martes, abril 16

EVANGELIO DEL DÍA*

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EVANGELIO DEL DÍA*

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Lectura del santo evangelio según san Lucas (24,13-35):


AQUEL mismo día, el primero de la semana, dos de los discípulos de Jesús iban caminando a una aldea llamada Emaús, distante de Jerusalén unos setenta estadios; iban conversando entre ellos de todo lo que había sucedido. Mientras conversaban y discutían, Jesús en persona se acercó y se puso a caminar con ellos. Pero sus ojos no eran capaces de reconocerlo.Él les dijo:«¿Qué conversación es esa que traéis mientras vais de camino?».Ellos se detuvieron con aire entristecido. Y uno de ellos, que se llamaba Cleofás, le respondió:«¿Eres tú el único forastero en Jerusalén que no sabe lo que ha pasado estos días?».Él les dijo:«¿Qué».Ellos le contestaron:«Lo de Jesús el Nazareno, que fue un profeta poderoso en obras y palabras, ante Dios y ante todo el pueblo; cómo lo entregaron los sumos sacerdotes y nuestros jefes para que lo condenaran a muerte, y lo crucificaron. Nosotros esperábamos que él iba a liberar a Israel, pero, con todo esto, ya estamos en el tercer día desde que esto sucedió. Es verdad que algunas mujeres de nuestro grupo nos han sobresaltado, pues habiendo ido muy de mañana la sepulcro, y no habiendo encontrado su cuerpo, vinieron diciendo que incluso habían visto una aparición de ángeles, que dicen que está vivo. Algunos de los nuestros fueron también al sepulcro y lo encontraron como habían dicho las mujeres; pero a él no lo vieron».Entonces él les dijo:«¡Qué necios y torpes sois para creer lo que dijeron los profetas! ¿No era necesario que el Mesías padeciera esto y entrara así en su gloria».Y, comenzado por Moisés y siguiendo por todos los profetas, les explicó lo que se refería a él en todas las Escrituras.Llegaron cerca de la aldea adonde iban y él simuló que iba a seguir caminando; pero ellos lo apremiaron, diciendo:«Quédate con nosotros, porque atardece y el día va de caída».Y entró para quedarse con ellos. Sentado a la mesa con ellos, tomó el pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo iba dando. A ellos se les abrieron los ojos y lo reconocieron. Pero él desapareció de su vista.Y se dijeron el uno al otro:«¿No ardía nuestro corazón mientras nos hablaba por el camino y nos explicaba las Escrituras?».Y, levantándose en aquel momento, se volvieron a Jerusalén, donde encontraron reunidos a los Once con sus compañeros, que estaban diciendo:«Era verdad, ha resucitado el Señor y se ha aparecido a Simón».Y ellos contaron lo que les había pasado por el camino y cómo lo habían reconocido al partir el pan.

Lc. 24, 13-35:

El camino de Emaús significa que siempre estamos en camino.1)Discutían: es esto lo que pasa también entre nosotros, discutimos. Pero qué… los discípulos discuten de lo sucedido, de lo que había pasado. Hoy todavía seguimos discutiendo entre nosotros en vez de escuchar a Jesús y creer. Todavía discutimos quién es el Papa en vez de unirnos y laburar para que este mundo no caiga en guerra y para que haya un poco de paz entre no

lo que impide que reconozcas a Jesús. Fijate qué es lo que te impide y frena a vivir de una manera distinta esta vida. Deja de vivir como muerto y viví. Viví esta vida de la mejor manera. Las dificultades no se van, pero transformalas. El cirio pascual está encendido, lleva un poco de luz a tu vida y sacate de encima esa sombra.


3) Ardía el corazón: es eso lo que hoy tenemos que

pedir a Dios, que nuestro corazón vuelva a arder, que se la juegue. Que tenga pasión. La clave de un jugador de fútbol para cambiar un partido es la pasión que le pone. Ponele pasión a esta vida, ponele garra y cambiá las cosas. Pero con Jesús, y que no deje de arder el amor de Dios en vos.Ardé del amor de Dios porque hasta el cielo….(completala vos)