“Cuando se recompuso la demanda, principalmente de la mano de la temporada de invierno, muchas empresas se encontraron con niveles inéditamente bajos de stock. Con una demanda con síntomas de recuperación y una oferta limitada, hubo presión en los precios. También hubo otra limitante por el lado de la oferta, que es la reducción en las importaciones de manufacturas textiles, que en el primer semestre se contrajeron casi un 40% frente al mismo período del ya alicaído año 2020″, indicó el economista.
“Ante la expectativa de la continuidad del aumento en el nivel general de precios y la percepción de que un eventual movimiento más brusco en el tipo de cambio oficial en los próximos seis meses, una política lógica de las empresas fabricantes y comercializadoras es anticiparse a posibles pérdidas de valor de sus activos. Y eso se realiza fundamentalmente de dos maneras, aumentando los precios de ventas sosteniendo así el valor de reposición de su mercadería, o restringiendo ventas”, explicó Besmedrisnik a la periodista Ximena Casas para Infobae.
Según la Cámara Industrial Argentina de la Indumentaria (CIAI), “durante el segundo trimestre de 2020 gran parte de nuestras empresas no estuvieron habilitadas para trabajar y únicamente podían aquellas dedicadas a la confección de kits sanitarios, la comparación con mayo de ese año muestra un incremento en las cantidades fabricadas de 149,8%, según el Indec. En cambio, comparado con mayo de 2019, la producción muestra una disminución de 20,6%, explicada fundamentalmente por la la reducción del mercado debido a la caída del poder adquisitivo de la mayoría de la población”.
Otro motivo detallado por Luciano Galfione, secretario de la Fundación Pro-tejer que agrupa a firmas del sector textil y de confecciones, se explica por los enormes costos de comercialización en la Argentina. “Las comisiones que cobran las tarjetas son más altas que en cualquier otro país. Y los impuestos se multiplican. Te pueden cobrar Ingresos Brutos de cualquier lugar. En la provincia de Buenos Aires si ahí está la empresa, en Ciudad de Buenos Aires si se usa Mercado Pago y en Santa Fe si está ahí el cliente. Son tres impuestos de tres jurisdicciones por una sola venta. A lo que se suma IVA y Ganancias. Un sistema arcaico, donde se superponen impuestos, que complica en vez de simplificar”, detalló Galfione.