jueves, marzo 28

“Guerra total” entre Cristina Kirchner y Alberto Fernández tras las renuncias en el Gabinete

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En el Gobierno entienden que con la carta que publicó, la vicepresidenta redobló la apuesta. Este jueves por la tarde el primer mandatario había dicho que “con presiones no lo van a obligar”

Columna de Jorge Lanata originalmente publicada en TN (Todo Noticias)

Si hay un título posible para esto es “Guerra total”. Hoy en este momento, a esta hora, la guerra es total. En el Gobierno interpretan que con la carta, Cristina Kirchner encerró a Alberto Fernández y que al Presidente no le queda otra que acatar lo que su vicepresidenta quiere, o romper definitivamente. En la misiva, ella le recuerda a él que fue ella quien lo puso, se despega de la derrota y blanquea que pide la renuncia de Cafierito. Además, lo destruye a Biondi, el vocero presidencial, diciendo que no se le conoce la voz y demás.

Lo que está haciendo Cristina con la carta es apretar públicamente al Presidente. Propone al gobernador Juan Manzur como jefe de Gabinete, que finalmente dijo que no, que tiene demasiados problemas en la provincia de Tucumán. La situación en este esquema de guerra total es que hasta ahora no renunció nadie, ni siquiera “Wado”, y en el Gobierno entienden obviamente que Cristina redobló la apuesta con la carta. La vicepresidenta y el primer mandatario no hablaron en todo el día. Estos son los hechos objetivos.

Preguntas posibles alrededor de este asunto, si podía esperarse esto o no. Primero una pregunta general: ¿El kirchnerismo está preparado para perder? ¿Es un partido realmente democrático? Porque un partido realmente democrático está preparado para perder. No puede ser que recién al perder un partido se desarme. Un partido, alianza o como quieran verlo. Porque eso habla de la fragilidad con que se construyó, evidentemente. Un partido democrático tiene que estar dispuesto a ganar pero también tiene que estar dispuesto a perder. No puede ser que sólo funcione ganando. Esta es una de las principales cosas para ver en el medio de esta crisis.

En segundo lugar, esto es evidentemente una alianza endeble. Cristina sigue con la paranoia de las operaciones de prensa. Esto va mucho más allá y no se construyó con operaciones de prensa. Las diferencias entre Cristina y Alberto a la hora de pensar la Argentina y de pensar la política son evidentes y se fueron haciendo cada vez más grandes a medida que el gobierno iba transcurriendo.

Hoy es fácil decir para Cristina que pensaba que iban a perder, sin embargo ella se ocupó de poner la mitad de los candidatos o más. Tampoco puede despegarse de la derrota, en el sentido de decir, “yo pensé que íbamos al muere con esta historia”. No creo que haya sido así. Cristina participó de la formación de las listas como nadie.

De hecho, lo hemos venido contando desde hace dos meses. Estaba todo parado hasta que finalmente Cristina decidía quién iba y quién no. Es poco creíble la actitud de la vicepresidenta de que no tuvo nada que ver. Del mismo modo que es poco creíble que no tuvo nada que ver también, cuando ella dice que estaba todo mal, porque viene gobernando cada vez más y su influencia es cada vez mayor ya desde hace siete u ocho meses, no es desde ahora.