viernes, abril 19

EVANGELIO DEL DÍA

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EVANGELIO DEL DÍA🌹🌿

Mateo (21,28-32):

En aquel tiempo, dijo Jesús a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo:
«¿Qué os parece? Un hombre tenía dos hijos. Se acercó al primero y le dijo: “Hijo, ve hoy a trabajar en la viña”. Él le contestó: “No quiero”. Pero después se arrepintió y fue.
Se acercó al segundo y le dijo lo mismo. Él le contestó: “Voy, señor”. Pero no fue.
¿Quién de los dos cumplió la voluntad de su padre?».
Contestaron:
«El primero».
Jesús les dijo:
«En verdad os digo que los publicanos y las prostitutas van por delante de vosotros en el reino de Dios. Porque vino Juan a vosotros enseñándoos el camino de la justicia y no le creísteis; en cambio, los publicanos y prostitutas le creyeron. Y, aun después de ver esto, vosotros no os arrepentisteis ni le creísteis».

Palabra del Señor
🌿🌹MEDITACIÓN DEL EVANGELIO 🌹

Mt. 21, 28-32:

🌿🌹Hacer la voluntad de Dios.

1) El que se arrepiente:

Es la actitud del primer hijo. Es cuando hay un arrepentimiento verdadero, un cambio de dirección. Es esto lo que debe pasar en tu vida. No podés siempre ir con tu terquedad. En la vida hay momentos de crisis y son esos momentos los que te hacen definir y madurar. La madurez implica arrepentirse y cambiar. No es tan solo quererlo sino también buscarlo y dar muestra de cambiar para seguir la voluntad de Dios y no la de uno.

2) La falsedad:

Es cuando decimos sí sí, pero en el fondo es un no. Es un problema también de identidad, ya que por temor al qué dirán muestra otra cosa. Es cuando se presenta la típica actitud inmadura de querer quedar bien con todo el mundo. Todos tenemos un poco de esto, en donde nos cuesta renunciar y asumir la propia responsabilidad. Incluso en la vía religiosa, en donde a Dios lo usamos de escape o como un garante de lo que queremos.

3) La voluntad:

Es aquí donde uno debe cuestionarse y mirar su identidad. La vida está marcada por compromisos y fidelidad a la Palabra y decisión que uno toma. Nadie puede obligar a nadie, pero uno mismo debe asumir la responsabilidad de lo que decide y lo que dice. Es por ello que, antes de decidir, es conveniente pensar, rezar y confiar. Si estás haciendo su voluntad sé que te costará, pero la paz tendrás.
Ten confianza porque, como dice Santa Teresa: «Nada te turbe, nada te espante, la paciencia todo lo alcanza, quien a Dios tiene nada le falta, Sólo Dios basta»