Falló la estrategia de la proscripción y viene una condena fuerte para Cristina Kirchner
A fin de mes, o a principio de diciembre habría veredicto para la Vicepresidenta por Vialidad. Estiman que podrían darle entre 6 y 7 años de prisión. Igual seguiría libre y podría ser candidata
Todo lo que podía salir mal, ha salido mal. Y se avecina para Cristina Kirchner el peor fin de año de su carrera política. La estrategia de la proscripción, aquella con la que intentó imitar al Perón victorioso de 1973, está llegando a su fin con el estigma del fracaso. En los últimos días de noviembre, o a lo sumo en los primeros días de diciembre, la Vicepresidenta deberá enfrentar una condena a varios años de prisión por hechos de corrupción en la causa Vialidad. La de los contratos para Lázaro Báez.
Este lunes, el fiscal Diego Luciani respondió lo que técnicamente se conoce como las nulidades presentadas por los abogados defensores de Cristina. Y las que presentaron los abogados del resto de los trece acusados, entre quienes están el ex ministro de Infraestructura, Julio De Vido; el ex secretario de Obras Públicas y lanzador consagrado de bolsos con dólares, José López; y los del afortunado constructor Báez, quien se quedó con el 80% de la obra pública solo en la provincia de Santa Cruz.
El fiscal Luciani hizo lo que estimaban los analistas habituales de Tribunales: optó por no formular réplicas a los alegatos de las defensas. En la definición de esta clase de juicios, si hay réplicas de los fiscales después podrá haber dúplicas de los defensores, con lo cual se extendería por más tiempo la definición del veredicto del Tribunal Oral Federal 2 que integran los jueces Rodrigo Giménez Uriburu, Jorge Gorini y Fabián Basso. Ese es el plazo de tiempo que está en juego.
En ese contexto del final del juicio, Cristina Kirchner tiene la posibilidad de hacer un último planteo en su propia defensa. Hasta ahora no ha dicho si lo hará, pero la Vicepresidenta siempre ha reclamado espacios para defenderse y sus abogados consideran que también esta vez hará uso de la oportunidad.
De todos modos, Cristina tiene otra oportunidad para esgrimir sus argumentos. Será la única oradora del acto de este jueves en el que el kirchnerismo celebrará el Día del Militante peronista en el Estadio Unico de la Plata. Allí tendrá una chance anticipada de responderle públicamente a los planteos de los fiscales Luciani y Sergio Mola. Será un verdadero aperitivo de la batalla final entre la Vicepresidenta y la Justicia cuando se conozca la sentencia.
Este lunes, el fiscal Diego Luciani responderá las nulidades presentadas por los abogados defensores de Cristina Kirchner
La pregunta del millón en cada despacho de Tribunales es cuántos años le darán a Cristina de condena. A esta altura, está claro que nadie apuesta por una absolución. Los números que más aparecen entre los especialistas de este tipo de juicios son el 6 y el 7. La mayoría de los consultados opinan en reserva que el pedido de doce años de prisión que hicieron los fiscales será respondido con una condena de entre seis y siete años de condena para la Vicepresidenta y para sus ex colaboradores.
La magnitud de la eventual condena, probablemente con la prohibición de volver a ejercer cargos públicos, no la enviaría a Cristina a prisión ni le impediría a volver a ser candidata en 2023.
La sentencia será apelada por la Vicepresidenta y el fallo deberá ser evaluado en dos instancias: la Cámara de Casación Penal y la Corte Suprema de Justicia. Ese tránsito y esas dos resoluciones no se van a completar antes de las elecciones del año próximo.
Por eso es que Cristina podrá, si se lo propone, ser candidata a presidenta, a gobernadora o a senadora nacional en 2023. Esta última opción es la que muchos kirchneristas observan cada vez con mayor interés porque los fueros parlamentarios la pondrían a salvo de cualquier contingencia judicial. Es una alternativa.
CFK será la única oradora del acto de este jueves en el que el kirchnerismo celebrará el Día del Militante peronista en el Estadio Unico de la Plata
Claro que la sola mención de los fueros parlamentarios enciende el enojo de la Vicepresidenta. Cristina ya les ha dicho a los jueces en su primer alegato en 2019 que ella “ha sido juzgada por la historia” (y absuelta, claro) y que no le corresponde ninguna condena. La reacción es mucho más intemperante cuando le mencionan la posibilidad de un indulto presidencial con el que podría auxiliarla el presidente Alberto Fernández. “La puteada más chica se escucha desde la calle”, ha dicho una de las personas con las que ha evaluado esa hipótesis desesperada.
Asociación ilícita o defraudación al Estado
Otra de las circunstancias que se analizan en una eventual condena contra Cristina son los fundamentos. Aunque el hermetismo de los jueces del TOF2 es total, las teorías que se barajan al respecto son dos: la primera es que sea condenada a varios años de prisión por haber constituido una asociación ilícita para quedarse con fondos de la obra pública. Es la hipótesis de la “extraordinaria matriz de la corrupción”, tal como la describió en su acusación el fiscal Luciani. Y si la condena supera los seis años (la mitad del pedido), la fiscalía no podrá reclamar que se revise.
La otra posibilidad es que los jueces del TOF2 desechen la hipótesis de la asociación ilícita y la matriz de corrupción, y condenen a Cristina simplemente por defraudación al Estado. El argumento sería igual de potente, pero perdería algo de impacto el mensaje del fallo ejemplar para los funcionarios en el futuro.
