viernes, marzo 29

EVANGELIO DEL DÍA

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EVANGELIO DEL DÍA 🌸🍃

Lucas 4, 31-37

En aquel tiempo, Jesús bajó a Cafarnaúm, ciudad de Galilea, y los sábados les enseñaba. Quedaban asombrados de su doctrina, porque hablaba con autoridad. Había en la sinagoga un hombre que tenía el espíritu de un demonio inmundo, y se puso a gritar a grandes voces: ¡Ah! ¿Qué tenemos nosotros contigo, Jesús de Nazaret? ¿Has venido a destruirnos? Sé quién eres tú: el Santo de Dios. Jesús entonces le conminó diciendo:Callate y sal de él, y arrojándole en medio, salió de él sin hacerle ningún daño. Quedaron todos pasmados, y se decían unos a otros:¡Qué palabra ésta! Manda con autoridad y poder a los espíritus inmundos y salen. Y su fama se extendió por todos los lugares de la región.

Palabra de Dios
🍃🌸MEDITACIÓN DEL EVANGELIO 🌸

Lc. 4, 31-37:

🍃🌸 Enseña con autoridad.

1) Gritar:

Es la expresión de este hombre endemoniado. Dicen que los que gritan, gritan porque no tienen la razón y por ello quieren imponer. Hay momentos en la vida que uno quiere gritar para imponer sus cosas y capaz que a vos no te gusta perder, porque consideras una discusión una batalla a la que tenés que ganar como sea. Discutir es distinto, es manifestar ideas y situaciones. Hoy mírate en tu vida y fíjate si siempre querés imponer tus ideas y dejar callado al otro como sea, incluso usando golpes bajos, sacando temas personales para hacer doler. Por fa, no caigas en eso…

2) El temor:

Es la actitud cuando uno no sabe qué es lo que pasa. Ya llevamos bastante tiempo de esta pandemia. A algunos se les fue el miedo y pasó a temor, en donde hay un respeto a ello. Pero también te invito a que mires tu vida con temor, no con miedo. No es lo mismo, ya que el miedo paraliza. El temor lleva a un respeto porque acepta su límite ante lo otro.

3) Autoridad:

Que tu autoridad sea el servicio y el obrar bien, con respeto y humildad. No tengas miedo de obrar con la autoridad de Dios. Me gustaría terminar con esta oración de santo Tomás Moro, un hombre de autoridad ante Inglaterra. Defendió siempre la verdad desde el buen humor, que lo ayudó a tener una buena autoridad.

Concédeme, Señor, una buena digestión y también algo que digerir.
Concédeme la salud del cuerpo, con el buen humor necesario para mantenerla.
Dame, Señor, un alma santa que sepa aprovechar lo que es bueno y puro, para que no se asuste ante el pecado, sino que encuentre el modo de poner las cosas de nuevo en orden.
Concédeme un alma que no conozca el aburrimiento, las murmuraciones, los suspiros y los lamentos y no permitas que sufra excesivamente por ese ser tan dominante que se llama: YO. 
Dame, Señor, el sentido del humor. Concédeme la gracia de comprender las bromas, para que conozca en la vida un poco de alegría y pueda comunicársela a los demás. 
Así sea.