
Sin embargo esa ilusión se fue diluyendo y hoy, a casi ocho años de su asunción como máxima autoridad religiosa, es una incógnita cuando Francisco I visitará su tierra natal.
En el vuelo en el que volvía a Italia luego de su reciente visita a Irak, el Papa habló de los peligros sanitarios y sobre su seguridad que debió asumir cuando decidió emprender el viaje al país de Medio Oriente. A su vez, consultado por los periodistas respondió sobre la posibilidad de un viaje en el corto plazo a la Argentina y la región.
Francisco bromeó diciendo que siempre que se lo preguntan afirma que estuvo 76 años y “eran suficiente”.
Pero después se puso serio y aseguró que hay algo que nunca se cuenta al respecto y es que en noviembre de 2017 hubo un proyecto de viaje para visitar Chile, Argentina y Uruguay, pero que el país trasandino estaba en medio de una campaña electoral y entonces se decidió ir en enero.
“Pero enero en Argentina y en Uruguay no se puede ir. No hay nadie, es como el julio o agosto de Roma y salió la sugerencia de ir a Perú”, aclaró.
“Quiero decirlo, para que no se hagan fantasías de patria-fobia, cuando se dé la oportunidad, se deberá hacer (un viaje) a Argentina, Uruguay y el sur de Brasil, ya que tienen una similitud cultural”, dijo.
Dejando en stand by su visita a la región, Francisco I aprovechó para confirmar su viaje a Hungría para el final del Congreso Eucarístico de septiembre próximo y que como a sólo 200 kilómetros está Eslovaquia podría también ampliar la visita a ese país.