viernes, julio 26

El milagro de los enfermos: “El Señor pone sus manos sobre nuestras heridas”

0
137

Por segundo año consecutivo se realizó la celebración en la parroquia Nuestra Señora de Lourdes.

El milagro de los enfermos: “El Señor pone sus manos sobre nuestras heridas”

El espíritu del Milagro se expande por los barrios y personas con distintas enfermedades y dolencias se acercaron ayer para participar de la misa con unción de los enfermos, en el marco de la celebración de “El Milagro de los enfermos”, en la parroquia Nuestra Señora de Lourdes, ubicada en el barrio Intersindical, en la zona sur de la capital. Es el segundo año consecutivo que esta parroquia abraza esta celebración.

En el santuario se encontraban las imágenes peregrinas del Señor y la Virgen del Milagro que llegaron el viernes por la tarde al lugar. Con mucha emoción y fervor, cientos de fieles, la mayoría adultos mayores y con dificultades para desplazarse, por lo que eran acompañados por familiares, se congregaron para contemplarlas. El lema de este año es “Milagro, camino que renueva nuestra fe y nuestro bautismo”.

Paulina Bernal, de 84 años, fue una de las personas que recibió la unción de los enfermos. Contó: “Sentí mucha emoción. Es la primera vez que vengo a una misa así. Tengo artritis en las manos, pero tengo mucha fe que el Señor y la Virgen me van a ayudar a mejorar”.

Bernardo Zurita, de 84 años, esposo de Paulina, también recibió el sacramento. “Nosotros vivimos en el centro, pero queríamos venir sí o sí hasta acá para esta misa. Por la edad, siempre tenemos dolores, si no es de una cosa es de otra pero bueno, así es la vida y nosotros confiamos en que el Señor nos escucha siempre”, expresó. Ambos coincidieron en que “la época del Milagro es la más linda del año. Es distinta, única y donde se ve la fe de todos”.

Otra misa por los enfermos se realizó a las 19.30, y luego los fieles llevaron adelante una procesión de antorchas alrededor de la parroquia Nuestra Señora de Lourdes, sobre la calle Radio Nacional.

La misa estuvo presidida por el monseñor Dante Bernacki y el padre Matías Jerez. Otros cuatro sacerdotes también impartieron el sacramento.

“El Señor pone sus manos sobre nuestras heridas y nos da la fuerza de la misericordia para que podamos caminar en la vida”, expresó Bernacki durante la homilía.

La salud de la familia

María García, de 68 años, quien vive en el barrio Los Ceibos, contó que sufre problemas de tiroides y matabolismo. “Siempre pido por mi salud, pero ahora más que nada vine a anotarme para elevar una intención por mi sobrino nieto, que tiene 19 años, porque le salieron manchas en la piel y le pica todo el cuerpo. Tiene sus manos resecas y no sabemos qué enfermedad tiene porque no le dieron un diagnóstico preciso todavía”, manifestó.

Y añadió: “Siempre estoy con Dios. Vivo con mucha fe el Milagro y sé que mi sobrino nieto se va a curar”.

Antonia Velardez, de 85 años, asistió a la misa acompañada de su hija y su nieto, de 16, quien tiene una afección. Toda la familia, que vive en el barrio El Bosque, recibió la unción.

“Fue hermosa y emocionante la misa. Es la primera vez que participamos y es algo maravilloso. Lamentablemente cuando una llega a esta edad, todo empieza a doler, más que nada los huesos”, dijo.

Elisa Rojas, de 54 años, hija de Antonia contó: “En el momento en que el sacerdote me dio la unción tuve sentimientos encontrados: por una parte, alegría al pensar que vamos a estar bien y por el otro también tristeza por la situación”.

Y agregó: “Siempre le pedimos a Dios por la salud y yo en particular pido por mi niño y agradezco tenerlo aquí conmigo”.

Rosa Soria, de 59 años, y quien reside en el barrio El Tribuno, contó que llegó muy temprano a la iglesia por temor a que se llenara y no conseguir lugar. Sufre de problemas en la vista. “Vine a la bendición porque cada vez veo menos. Se me irritan mucho los ojos y me estoy haciendo estudios, pero Dios no va a permitir que sea algo malo”, expresó la mujer.

Diego Flores, de 48 años, llevó a su hija, una niña de 9, a la celebración. Viven en el barrio Santa Ana.

“Ella tiene asma, problemas respiratorios. Casi no sale de casa, la cuidamos mucho, ahora vinimos con barbijo, alcohol y todas las medidas para la sanación que están dando los padres”, contó el hombre.