martes, abril 16

Horror en la cárcel de Devoto: un preso denunció que vendían droga en el pabellón y lo empalaron como venganza

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  • 2020-02-18

El hecho, que ocurrió en octubre de 2016, fue elevado a juicio oral este febrero. Hay tres presos acusados por el delito de torturas y tres agentes penitenciarios imputados por no hacer nada para frenar el ataque. carcel de devoto

El juez Alejandro Ferro hizo lugar al pedido de la fiscal Mónica Cuñarro, titular de la Fiscalía Criminal y Correccional N° 16 de la Capital Federal, y en consecuencia se discutirá en juicio oral y público la muerte de José Osvaldo Benítez, un preso del penal de Villa Devoto que fue salvajemente asesinado y sometido a la tortura conocida como «empalamiento».

Por esa causa irán al banquillo los actualmente detenidos Alejandro Daniel Nogués, de 46 años, alias «Uruguayo”; Fernando Matías Pacheco, de 34 años, alias «Gordo Fernando” y Jonatham Ricardo Rolón, de 25, alias «El Sicario de Don Orione”.

También están imputados los agentes del Servicio Penitenciario Federal Miguel Ángel Rolón (32), Nelson Javier Vargas (28) y Marcelo Fabián Lezcano (42).

El hecho, de características horrososas ocurrió en la noche del 16 de octubre de 2016 dentro del Complejo Penitenciario Federal de la Ciudad de Buenos Aires, popularmente conocido como la cárcel de Devoto. Esa noche, de acuerdo a los testimonios colectados, la víctima habló por teléfono con su pareja y le habría hecho saber de sus temores a una represalia por parte de otros detenidos por haber dado información a las autoridades sobre la venta de drogas en la cárcel.

En efecto, la venganza se consumó de la manera más brutal imaginable. Benítez fue virtualmente secuestrado dentro de uno de los espacios del pabellón y durante 8 horas salvajemente torturado y sometido a empalamiento. La Justicia consideró que semejante crimen no pudo haberse llevado a cabo sin la complicidad de agentes del Servicio Penitenciario que, como se indicó, ahora irán al banquillo.

Es que Benítez gritó de dolor durante toda la noche y ninguno de los guardias a cargo de la seguridad en el pabellón movió un dedo para ir en su ayuda. A las 8 de la mañana siguiente, cuando llegó la hora del recuento, los penitenciarios comunicaron a las autoridades la ausencia de Benítez que fue hallado por otros presos desangrándose.

En su acusación, la fiscal Cuñarro, consideró que los penitenciarios acusados «estaban al tanto del negocio de la venta de drogas» y que por eso «colaboraron con la venganza mediante el ninguneo al pedido de ayuda de la víctima».

Los presos acusados podrían recibir otra condena de hasta 25 años en tanto los penitenciarios hasta 10 años de cárcel.