jueves, noviembre 14

El Presidente cree que la relación con Wado De Pedro y con Cristina Kirchner está terminada

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Nota etraída de Clarín por Nicolás Wiñazki

Aunque no le pedirá la renuncia ahora a su funcionario, Alberto Fernández trabaja «como si no tuviera ministro del Interior desde hace un año y medio».

El Presidente Alberto Fernández y Eduardo Wado de Pedro, ministro del Interior, en la Casa Rosada.

Hace un año y medio que no tiene ministro del Interior, dice el presidente Alberto Fernández, enojado con quien sí ocupa ese cargo, Eduardo “Wado” De Pedro, el representante más emblemático de Cristina Kirchner en el Poder Ejecutivo. El funcionario fue quien encabezó en septiembre de 2021, después de la derrota oficialista en las PASO, una presentación de renuncias colectivas de ministros que militan en La Cámpora, pero aclarando una curiosa salvedad: esos ofrecimientos para dejar el poder carecían de la categoría de “indeclinables”. Por decisión del Jefe de Estado, no dimitió De Pedro, ni tampoco lo hicieron el resto de sus compañeros de aquella aventura. Todos cumplieron órdenes, para hacer lo que hicieron, de su jefa, la vicepresidenta Kirchner.

En los últimos días, esa situación de quebranto político en el oficialismo se profundizó, de nuevo con De Pedro como protagonista. Fernández enfureció con su ministro después de que trascendiera que éste lo acusó de no tener “códigos” debido a que no lo había invitado a una reunión que organismos de Derechos Humanos mantuvieron con el presidente de Brasil, Lula Da Silva. El Jefe de Estado, esta vez, afirma que el gesto de “Wado” es un límite. En medio de una crisis gubernamental con final abierto, asegura que la relación con el funcionario, y sobre todo con los Kirchner, no tiene retorno. Se terminó la alianza gubernamental del peronismo, aunque los funcionarios K sigan en sus puestos, por ahora. Fernández no lo dice en público pero es lo que repite en las últimas horas en privado, de acuerdo a lo que reconstruyó Clarín gracias a calificadas fuentes de la Presidencia que hablan y piensan como el mandatario.

Para mí, esto significa el fin de la relación. Tanto con ‘Wado’ como con Cristina”, insiste el Jefe de Estado, con palabras casi textuales, siempre de acuerdo a las fuentes antes mencionadas.

Es indecente que ‘Wado’ siga ocupando un sillón en un Gobierno con el que no está de acuerdo”, critican en la Quinta de Olivos al funcionario.

Aunque ya pelearon en público y en privado otras veces, el distanciamiento entre el Presidente y su vice, sumado a las críticas de los funcionarios de La Cámpora, resumidas en los dichos de De Pedro, se dan en un contexto distinto.

Empieza el año electoral y Fernández parece dispuesto a no dejar que los díscolos socios de lo que fue una coalición lo critiquen o trabajen de modo autónomo en su gestión.

“Son insoportables”, se queja Fernández de sus propios aliados aunque al mismo tiempo sean en los hechos opositores pero K, y agrega: “¿Cómo es posible que ‘Wado’ diga que no tengo ‘códigos’ porque no estuvo en un encuentro de movimientos de Derechos Humanos con Lula? Esa reunión la pidieron los organismos, Lula aceptó, yo lo acompañé pero casi no lo hago y apenas hablé para presentar a todos los presentes. De Pedro nunca estuvo invitado. Es un acontecimiento menor para tener que bancarme una crítica de ese tenor”, resume la situación un funcionario de Presidencia que podría ser Fernández, debido a la cantidad de horas por día que pasa con él.

Sobre Cristina, las palabras del Presidente son más severas.

“Boicoteó la gestión de Guzmán en Economía. El acuerdo con el FMI. Hizo todo para que me vaya mal. Si tengo que hablar con ella, lo hago, pero decidí empezar a gobernar solo”, es el pensamiento íntimo del Presidente, siempre siguiendo el relato de las fuentes mencionadas en los párrafos anteriores.

¿Fernández finalmente le pedirá la renuncia a De Pedro y al resto de sus subalternos que solo consideran como Jefa a la Vicepresidenta? “No es momento, esperemos, esperemos”, esquivó el Presidente a uno de los interlocutores que lo consultó sobre este tema en las últimas horas.

Hasta ahora, Fernández prefirió que prevalezca la unidad muy diversa de la coalición que lo llevó al poder, pero las diferencias entre los diferentes funcionarios K se ahondaron hasta quebrarse.

El Presidente está convencido de que las palabras hirientes de De Pedro se dieron a conocer en un contexto particular de recelos de la Vice con su papel preponderante en la relación diplomática y personal con Lula Da Silva.

Fernández (Cristina) esperaba mantener una reunión con Lula durante su visita a Buenos Aires para participar de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC).

Pero Da Silva la esquivó.

Pasaron las horas, un día, el segundo, y no se vieron.

La excusa que habría puesto el brasileño fue que no podía movilizarse hacia las oficinas de la presidenta del Senado por cuestiones de seguridad.

