El mismo esta compuesto por una cantidad de electores igual a su número total de escaños en el Congreso: dos senadores más la cantidad de miembros que el estado tenga en la Cámara de Representantes.
Los electores presidenciales que suelen ser funcionarios electos, aspirantes a políticos o leales al partido desde hace mucho tiempo emitirán su voto para presidente y vicepresidente. Biden y Donald Trump tendrán en la votación a los electores elegidos por el partido en los estados en los que se hayan alzado con la victoria: es así que el demócrata contara con 306 votos electorales frente a los 232 de Trump, por lo que la victoria de Biden es un hecho. El demócrata supera con holgura los 270 electores necesarios para obtener la victoria.
¿Existe la posibilidad de que los electores no voten por el candidato al que prometieron su apoyo? Si. No obstante rara vez esto ha ocurrido. Los electores son elegidos ya que le prometieron su apoyo a un candidato determinado y casi siempre votan como lo prometieron. Para evitar ese “casi siempre” los estados han buscado fortalecer sus reglas contra los electores infieles, presionando leyes para eliminarlos y retirar sus votos si no votan como prometieron, una medida respaldada por la Corte Suprema de Estados Unidos.
En 2016, un número histórico de los llamados “electores infieles” -siete en total- votaron por candidatos distintos a los que se habían comprometido a apoyar: cinco se volvieron contra Clinton y dos contra Trump.