jueves, marzo 28

¿Hasta cuándo aguanta una brecha entre dólares del 100%?

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Por Daniel Fernández Canedo para Clarín.

El gobierno pide “paciencia” para estabilizar al mercado cambiario. Pero la brecha se amplía y el mercado sigue apostando a los dólares.

¿Hasta cuándo aguanta una brecha entre dólares del 100%?

El martes 13 de octubre el Banco Central salió airoso de la prueba cambiaria: no perdió dólares en la reanudación de las operaciones de una jornada de atranque tenso al calor de la protesta contra el gobierno del día anterior.

Pero el alivio no pudo ser completo. La suba del dólar “contado con liquidación” volvió a disparar la “brecha” que lo separa del oficial a 102%, una distancia que sigue marcando el grado de incertidumbre con que opera el mercado financiero argentino en estos días.

Las definiciones de la vicejefa de Gabinete, Cecilia Todesca, en Clarín abrieron un paraguas amplio sobre las certezas que tiene el Gobierno a la hora de pensar el problema del dólar que tiñe a la economía desde hace meses.

Todesca fue clara respecto a que piensan que el peso se seguirá devaluando como hasta ahora (atando al dólar oficial a la inflación) y que con ese “tapón” se evitaría una estampida inflacionaria que golpearía los bolsillos de la gente y aumentaría la pobreza.

Conceptos como “las devaluaciones son contractivas” o “si todos los argentinos quieren ahorrar en dólares la economía no funciona” marcaron el trasfondo de la visión oficial en la cual el problema es que no hay tantos dólares como la gente demanda. En realidad el problema básico está en la desconfianza del peso más que en la fortaleza del dólar.

Dólares en el mundo están sobrando y , de hecho, en estos días se deprecia por la fuerte emisión de EE.UU ante la pandemia de coronavirus.

Pero volviendo al tema de la brecha cambiaria la clave está en cómo piensa el gobierno reducirla del 102% en el que viene galopando como consecuencia de un dólar oficial mayorista de $ 77,43 y un “contado con liquidación”​(CCL) de $ 156,27.

Los economistas suelen decir que con esa fotografía la demanda de dólar oficial es “infinita” en el entendimiento que es un activo que se muestra relativamente atrasado.

Una consecuencia de esa realidad y al estar el dólar “blue” en $ 160 que podría considerarse caro es que aparece demanda de “sustitutos” de dólar que son aquellos productos que tienen incorporados piezas o partes valuadas a dólar oficial.

Casos típicos son el repunte de la venta de autos o de motos, bicicletas, electrodomésticos como consecuencia de que tenedores de pesos buscan bienes que contengan dólares “baratos”.

Esas decisiones defensivas con la paradoja de creer ahorrar cuando en realidad se consume forman parte de del paquete de consecuencias que derrama una brecha cambiaria tan amplia.

El abc de esas decisiones corren por cuenta de los productores que retienen granos o de los exportadores que postergan liquidaciones a la espera de una devaluación mientras que los importadores se apuran a comprar insumos y bienes en el exterior por temor a ese posible salto cambiario.

Una de las particularidades de la crisis actual está dada porque técnicamente el dólar oficial no está retrasado frente a la inflación y otros indicadores pero las expectativas negativas provenientes de la política, y las idas y venidas de la economía, arman un cóctel devaluatorio.

Un camino para aquietar las aguas es reducir la brecha cambiaria y la propuesta del Gobierno en boca de Cecilia Todesca es tener “paciencia”. ¿Hasta cuándo?

En el discurso oficial es hasta que lleguen los dólares del campo. Ya sea por los US$ 2.000 millones que podrían llegar en los próximos tres meses como respuesta a la baja temporal de retenciones o a los que liquidarían en abril (una eternidad en medio de la pandemia) los exportadores de soja.

El dilema es que con sólo con una devaluación la economía no arranca pero con una brecha cambiaria de 100%, tampoco.

¿Hay experiencias de economías que mantuvieron durante mucho tiempo brechas cambiarias de 100%? Sí, dice la economista Marina Dal Poggetto: “la de Venezuela pero allá los dólares son del Estado” y acá son de los productores y los ahorristas.

Claro que cuando el presidente Alberto Fernández habla de que los dólares deben “destinarse a la producción” está lejos de tranquilizar el ánimo de los tenedores de divisas.

El Banco Central prácticamente noqueó al cupo de US$ 200 mensuales que pueden comprar los minoristas.

De los más de 4,7 millones de compradores que se registraron en agosto, unos 3 millones no pudieron hacerlo en octubre. El goteo se redujo notablemente y la estrategia defensiva para las reservas le permitiría seguir “tirando” un tiempo.

En ese ir “tirando” habrá que incluir el contrapeso entre la emisión de pesos para financiar el déficit y su impacto sobre el dólar y la inflación y la necesidad oficial de generar mecanismos atractivos para que la gente se sienta tentada a vender sus dólares y ganar con los pesos.

Hasta que ese vuelco se produzca y el horizonte económico se pueda despejar de nubarrones y reducir la tensión política, tendrá razón Todesca con su decir de que si todos quieren dólares, esta economía no arrancará.

Pero vale repetir aquello de que el problema es el peso, el dólar está vivito y coleando.