Guzmán pierde poder y la única que sabe lo que quiere es Cristina

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Por Ricardo Kirschbaum para Clarín

Fernández tiene un espacio reducido de maniobra. El ministro Martín Guzmán podría lograr un acuerdo con el FMI que repercutiría dentro del FDT.

Guzmán pierde poder y la única que sabe lo que quiere es Cristina

Alberto Fernández está en un brete definitorio. Puede cerrar el acuerdo con el Fondo, como se lo comunicó el atribulado Martín Guzmán, pero esa decisión tendría serias consecuencias en la relación con Cristina. En otras palabras, el problema, paradójicamente, ya no es tanto con el FMI sino con el Frente de Todos. El tour de force verdadero es quién detenta el poder interno: sobre esa cuestión en la alianza oficialista no parece haber discrepancias. Si eso ocurre adentro, en el exterior está claro que pesa más Cristina que Fernández.

Los empresarios que escucharon al Presidente el jueves en Olivos, es que las coincidencias con el Fondo son más de las que se conocen, lo que allanaría un acuerdo. Los interlocutores barruntaron luego que el problema es de política interna. Si fuera como Alberto lo contó, se explica mejor el desaire de Cristina a él y a su ministro de Economía, que estaba cara a cara con la jefa del Fondo y con las autoridades del Tesoro de EE.UU., cuando la vicepresidenta fulminó la negociación en términos políticos. En definitiva, ha sido una pésima semana para el gobierno y no por culpa de la oposición.

Guzmán está en una posición difícil porque trata de ejecutar algunas de las políticas de corrección (ajuste, para el vulgo, pero esa es una palabra políticamente incorrecta), se compromete con el FMI y la administración demócrata pero encuentra en sus diálogos descreimiento en el poder que el ministro posee para cerrar acuerdos. Ahora debe dedicarse a convencer a Cristina de que cerrar con el Fondo le dará más beneficios políticos que no hacerlo. ¿Cuál será el destino de Guzmán si ese ejercicio de persuasión no rinde frutos? ¿Qué impacto tendría esa situación sobre Fernández y Massa, otro de los miembros de la coalición que apoya la necesidad de cerrar con el FMI?.

Cristina continúa en las categorías de la guerra fría cuando comparó, con desmesura y arbitrariedad, el respaldo que Estados Unidos dio a Macri en el Fondo Monetario, con el apoyo de Washington al golpe militar de 1976 y lo extendió incluyendo la alianza con los británicos en la Guerra de Malvinas.

Por si no se entendía bien, hizo flamear que los únicos que brindaron las vacunas al país fueron Rusia y China (a us$20 por unidad). Omitió, quizá por prudencia, que está en marcha un ambicioso plan de desarrollo agrícola en Cuba para la producción de alimentos.

En esa sintonía, la salida del Grupo de Lima con el argumento de que éste no sirvió puede ser entendido en ese marco retórico, aunque sería injusto cargarse esta decisión solo a CFK. Se paga más costo por irse, con toda la retórica, que con haberse quedado en silencio. Ni México, que para Fernández es la luz que alumbra este mundo en penumbras, dio ese paso. Maduro agradeció el gesto: ese elogio es el que define a quien se ha beneficiado. Lo más probable es que esta ruptura tenga también que ver con la presión interna sobre la Casa Rosada.

Fernández con un espacio reducido de maniobra ya cedió a Losardo pero impuso a Soria, a quien consideran un elefante en el bazar de la Justicia, para frenar la pretensión de Cristina de imponer a una abogada que estuvo involucrada en el Operativo Puf para voltear la causa de los Cuadernos de la corrupción.

Ahora está empeñado en tumbar a Berni, un objetivo modesto pero igualmente difícil para un Presidente que está sediento de que algo le salga bien.