Nota extraída de La Naci´ón por Juan Carlos de Pablo
El presidente, Alberto Fernández, y la nueva ministra de Economía, Silvina Batakis, deben decirle públicamente a Cristina que ya tenemos bastantes problemas como para encima ocuparnos de esto
Salario es la contraprestación abonada por el empleador por los servicios laborales prestados por el asalariado; universal quiere decir para todos. La propuesta es bien diferente: un ingreso a 700.000 personas sin ninguna prestación laboral a la vista, que se agrega a la enorme cantidad de planes sociales.
¿Quieren el presidente de la Nación y su ministra de Economía enviarnos una “señal” a quienes vivimos en este bendito país? De máxima, díganle públicamente a la vicepresidenta de la Nación que ya tenemos bastantes problemas con los que existen como para encima ocuparnos de esto. De mínima, no preparen ningún decreto, y si el Congreso aprueba por ley la iniciativa, la vetan. Veremos.
Silvina Batakis llegó al Ministerio de Economía como Jesús Rodríguez en 1989 y Hernán Lacunza en 2019. Al tope de las tonterías que escuché en las últimas horas está la acusación de que “llegó sin un plan”. Pero si la pobre ni soñaba con ser ministra. Todo mi saludo afectuoso a quien ocupa un cargo muy difícil en una circunstancia particularmente complicada.
Le doy el beneficio de la duda, observando si ocupa el cargo o también asume la función; es decir, viendo si se echa al hombro el gerenciamiento del área económica del Gobierno, con qué equipo cuenta y con qué coraje frena las propuestas que le llegan de un Poder Ejecutivo muy debilitado. A Alberto y a Cristina Silvina les tiene que decir: “No pido que me ayuden, pero al menos no me jodan”.
Todo ministro llega por primera vez a su despacho con sus ideas, sus experiencias, etc.; pero, particularmente en la Argentina, se encuentra con un temario contundente y súper urgente. Aquí veremos la importancia que tendrán en la gestión ministerial las circunstancias versus los principios generales que aprendió en la vida y en la facultad.
Lo que ocurrió al comienzo de esta semana con los precios del dólar blue y de los destornilladores fue el reflejo de la necesidad de seguir con el boliche abierto y no saber de dónde agarrarse. El “festival” de anécdotas que vimos en radio y TV tiene más que ver con la lógica periodística que con lo que puede terminar ocurriendo cuando se asiente la polvareda.
Sigue la crisis política. Ojalá Batakis entienda que su principal tarea es evitar males mayores y que su verdadero desafío no es el irrelevante FMI, sino los argentinos, que somos mucho más exigentes. ¡Ánimo Silvina!