La Vice se habría negado a ir ella hacia él. Lula durmió y trabajó durante la CELAC en la suite presidencial del Hotel Sheraton.

El Presidente, dijeron fuentes diplomáticas de primera línea, no le pidió a Lula que no se viera con su enemiga interna.

Da Silva dejó en evidencia su resistencia a entrevistarse con Cristina en su viaje inmediatamente posterior a Uruguay.

La seguridad en ese país pareció distenderse debido a que viajó alrededor de cien kilómetros en auto a visitar a José “Pepe” Mujica.

Desde el 2019, la Vice asocia su figura a la del brasileño para igualar su principal preocupación, la condena por corrupción en su contra que describe solo como una persecución de la Justicia y los medios en su contra, con la de Lula. El mandatario esquivo de los K padeció 580 días de cárcel acusado de corrupción. La Corte Suprema de su país determinó que el dirigente debía salir en libertad y objetó el proceso penal por el que fue encarcelado.

Para la Vice, esa vivencia y la suya son similares y equiparables a lo que describe como “guerra judicial” o lawfare.

El presidente de Brasil, quien está muy agradecido con Fernández (Alberto) debido a que éste lo visitó en prisión, se habría molestado con Fernández (Cristina) por su insistencia para sacar provecho de su infortunio carcelario.

Fuentes de la diplomacia aseguraron a Clarín que Lula se fastidió el día que volvió a ser electo como Presidente de su país cuando una comitiva de funcionarios K le alcanzó, sin que él supiera de qué se trataba, una gorra que llevaba inscriptas las siglas CFK. Cuando los argentinos le gritaron el nombre de la Vice, él se quitó el obsequio con gesto adusto.

Entre los funcionarios que habían viajado a Brasil para esos comicios históricos estuvo el ministro De Pedro.

Fernández (Alberto), suele destacar que la comitiva oficial a Brasil fue encabezada por él, que viajó un día después para verse con su amigo ganador de las elecciones. De Pedro ya estaba ahí. “Quiso adelantarse a nosotros. Podríamos haberlo dejado afuera de todas las reuniones pero no lo hicimos, lo invitamos a que nos acompañe”, describen desde Presidencia para destacar que Fernández (Alberto) nunca le puso trabas al ministro en el que hoy enfoca sus broncas.

Después de que trascendiera la frase del titular de Interior respecto a la falta de “códigos” del Jefe de Estado, éste le pidió a su portavoz, Gabriela Cerruti, que lo llamara para conocer si era verdad que había dicho lo que dijo. El funcionario habría minimizado sus palabras. El Presidente no le creyó. Al día siguiente, el viernes pasado, la ministra de Desarrollo Social, Victoria Tolosa Paz, le exigió públicamente a su par de Interior que rectificara o explicara sus frases lacerantes para Fernández: “Es un buen momento para que el ministro pueda aclarar si esto ocurrió, o no, porque ponen en boca de él alguna situación de falta de códigos”, dijo la funcionaria, amiga del Presidente, y siguió: “En todo caso, quienes están dentro del Gobierno y critican deben definirse. O estás adentro o estás afuera”. Ayer volvieron a cruzarse declaraciones entre los funcionarios leales a Fernández (Alberto), con quienes defienden a “Wado” y a Fernández (Cristina). Volvió el “Frente Todos contra Todos”, aunque en esta escalada con novedades.

En el entorno de De Pedro piden que la frase del ministro respecto a la falta de “códigos” del Presidente no sea motivo de enfrentamientos internos, ya que habría sido expresada en forma personal, por un enojo pasajero y por un tema puntual. “Wado defendió a Alberto cuando La Cámpora no lo recibió en Mendoza. Siempre trabajó para él a pesar de sus diferencias sobre temas de gestión”, dice un funcionario que trabaja con el ministro.

De Pedro no tiene intenciones de renunciar a su puesto y seguirá con su “campaña” para ser precandidato a Presidente.

Fernández sonríe irónico cuando se le pregunta si esa postulación del “camporista” lo preocupa o pone en crisis a su propia precandidatura en busca de una reelección.

Este nuevo enfrentamiento interno del PJ en el poder tiene características diferentes a otras peleas que ya sacudieron al poder central. Una de ellas es que Fernández ya no recibe en silencio y sin reacción las críticas de sus adversarios internos.

En la Casa Rosada ponen como ejemplo que el Jefe de Estado despidió de su puesto como titular del INADI a Victoria Donda, militante acérrima de los Kirchner.

También señalan que él (Alberto) ya dejó de llamarla a ella (Cristina) para consultarle qué decisiones tomar, y que ella (Cristina) dejó de llamarlo a él (Alberto) para imponer ideas o para quejarse por la marcha del Gobierno.

El Presidente también dejó trascender su asombro y enojo cuando en un acto en Mar del Plata, otra funcionaria militante de La Cámpora, la titular del ANSES, Fernanda Raverta, ni siquiera lo nombró en un acto que compartieron juntos anunciando mejores en un programa social.

Acaba de empezar el 2023. Año electoral en el que se elegirá Presidente en la Argentina.