Francisco: «No soy peronista, pero ¿qué tiene de malo serlo?»

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Lo dice en el libro «El Pastor», producto de una década de conversaciones con los periodistas Sergio Rubin, de Clarín, y Francesca Ambrogetti, de ANSA.

En pocos días más -el 13 de marzo- se cumplirán diez años de un hecho singular para la Iglesia católica. Porque fue elegido el primer papa latinoamericano y jesuita tras la histórica renuncia de Benedicto XVI. Pero también constituyó un acontecimiento extraordinario para la Argentina porque un hijo de esta tierra llegaba a la Cátedra de Pedro: Jorge Mario Bergoglio. No faltaron quienes por estos lares le sumaron otra originalidad al afirmar que también había llegado un peronista.

Por primera vez, el propio Papa niega ser peronista en un libro que acaba de aparecer. “Nunca estuve afiliado al partido peronista, ni siquiera fui militante o simpatizante del peronismo. Afirmar eso es una mentira”, dice. Y señala: “Tampoco estuve afiliado a Guardia de Hierro como dijeron algunos. La presencia de esa agrupación (peronista en los ‘70) en la universidad (Del Salvador, por entonces de la orden jesuita de la cual él era el superior) y mis escritos sobre la justicia social llevaron a que se dijera que soy peronista”.

No obstante, Francisco no considera que simpatizar con el peronismo sea algo en sí mismo criticable. “En la hipótesis de tener una concepción peronista de la política, ¿qué tendría de malo?”, pregunta. Y en respuesta a quienes le achacan recibir a muchos peronistas, responde: “Yo recibí y recibo a todos. Pero a veces hay algunos que buscan sacar rédito político, no siempre con buenas artes”.

La portada del libro de Francesca Ambrogetti y Swrgio Rubin que condensa una serie de entrevistas a lo largo de casi una década.

La portada del libro de Francesca Ambrogetti y Swrgio Rubin que condensa una serie de entrevistas a lo largo de casi una década.

“Me viene a la memoria -recuerda- el caso de un candidato que asistió a la misa en Santa Marta. Al final me preguntó si podía tomarse una foto conmigo, le dije que sí y le pedí que no hiciera ninguna travesura. Me respondió que la foto era para compartirla con la familia, pero a la semana siguiente Buenos Aires apareció empapelada con afiches de campaña de su foto. Eso no se hace”.

Y completa la evocación del episodio: “Para colmo -subraya-, la foto estaba trucada porque se quitó el entorno de la capilla y de las demás personas que estaban presentes para dar la impresión de que haber sido tomada en un encuentro a solas”.

“El Pastor: Desafíos, razones y reflexiones de Francisco sobre su pontificado” es el título del libro cuyos autores son la periodista italiana, de la agencia ANSA Francesca Ambriogetti y del periodista Sergio Rubín, de Clarín, quienes cuando Jorge Bergoglio era arzobispo de Buenos Aires lo entrevistaron para el libro «El Jesuita», publicado en 2010 y convertido en best-seller mundial tras su elección como Papa.

Francisco con los líderes anglicano y presbiteriano durante su reciente visita a Sudán del Sur.

Francisco con los líderes anglicano y presbiteriano durante su reciente visita a Sudán del Sur.

El libro es el resultado de una serie de conversaciones que los autores mantuvieron con el pontífice a lo largo de sus 10 años de pontificado. Incluye cuestiones como el combate a los abusos sexuales cometidos por miembros del clero y la corrupción en las finanzas vaticanas. También sus posiciones en materia económica y mediambiental abarcando hasta la pandemia y la guerra en Ucrania.

Francisco parece salir al cruce también de quienes lo acusan de fomentar el “pobrismo”. “En ninguna parte de la Biblia figura un mandamiento de producir pobreza. Sí, es bienaventurado el pobre de espíritu, el que no está apegado a la riqueza”, dice. “Pero de ninguna manera está mal producir riqueza para el bien de todos. Diría más: producir es un acto de justicia”, redondea.

No condeno el capitalismo como me adjudican algunos”, también aclara. “Tampoco estoy en contra del mercado, sino a favor de lo que Juan Pablo II definía como economía social de mercado. Esto implica la presencia de una ‘pata’ reguladora, que es el Estado, que debe mediar entre las partes. Es un mesa de tres patas: Estado, capital y trabajo”, precisa.

Francisco dice que el mundo está agrietado y que hace falta achicar las divisiones para afrontar los desafíos actuales.

Francisco dice que el mundo está agrietado y que hace falta achicar las divisiones para afrontar los desafíos actuales.

En cuando a la proliferación y perpetuación de los planes sociales el Papa afirma que ”la ayuda económica del Estado al desempleado debe ser pasajera para no afectar la cultura del trabajo. Además, tengamos en cuenta que el trabajo hace a la dignidad de las personas y una cosa es vivir de la caridad y otra es ganárselo con el propio esfuerzo”.

Francisco también advierte sobre los malos sindicalistas. “Los atropellos a la dignidad del trabajador y sus derechos no solo provienen de ciertos patrones -asevera- , sino también de aquellos sindicatos que se enferman porque sus dirigentes van lentamente elevando su nivel de vida y olvidándose de sus representados”.

Con respecto a la corrupción en las finanzas vaticanas -el libro compendia sus medidas al igual que las referidas a los abusos) , afirma que “el dinero es una tentación fuerte. El diablo entra por el bolsillo, la corrupción empieza por el dinero y con el dinero se compran conciencias. Y en la Iglesia esto lamentablemente pasó. Para decirlo de un modo llano, en el IOR (el banco vaticano) tuve que ‘cortar cabezas’”.

Por otra parte, dice que el abuso sexual “no solo es un delito, sino un delito grave cuyo daño es irreparable y obviamente demanda una severa condena. El proceso (para combatirlo) que se inició dentro la Iglesia antes de mi elección está teniendo resultado. El informe que la Justicia de Pensilvania difundió en 2018 detectó poquísimos casos desde 2002”.

Reitera que su renuncia “ya está firmada por si padezco una enfermedad que me impida continuar…”. Dice que no le tiene “miedo a la muerte, no sé si por inconsciencia o porque sencillamente no me lo planteo”. Pero firma que le pide a Dios que “cuando me llegue la hora lo que me ocurra no me duela”.

Acerca de su demorado viaje a la Argentina

Francisco dejó abierta la posibilidad de viajar a la Argentina. “El propósito sigue vigente. Es injusto decir que no quiero ir”, afirma ante una consulta sobre los compatriotas que lo critican por no haber visitado su país.

“En realidad, estuve cerca de hacerlo en noviembre de 2017. Quería repetir el periplo que hizo Juan Pablo II en 1987 y también visitar Uruguay y Chile. Sin embargo, la gira se complicó porque había elecciones en Chile.

Entonces, se organizó el viaje a Chile para enero, pero se dejó afuera a Argentina y Uruguay porque durante ese mes hay mucha gente de vacaciones en esos países”.

No obstante, asegura: “No estoy lejano, me siento cercano. Estoy siempre en contacto con muchos compatriotas”.

Algo es seguro: un eventual viaje no sería este año por ser electoral. Las papas no viajan a paises en época de elecciones.