Hay en la acusación del fiscal Luciani la intención de establecer cierto paralelismo entre la matriz de los mecanismos represivos instaurados en la dictadura militar (condenados en el Juicio a las Juntas que impulsó Raúl Alfonsín en 1985) y la matriz de los mecanismos de corrupción que los fiscales creen haber probado en el manejo de la obra pública por parte del kirchnerismo. Esa comparación provoca ataques de furia en la Vicepresidenta.
“Ella no nos pudo torcer el brazo”, explica un juez que considera como un triunfo la posibilidad de un final con condena para la Vice. Es tan complicada la situación política y judicial de Cristina que, probablemente, ni siquiera la obtención del Mundial de Fútbol en Qatar por parte de la Selección Argentina que lidera Lionel Messi sea suficiente para hallarle una chance de mejora.
Al escenario factible de condena en la causa Vialidad, a Cristina hay que sumarle el siguiente listado de circunstancias negativas.
– El fiscal ante la Cámara de Casación Penal, Mario Villar, acaba de pedir que se anule el sobreseimiento anterior y se lleve a juicio oral a Cristina, y a sus dos hijos, Máximo y Florencia Kirchner, por supuesto lavado de dinero en las causas conocidas como Hotesur y Los Sauces.
– La Corte Suprema revocó el decreto parlamentario que designó al senador kirchnerista Martín Doñate en el Consejo de la Magistratura, y sostuvo que esa banca le corresponde al senador opositor Luis Juez. Cristina había partido artificialmente el bloque oficialista en dos en el Senado para quedarse con ese espacio de la oposición.
– Cristina esperaba un triunfo de Lula en primera vuelta, en la elección presidencial en Brasil, que no sucedió. Su aliado político pudo vencer a Jair Bolsonaro recién en segunda vuelta y por muy ajustado margen. El plan de una “ola regional de izquierda”, con el que pensaba lanzar su candidatura presidencial, quedó muy condicionado.
– Las encuestas la siguen mostrando con una imagen negativa muy alta. Cristina está primera en la interna del Frente de Todos, pero pierde en todos los escenarios como candidata frente a cualquiera de los postulantes opositores.
– Las gestiones de los dos candidatos que eligió en 2019, Alberto para presidente y Axel Kicillof para gobernador, han resultado en desastre. El Gobierno nacional terminará este año con una inflación superior al 100% y con un índice de pobreza de más del 40%. Y en la provincia de Buenos Aires, la inseguridad y la indigencia tienen cifras récord.
Por todas estas razones, la estrategia de la victimización judicial y la candidatura presidencial como escudo ante la amenaza de la condena a prisión en la causa Vialidad, empieza a mostrarse insuficiente e impracticable. En las últimas semanas, Cristina ha realizado gestos políticos para encapsular al kirchnerismo en la provincia de Buenos Aires. Si la oposición va con chances de triunfo en las presidenciales de 2023, buscará aglutinar a su electorado fiel como candidata a senadora y con Kicillof como candidato a gobernador siempre que pueda resistir un comicio que se define en primera vuelta. Las cajas de la política están allí.
Cristina Kirchner en su última aparición, en la UOM de Pilar (Luciano González)
También está impulsando como candidato a gobernador por Santa Cruz (la otra provincia que intentará retener) al actual presidente de YPF, el ex legislador Pablo González, quien hoy representa los intereses del kirchnerismo en la petrolera estatal. La gestión de Alicia Kirchner en la provincia patagónica es otro desastre que solo resiste por favoritismo en la asistencia oficial.
Como si no tuviera problemas suficientes, Cristina debe atender en estos días el desafío de Alberto Fernández que juega a crearle cortocircuitos con las mismas herramientas del poder que nunca utilizó para gobernar. El Presidente dice que no va a impulsar aumentos por suma fija, y que no va a acompañar la estrategia de eliminar las PASO que impulsan el kirchnerismo y apoya sin entusiasmo Sergio Massa. Es la infección a cielo abierto de un gobierno que llega a su último año en estado de descomposición.
El jueves, cuando Cristina muestre algunas de sus cartas políticas en el discurso que ensayará en La Plata, el Presidente estará en Madrid. Descansando ya de su gira por París y por Bali, donde intentará en reuniones de ocasión con Xi Jinping y Kristalina Georgieva, maquillar un poco el epílogo decepcionante del ocaso de su mandato. La Vicepresidenta lo consagró por Twitter un sábado de 2019 y, lo que el peronismo celebró entonces como hallazgo estratégico, hoy es (diría Dostoievsky) crimen y castigo.
No hay mejor muestra del desconcierto kirchnerista que el episodio triste en el que la portavoz presidencial, Gabriela Cerruti, le adjudicó las piedras por las víctimas del Covid depositadas en Plaza de Mayo al accionar político de la derecha. Así transita sus últimos estertores el Gobierno que promovió la vacunación VIP, el que celebró fiestas en Olivos mientras miles de argentinos morían y el que agigantó la tragedia con la excusa ideológica y perversa de no acelerar un contrato con la vacuna imperialista Pfizer.
En el país de los muertos por la guerrilla, en el de los muertos por la dictadura. En el país de los muertos por la AMIA, por la explosión de Río Tercero, por la tragedia ferroviaria de Once y por el hundimiento del Submarino San Juan. En este país de muertos sin sentido, quienes están ahora en el poder se siguen burlando de los nuevos muertos, los que tampoco se pueden defender.
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