martes, abril 23

En el oficialismo vaticinan una nueva derrota en noviembre y otra batalla interna se asoma tras las elecciones generales

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Fuentes del Frente de Todos aseguran que la relación entre Alberto Fernández y Cristina Kirchner esta rota y la palabra “gobernabilidad” comienza a circular por los pasillos de Casa Rosada

Tras la dura derrota en las elecciones, el Frente de Todos vivió días revoltosos con una crisis política motivada por el vacío de poder generado por los ministros cristinistas que habían presentado sus renuncias. Luego de mover algunas piezas dentro del gabinete, el Gobierno logró una estabilidad muy frágil y que solo durará hasta las elecciones generales del 15 de noviembre.

Diversos funcionarios del Frente de Todos dan por sentado que en noviembre volverán a perder por lo que todo lo que queda por hacer es evitar que esa derrota sea aún más contundente que en las PASO, cuando a nivel nacional quedaron 10 puntos atrás de Juntos por el Cambio, el gran ganador de la elección.

Ni siquiera las medidas económicas parecen dar resultado: una encuesta realizada por Management & Fit, a la que tuvo acceso Clarín, revela que las expectativas negativas a futuro siguen siendo muy negativas. El Gobierno financia su política de impulsar el consumo con mayor emisión monetaria lo que indudablemente traerá más inflación, la principal preocupación que identificaron los consultados.

Este escenario genera un combo explosivo que hará estallar por los aires la estabilidad que hay hoy en el Gobierno si efectivamente se cumplen los pronósticos electorales. La relación entre Alberto Fernández y Cristina Kirchner está completamente rota y sus diferencias quedaron pausadas hasta después de los comicios. Ni siquiera ahora, cuando deberían estar trabajando para dar vuelta la elección se hablan; el jueves se mostraron juntos en Casa Rosada para a la presentación del proyecto de ley de “Fomento al Desarrollo Agroindustrial”, sin embargo, Cristina espero hasta la hora del evento en el despacho de “Wado” de Pedro (el ministro que inició la presentación masiva de renuncias) y solo se vio con el presidente minutos antes de los anuncios para ingresar juntos al salón donde se harían.

Con la derrota asumida y la relación quebrada la pregunta ahora es que va a pasar luego de que se conozcan los números del 14 noviembre. Un agravamiento de los resultados puede poner en jaque la gobernabilidad del Gobierno que perdería el quorum en Senadores mientras que en Diputados Juntos por el Cambio sería la primera minoría sin contar a otros espacios opositores como los liberales o partidos políticos provinciales.

Las “palomas” en el oficialismo ya alertan sobre el oscuro escenario que puede desencadenarse: “Si no se encierran horas y horas (Alberto y Crisitna) para definir cómo nos plantamos de acá hasta 2023 esto puede derivar en una catástrofe. No hay rumbo y está a la vista de todos”, sostuvo un funcionario a Clarín.

Mientras tanto, cada uno juega su propio partido y busca salvarse solo después de noviembre. Alberto por un lado, Cristina por otro y los ministros. En este sentido, el jefe de Gabinete, Juan Manzur, tomó un rol protagónico en las últimas semanas al ser la cara visible de todos los anuncios económicos y comienza a rearmar su figura política para aspirar a algo más que gobernador de Tucumán. En Economía, Martín Guzmán resiste los embates de Cristina y trabaja para no ser removido del puesto después de noviembre, culpado por los magros números económicos. Julían Domínguez (Agricultura) y Aníbal Fernández (Seguridad), aprovechan su vuelta al Gobierno para reconstruir sus carreras políticas luego de sus derrotas en la elección a gobernador bonaerense en 2015.

Con información de Clarín