Nota extraída de El Cronista por Ezequiel Chabay.

De regreso al país, el Presidente lanzó gestiones directas y con intermediarios para recuperar los votos que el kirchnerismo no le daría en la Cámara de Diputados. Confían en que los demás espacios acompañarán.

Alberto Fernández volvió a poner los pies sobre la tierra. Ni bien regresó de su primera gira del año al exterior, el Presidente debió meterse de lleno a resolver el serio riesgo de fracaso que persigue la ratificación parlamentaria del acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI), cuando se estima que una cuarta parte del Frente de Todos no daría el voto positivo.

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Fernández regresó al país procedente de Barbados en la madrugada del miércoles. A media mañana retornó a su despacho en la Casa Rosada, desde donde monitoreó los varios frentes donde se presenta la batalla con llamados y reuniones. Pocos o ninguno da respiro.

En el frente cambiario, las exiguas reservas del Banco Central obligaron a su titular, Miguel Pesce, a negociar a contrarreloj con China la posibilidad de utilizar el swap entre autoridades monetarias para pagar importaciones y repagar de inversiones en esa moneda, para descomprimir la balanza de pagos en dólares.

Con el responsable de la política fiscal, Martín Guzmán, el Presidente tiene pendiente una discusión para resolver los detalles del preacuerdo que dará lugar, en unas semanas, al memorando de entendimiento que finalmente se enviará al Parlamento. 

Al respecto, el titular del Palacio de Hacienda y el Jefe de Estado tienen la difícil tarea de convencer a la propia vicepresidenta, Cristina Kirchner, al renunciado jefe de bloque en Diputados, Máximo Kirchner, y a buena parte de La Cámpora y otros jugadores de la alianza que no habrá un ajuste del gasto. Difícil, si no imposible tarea.

En este contexto, se hicieron imprescindibles las gestiones para acercar a todos los actores del arco opositor al Gobierno. Hacia allí están orientadas las gestiones del jefe de gabinete, Juan Manzur, y su equipo; del presidente de la Cámara de Diputados, Sergio Massa, dispuesto a convocar al diálogo a los bloques parlamentarios, y las del embajador argentino en Estados Unidos, Jorge Argüello, que organizó un raid por varias provincias para coordinar posiciones y advertir los riesgos de que naufrague el acuerdo.

De visita en Buenos Aires, Argüello hace gala de su aceitado diálogo con los gobernadores que han recurrido a él para destrabar exportaciones o acercar inversiones estadounidenses en estos dos años, y advierte de la necesidad de contar con todos los votos.

También el vicejefe de gabinete, Jorge Neme, reclamó a la oposición «entender que estamos resolviendo un problema que ellos dejaron sobre la mesa». Destacó que «hay sectores de la oposición con responsabilidad de acompañar la propuesta del gobierno», y descontó que el oficialismo tendrá en marzo los votos necesarios para homologar la negociación que demoró más de dos años.

f:El Cronista