empresa Techint traslade parte de sus negocios al país debido a que ganaría millones vendiendo los caños que alguna vez trasladarán el gas de Vaca Muerta más allá de Neuquén. La vice criticó entonces al Presidente: “Te pido que uses la lapicera”, le dijo, haciendo alusión al poder que simboliza o concreta la firma del Jefe de Estado.

Su exposición se basó en políticas públicas que ella implementó cuando estuvo al mando de la Casa Rosada. El Presidente le contestó en tono calmo. Primero contó que se había reunido con el titular de Techint, dando a entender que gobierna a su modo. Que lapicera tiene. Después ironizó sobre el pasado como único recurso para mencionar logros.

No soy de los que le gusta volver al pasado. Siempre repito esa frase de la Cantata de los puentes amarillos de Luis Alberto Spinetta… yo me río porque sé que esta vena hippie a Cristina no le gusta…”, dijo el mandatario mientras su vice hacía mohines de desaprobación. Él siguió: “Dice Luis Alberto: no me vengan con que todo tiempo pasado es mejor. Mañana es mejor”.

No hubo tregua entre los dos jefes del extinto Frente de Todos. Tras semanas y semanas de hablar de lo importante de olvidar las divisiones internas para volver a “la unidad”, el acto fue el primer paso a una escena de la coalición que intenta gobernar en conjunto.

Pero las diferencias reaparecieron. Y se ahondaron la mañana siguiente cuando la vice logró la renuncia del ministro de Desarrollo Productivo por hablar en off aunque en rigor lo había hecho en on.

Las críticas internas en el Frente de Todos

El Presidente avaló el enojo de Cristina a pesar de que ella lo criticó en el acto por el mal uso que hace de “la lapicera”. Muchos otros dirigentes del ex Frente de Todos dijeron barbaridades del Jefe de Estado sin que nadie los presionara para dejar sus cargos.

Al que trajo al borracho, que se lo lleve”, había fulminado al Jefe de Estado en televisión el ministro de Seguridad bonaerense, Sergio Berni. La exdiputada Fernanda Vallejos, por poner un ejemplo entre muchos lo trató de “okupa” y “enfermo”. No pasó nada.

El enredo increíble del Gobierno giró también en el acto sobre YPF pero por omisión de temas que afectaban a buena parte de la sociedad, carente de una materia prima que expende la petrolera.

Ese mismo día, al menos ocho provincias del norte argentino sufrían el desabastecimiento de gasoil. Miles de camiones están frenados porque les falta el insumo vital para llegar a destino. Un número indefinido de escuelas no abren las puertas a los alumnos porque carecen de gas para calefaccionarse en invierno. Ninguno de esos problemas fue tratado ni por el Presidente ni por la Vice.

El pedido de ella a él para que use la lapicera, se contradice con lo dicho al Jefe de Estado por su hijo, el diputado nacional Máximo Kirchner. El 13 de mayo, le advirtió al Presidente que “cuando uno quiere conducir también debe saber obedecer”. De vuelta, ¿y entonces?

La propia Vice también había cuestionado al Presidente al que ahora le pide que ejerza el poder cuando tuiteó que un Gobierno puede ser “legítimo de origen y no de gestión”.

El enredo de conceptos contradictorios y varas distintas para medir declaraciones hirientes que a funcionarios le cuestan el cargo y otros los hace ascender en el esquema de poder K.

El sábado, el Presidente del PJ bonaerense, Máximo Kirchner, sentó su posición sobre el conflicto Kulfas: “Cuando tomé la decisión de dejar la conducción del bloque no hubo un solo off”, afirmó en un acto en Quilmes.

“Cuando tomé la decisión de dejar la conducción del bloque no hubo un solo off”, aseguró Máximo Kirchner. (Foto: Télam)
“Cuando tomé la decisión de dejar la conducción del bloque no hubo un solo off”, aseguró Máximo Kirchner. (Foto: Télam)

Alguna vez el debate del peronismo de Buenos Aires tuvo otra espesura teórica e ideológica.

La renuncia del ministro de Desarrollo Productivo desterró la idea que el Presidente ahora solo se movería por sus decisiones personales y no por la influencia de la vice. El Gabinete quedó estupefacto.

En este Gobierno peronista, más aún desde los acontecimientos del sábado, se aplica una de las frases de Perón más citadas por la militancia, pero en sentido contrario: “La única verdad no es la realidad”.